Después de haber saboreado las mieles del éxito de tres Nacionales consecutivos (1970, 71 y 72) y de haber sido catalogado como el mejor equipo del Interior -se mantuvo durante 21 partidos invicto como local- Gimnasia volvía a representar a Mendoza en la Primera División del fútbol argentino en el Nacional 1975.
El desafío era enorme. Ni más ni menos que comenzar a desandar (y nada menos que superar) lo que significaba la era D. V., después del Víctor.
El gran Víctor Antonio Legrotaglie anunciaba su retiro del fútbol tras 20 años de trayectoria. Así lo reflejaba Los Andes en una nota publicada el miércoles 27 de agosto de ese año y bajo el siguiente título: “Legrotaglie enseñará fútbol en Gimnasia”.
El comunicado oficial emitido por el club está firmado por el presidente Samuel Kolton y el secretario general Guillermo Herrera, quienes ese día llegaron hasta la redacción de Los Andes junto a Otelo Frecentese y Héctor Guzzo para acompañar al Víctor y comunicar la novedad de que a partir de ese momento Legrotaglie se convertía en Coordinador del Departamento Fútbol del Lobo.
Además, en la misiva emitida por el club se dejaba constancia de que la CD había resuelto realizar un partido homenaje a Legrotaglie antes del inicio del Nacional de ese año “con la participación del primer equipo de Gimnasia y todos sus refuerzos ante un calificado conjunto a designar”.
Lobo reforzado
Eran tiempos de bonanza económica para Gimnasia, que había logrado clasificar a a aquel Nacional tras ser campeón de la Liga Mendocina en 1974. Ni lerdo ni perezoso, bajo la batuta y las gestiones del Víctor (una especie de manager de la época), el Lobo sumó ocho refuerzos (ver aparte) de cierto relieve.
Aunque la figura que quiso incorporar y no llegaron a buen puerto fue ni más ni menos que a Tomás Felipe Carlovich, quien al año siguiente llegó al Parque pero para jugar en Independiente Rivadavia y salir campeón.
Después de una dura pretemporada en Chacras de Coria bajo las órdenes del profesor Aníbal Juliá -según recuerda el Cura Vergara- llegó el debut: fue el 21 de setiembre de ese 1975 ante Atlético de la Juventud Alianza de San Juan, que parecía una sucursal de San Martín porque había incorporado a Raúl Tamagnone, Juan Manuel Chacón, Juan Carlos Pereyra (también ex Gimnasia), Eduardo Maryllack, Miguel Astrada y Gregorio Dubrowszcyk, entre otros.
A la semana siguiente, llegó el partido más esperado: River, campeón del Metropolitano 1975 (acababa de romper con una nefasta racha de 18 años sin títulos) visitó el Bautista Gargantini, donde el Lobo hizo las veces de local durante todo el certamen, y el partido terminó igualado 1 a 1. El gran responsable de que el encuentro finalizara empatado fue el Gringo Enrique Reggi, figura excluyente no sólo de ese partido sino de todo el campeonato.
La primera victoria del Blanquinegro llegó en la tercera fecha: 2-0 ante All Boys con goles del Loco Letanú (uno de los goleadores junto a Palavecino con 7) y Salguero. Otras grandes producciones fueron en las recordadas victorias frente a Vélez (3-1), Cipolletti (4-2) y Huracán (2-1).
En la incipiente era post Legrotaglie, el Lobo finalizó cuarto en su zona, a dos puntos de la clasificación.
Desde ese año, el templo es el Legrotaglie
Ese 1975 no sólo fue un año especial para el Lobo por el retiro de su máxima figura. Es que la historia también dice que desde ese año el templo mensana recibe oficialmente el nombre de Estadio Víctor Antonio Legrotaglie, en homenaje al Maestro.
Fue inaugurado el 25 de marzo de 1934, en un partido amistoso ante Gimnasia y Esgrima de Santa Fe que convocó a 20 000 personas. El 14 de marzo de 2015, luego de la ampliación y remodelación de la platea oeste alta, pasó a llamarse “Juan Gilberto Funes”, en homenaje al ídolo puntano.
Tres perlas de ese torneo
Punto de partida
Luego de la derrota inicial en San Juan, el Lobo igualó en la segunda fecha (1-1) ante el River campeón.
Paseo por Liniers
Con dos goles de Oscar Palavecino de penal y otro de Letanú, el Lobo le ganó a Vélez 3-1 de visitante.
Lo dejó afuera
Ante un rival que tenía cracks de la talla de Brindisi, Houseman y Ardiles, Gimnasia jugó un gran partido.