Aunque funcionarios y legisladores se esmeren en desmentirlo, la gran mayoría de las iniciativas impulsadas por el Gobierno en los últimos tiempos queda bajo sospecha. Ya no se trata de “esconder” las cifras reales del Indec o de continuar avanzando sobre la implementación de la ley de Medios sino que han avanzado en forma peligrosa sobre personas e instituciones.
Lo sucedido con la muerte del ex fiscal Nisman es uno de los ejemplos más elocuentes y el oficialismo logró en parte su objetivo: primero sembrar la duda sobre lo que verdaderamente ocurrió y posteriormente dejar de hablar del tema hasta que el tiempo se encargara de echar un manto de olvido.
Después el Gobierno avanzó sobre el Poder Judicial y, en los últimos días, sobre un miembro en particular de la Corte, Carlos Fayt, sobre quien, sorpresivamente, descubrieron que tenía 97 años y no podría ejercer su función, sin interesarle que, para lograr el objetivo buscado, terminen lesionando la imagen de un hombre de una conducta intachable y de una capacidad intelectual excepcional para desempeñarse en el cargo.
Esté de acuerdo o no con la actual gestión, la gran mayoría de los argentinos considera que hay segundas intenciones en cada una de las actitudes señaladas.
En ese mismo esquema podría ubicarse la decisión de convocar a la elección de los parlamentarios del Mercosur junto con las generales del mes de octubre. Todo se hizo demasiado rápido. El proyecto tuvo un acelerado tratamiento en las cámaras, la reglamentación del Ejecutivo fue inmediata y la convocatoria se hizo sólo días -por no decir horas- más tarde.
Fue precisamente el apuro del Gobierno por aprobar la ley en el Congreso lo que despertó las sospechas de la oposición, advirtiendo que la Presidenta evaluaría la posibilidad de postularse como candidata a legisladora del Parlasur, para tener fueros parlamentarios cuando concluya su segundo mandato.
Sólo una voz salió a desmentir la denuncia y fue la del flamante senador nacional y ex jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, quien calificó las versiones como “un enorme disparate, que tiene que ver, básicamente, con no detenerse a leer las cuestiones”.
El Parlasur es el órgano legislativo del Mercosur. En una primera etapa, sus integrantes eran elegidos por los congresos nacionales de entre sus miembros, pero según el Protocolo Constitutivo debería ser conformado mediante el voto directo y simultáneo de los ciudadanos de cada uno de los países que lo conforman: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
El Parlamento cumple funciones testimoniales referidas a la preservación de la democracia y los derechos humanos, incluyendo en el primer caso también a Bolivia y Chile, a través del Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático.
Anualmente debe presentar un informe sobre la situación de los derechos humanos en la región y las tareas incluyen su relacionamiento con los demás órganos del bloque. Si bien hay pasos que cumplir en diferentes etapas, el Parlasur entrará en funciones, a pleno, en 2020.
Esta última fecha es la que generó la desconfianza de la oposición, que se pregunta sobre cuáles son los motivos que llevan al Gobierno a decidir la elección de parlamentarios con tanta anticipación. También inquieta saber cómo serán los fueros que alcanzarán a los miembros electos en razón de que debería ser el propio Parlamento el que los fije y no los congresos de los países en forma individual.
Restaría conocer ahora cuál será la ubicación de la boleta respectiva en la lista sábana que los ciudadanos se encontrarán en el cuarto oscuro en el momento de votar.
Porque si se va a elegir a Presidente y Vice de la Nación en la misma elección, lo lógico y coherente sería que sea la fórmula la que vaya encabezando la boleta, seguido por los senadores y diputados nacionales y, por último los miembros del Parlasur, teniendo en cuenta que serán 19 que lo harán por un distrito único nacional y los 24 restantes a razón de uno por cada una de las provincias y la ciudad de Buenos Aires.
Si se adopta el criterio antes señalado podrían caerse las sospechas. Por el contrario, si Cristina Fernández de Kirchner encabeza la lista del distrito único nacional, si los miembros del Parlasur encabezan la lista sábana y si se sostienen los fueros como a los legisladores nacionales, no quedan dudas de que las sospechas quedarán ratificadas.
