La emotiva historia del alumno con cáncer que juró la bandera en su casa de Las Heras

Por estar en tratamiento por la enfermedad terminó de cursar cuarto grado en la modalidad de Educación Domiciliaria y Hospitalaria.

La emotiva historia del alumno con cáncer que juró la bandera en su casa de Las Heras
La emotiva historia del alumno con cáncer que juró la bandera en su casa de Las Heras

Con un fuerte y convencido "Sí, prometo" Adriel Sebastián Mestre Merfa (9) cumplió esta mañana con un deseo que le había quedado trunco. Cuando le faltaban sólo unas semanas para jurar la bandera junto a sus compañeros de cuarto grado de la escuela Don Bosco, en junio pasado, le detectaron leucemia y tuvo que dejar de asistir a clases para enfocarse en su tratamiento. Sin embargo no abandonó su escolarización, sino que  ingresó en la Modalidad de Educación Domiciliaria y Hospitalaria de la Dirección General de Escuelas (DGE) gracias a la cual pudo terminar el año. Ya recuperado, el jardín de su casa de Las Heras se convirtió en el escenario de la jura que fue acompañada por las autoridades de la DGE, su docente domiciliaria,  familia y compañeritos.

"Quería jurar la bandera, porque sentía que era algo que me había quedado pendiente", contó con alegría Adriel, elegantemente vestido con el uniforme y una flamante banda celeste y blanca. Acompañado de su mejor amigo Juan Pablo celebró que el año que viene podrán volver juntos a la escuela para comenzar quinto grado.

Inesperado diagnóstico

Todo marchaba como de costumbre para la familia Mestre Merfa, hasta que un día Mariela, mamá de Adriel, lo notó un poco pálido. Inmediatamente lo llevó a la pediatra quien le encomendó realizarle estudios completos. "Fuimos al Fleming, le hicieron los análisis y allí nos quedamos. Fue un viernes 9 de junio y a partir de entonces estuvimos internados 55 días", recordó la madre. Ella reconoció que nunca se esperaron ese diagnóstico y que tuvieron que procesarlo a medida que avanzaban con el tratamiento.

En ese momento su papá, que desconocía la modalidad Domiciliaria y Hospitalaria, pensó que su hijo iba a perder el año escolar.  “Pero como yo soy docente algo conocía. Mi marido hizo todos los trámites y así pudo empezar”, recordó Mariela. Ella detalló que primero tuvieron un contacto telefónico con quien se encargaría de la educación de su hijo y que luego la supervisora fue a verlo al hospital. “Cuando Adriel estaba bien de defensas recibía a la seño Beatriz y cuando le dieron el alta comenzó a venir a la casa”, contó la mujer.

Lejos de ser un pesar para el pequeño que estaba atravesando una dura enfermedad, el hecho de seguir el ritmo escolar de sus compañeros lo ayudó a seguir adelante. "Sintió que era su conexión con la realidad y no le fue para nada difícil", destacó.

Constantemente de buen ánimo Adriel esperaba a su docente mirando por la ventana."Si bien estuvo grave, siempre estaba contento y bien predispuesto", relató Beatriz Di Santo, la maestra domiciliaria que le fue asignada. Ella aseguró que el niño cumplió con todas las obligaciones que le asignó: "Realizó exposiciones orales de naturales, de sociales; ha investigado; ha hecho proyectos. Realmente se ha desenvuelto de una manera espectacular", subrayó la docente. De hecho terminó el ciclo con excelentes notas: "Se sacó 9 en Lengua y 10 en Matemática que es lo que más le gusta", precisó.

Deuda pendiente

Durante todo el proceso de escolarización en su casa, Adriel nunca olvidó que algún día iba a tener que jurar de la bandera. “Esa era su preocupación. Cuando quedamos internados, faltaba una semana para que empezaran para practicar para el desfile y el acto protocolar. En ese entonces él me dijo ‘mamá no nos podemos quedar, la seño me dijo que van a empezar las prácticas para jurar la bandera y no puedo faltar’”, recordó Mariela.

Si bien el momento tardó en llegar, esta mañana toda la famlia tuvo la gran satisfacción de ver al pequeño jurando la bandera y ya curado. "Hubo una remisión completa de la enfermedad. Si bien queda un año de tratamiento con pastillas y antibióticos, no hay vestigios de la enfermedad", expuso la mamá con innegable felicidad.

Más allá del aprendizaje de Adriel en su hogar, lo que más aprendieron como familia los Mestre Merfa fue a tener fortaleza. "Hay que estar siempre atentos, pero felices celebrando la vida. Como nos decía siempre Adriel 'sí se puede'", cerró.

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