La empleabilidad en la nueva economía

Para conseguir empleo en la economía del futuro se requerirán no sólo nuevos conocimientos y y metodologías, sino también nuevos valores.

La empleabilidad en la nueva economía
La empleabilidad en la nueva economía

En cada revolución industrial, se dan fuertes debates acerca de las consecuencias que los cambios pueden generar en la forma de producir y cómo puede impactar sobre el nivel de empleo.  Y en la actual, dichos reparos se repiten.

No obstante, los sectores dirigentes deben saber que el proceso es imparable y que es su obligación tomar decisiones que acompañen al mismo. En ese caso, el gran desafío es asegurar la empleabilidad de los actuales y futuros trabajadores para que se puedan incorporar dignamente a la nueva realidad pero, además, para proveer al mercado trabajadores para que las empresas puedan afrontar el desafío tecnológico con personal con buena calificación.

La OIT ha definido a la empleabilidad como "la aptitud de la persona para encontrar y conservar un trabajo, para progresar en el trabajo y para adaptarse al cambio a lo largo de la vida profesional". Es una definición que da un marco conceptual amplio pero no deja claro las condiciones básicas que deberían reunir las personas que están o quieren estar en el mercado laboral.

Las condiciones para poder acceder a estas claves de la empleabilidad estarían definidas por ciertas aptitudes como capacidad de comunicación; adaptación al cambio; focalizar prioridades; buena autoestima; vocación para trabajar en equipo; tener competencia digital; creatividad e innovación; compromiso y liderazgo; hablar, al menos, otro idioma y vocación por seguir aprendiendo, entre las principales.

Como se puede apreciar, estas condiciones están referidas, principalmente, a valores y actitudes, algo que está muy por encima de las referencias habituales del sistema educativo formal, y nos pone ante la necesidad de reconfigurar los conceptos de educación, formación y capacitación.

Está claro que hay condiciones, como la competencia digital, que se pueden adquirir, pero con las que las nuevas generaciones ya nacen. Ellos son nativos digitales; tienen una gran familiaridad con estas herramientas. Pero los mayores deben trabajar y capacitarse para poder utilizarlas. Lo mismo ocurre con los idiomas, que deben ser aprendidos, y si se comienza en la escuela primaria, el aprendizaje es más fácil y natural.

Pero la mayoría de las condiciones dependen de valores o actitudes que se adquieren en la familia y en el entorno. La escuela no los enseña, solo transmite algunos contenidos y ciertas destrezas. Por eso es que será muy importante la transmisión de valores que salgan del seno familiar. Para los mayores es más complejo, ya que supone asumir un cambio cultural.

Dado que el proceso de cambio inducido por el cambio tecnológico se desarrolla a tanta velocidad, la mayor destreza que se debe enseñar es la de adaptarse al cambio con rapidez. Un autor refirió a este proceso como "aprender a aprender, aprender a desaprender y aprender a reaprender"

Lo más complejo será transferir estas habilidades a quienes hoy tienen trabajos que no se sabe si podrán subsistir en el tiempo. Es que en el proceso de cambio se torna fácil transferir capital de un tipo de actividad hacia otras, pero es muy difícil transferir mano de obra de una actividad que puede desaparecer a otra, que refiere competencias y calificaciones muy distintas.

Estamos frente a un gran desafío que compromete a toda la clase dirigente, porque más del 50% de los que hoy tienen trabajo no han terminado sus estudios secundarios, lo que los transforma en una población vulnerable, a la cual hay que recapacitar para que no pierdan condiciones de empleabilidad, mientras se prepara a las futuras generaciones dentro del sistema educativo formal.

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