La enseñanza de doña Tota a los políticos mendocinos - Por Leonardo Rearte

Cuando era chico “cada vez que nos sentábamos a la mesa, decía: ‘yo no como, me duele el estómago’.¡mentira!, era porque no alcanzaba.

La enseñanza de doña Tota a los políticos mendocinos - Por Leonardo Rearte
La enseñanza de doña Tota a los políticos mendocinos - Por Leonardo Rearte

1. Estamos tan maradonianos, que voy a sumarme a la ola y refritar la mejor anécdota del Diego. No es de esas hilarantes que incluyen a Ruggeri,  bidones tóxicos, ni épicas que narran trampas con la mano, que tanto nos encantan. En ésta, él es Pelusa. Y la protagonista es la Tota, su mamá. Esta historia sucedió en Villa Fiorito, Buenos Aires, al comienzo de los ásperos ‘70. La cosa estaba peliaguda como siempre para los Maradona, gente de trabajo y de ingenio para parar la olla en un conurbano que empezaba a tener la fisonomía feroz de hoy. “Recién a los 13 años me di cuenta que mi vieja nunca había sufrido del estómago -contó el 10 a Jorge Guinzburg en el recordado “Mañanas informales”-. ¡Nunca tuvo dolor de estómago!, siempre quiso que comiéramos nosotros. Y, cada vez que nos sentábamos a la mesa, decía: ‘yo no como, me duele el estómago’. ¡Mentira!, era porque no alcanzaba. Por eso la amo a mi vieja”. El verdadero significado de la palabra urgencia, emergencia, crisis anda por aquí; tiene que ver con el espíritu de este pequeño recuerdo. Momentos que obligan a uno a hacer todo lo que hay que hacer para que el otro tenga un día más de comida. Por el contrario, los “estados de emergencia” en Argentina, enunciados livianamente como “prioridades políticas”, son -al menos- extraños. Tienen mucho de rosca y poco de urgencia. También tienen mucho de mentira, pero no precisamente piadosa.

2. El Poder Judicial ha solicitado al gobierno nacional una nueva partida presupuestaria para redondear el bonito número de 69% de aumento anual para su personal. Los sueldos básicos rondarán los $ 341.710 para un juez de la Corte y $ 58.477 para un ayudante. Sí, el que se inicie bajo los acogedores brazos de la familia judicial cobrará cerca de 60 lucas. “Los salarios judiciales están desde hace años dentro de una polémica porque, en su enorme mayoría, no tributan el impuesto a las Ganancias”, completa la noticia con la que los argentinos nos desayunamos el miércoles.

Aquí en la provincia, hemos recibido data de talante similar. En fría letra de molde se nos comunicó que la actualización por inflación de los sueldos de estatales provinciales, a los cuales se han sumado con dudoso criterio los funcionarios políticos, ha llevado a que un legislador ponga en su bolsillo 160 mil pesos (200 mil brutos) mensuales, con el agravante de que se trata de una de las cámaras legislativas más populosas del país.


    Gentileza
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Esta coqueta suba que los honorables diputados y senadores vernáculos han previsto para sí, representa un 60% más respecto a un año atrás: en agosto del 2018 cobraban casi $100.000 (tal como dice el informe firmado en este diario por Juan Manuel Torrez). Mendoza es el quinto distrito electoral más poblado, pero, curiosamente, en cantidad de legisladores está segundo. El ranking lo encabeza la provincia de Buenos Aires, con 138 señores con banca (en el amplio sentido de la palabra); los 86 de nuestra provincia superan a los de Salta, que tiene 83. Las tres forman parte del selecto grupo de ocho con sistemas legislativos bicamerales. En cambio, otras más pobladas como Córdoba, Santa Fe y CABA tienen menos legisladores y sistemas unicamerales.

Entonces, sumale a la cuentita, los gastos corrientes, los asesores, los viajes, viáticos, y mandame todo a la mesa 8. Sale con fritas.

3. Sería bueno que los señores dirigentes, ya que saben tanto, tomen nota de la diferencia elefantiásica que se va redondeando entre los sueldos de los funcionarios políticos con los del sector privado, o incluso la diferencias -abismos- que hay entre los mismos estatales. Porque no es lo mismo que se ajuste vía cláusula gatillo un sueldo de una enfermera (mucho más cercano a la mínima; y absolutamente merecido, ni falta hace decirlo) que lo haga un jugoso bono de asesor o legislador de traje de seda.

A este ritmo no hacen más que crecer exponencialmente las diferencias entre una casta privilegiada y los laburantes de a pie (de a pie porque no alcanza ni para nafta). Sería bueno, opino, que la cláusula deje de gatillar al presupuesto provincial, por favor, y que no entren en el beneficio de la suba automática -por ejemplo- aquellos que cobran lo que sale un viaje a Miami todos los meses.

Sería apropiado, desde el sentido común (ya ni siquiera aspiro que se lo observe desde la ética) que la gente que debiera pensar en el bien común (de hecho, se le paga para eso) se ocupe de los que cobran la mínima o de los que directamente no cobran, cimentando el 8,4% de desocupación que nos jaquea a diario en el Gran Mendoza.

Dato curioso: ¿vieron que a la hora de legislar aumentos de dietas políticas no hay grieta? ¡Están todos de acuerdo! No hay debate ni mano levantada diciendo, “che, se nos pasó un poco la mano”...

4. Las obviedades: claro que sería bueno que todo el país gane un sueldo digno y actualizado. Claro que es justo y necesario que todo el mundo le pueda pelear a la inflación mes a mes. Pero la verdad de la milanesa es que las distancias son exageradas, ya sea porque el Estado es más bobo que nunca o porque el sector privado es más vivo. No se trata de enfrentar una vez más a pobres contra pobres, sean del cuño que sean. Se trata de que sencillamente aquellos enormes privilegiados del sistema, aflojen un cachito, un cachito nada más. Tal vez, si aflojan un cachito, un cachito nada más, hacemos que la emergencia de la que tanto hablamos, signifique realmente emergencia...

¿Y si la crisis la enfrentamos entre todos? No me vengan con que no solucionaría nada bajar el gasto de choferes, asesores, celulares, racionalizar sueldos de políticos, o, por ejemplo, convertir la legislatura en unicameral. Que no me vengan con que esa reducción del gasto no alcanzaría para solucionar ninguno de los problemas que tenemos porque “en proporción” significa “muy poco” en el presupuesto global. ¿Y si probamos? ¿Y si al menos damos un mensaje de coherencia? ¿Acaso cuando una familia vive una emergencia el padre se va a almorzar a un hotel cinco estrellas mientras los hijos van descalzos a la escuela?

Alguna vez habrá que hacer como doña Tota, y dejar pasar el plato para que cenen los que más lo necesitan.

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