Branko Orlovic, croata, es feliz porque ganó Argentina guiada por Daniel Orsanic, su hijo, en la tierra en que nació.
"Lo felicito con toda el alma. Lo quiero mucho, que siga así...". La emoción lleva a que las lágrimas afloren y tapen las palabras que un padre pude dedicar a su hijo.
"Nada fue fácil", sentenció don Branko y habla tanto de los comienzos de su hijo como de este final que apuntaba a una celebración de sus connacionales pero fue de Argentina gracias a un enorme Juan Martín Del Potro, un incólume Federico Delbonis y seguramente a la estrategia de Daniel.
Con la familia habitué del club Arquitectura, donde Branko fue uno de los primeros profesores de tenis, Daniel alternó su infancia y adolescencia entre las canchas de polvo de ladrillo del club de Beiró y Constituyente y los potreros del barrio de Agronomía.
"Era requete bueno" con la número 5, sentenció en un reportaje por TN el padre, quien confesó en tiempos de la elección por un deporte u otro que temía por los daños que podría sufrir como futbolista y además porque era un "ambiente muy bravo".
Carolina, la mamá de Daniel, contó los pasos y las libertades que tuvo su hijo para la elección, los primeros seis meses fuera del país y el camino como tenista.
Ayer lo recibieron con honores a los Orsanic en el club: "yo quería que ganara Argentina, aunque nací en Croacia" confesó y luego la emoción, que no habla de profesiones, sino del sentir de un padre por la felicidad de su hijo.