Por Rosendo Fraga - Analista político - Especial para Los Andes
El peronismo se despliega en el sistema político argentino más allá de su derrota en octubre. De los gobernadores de provincia, la mitad (12 sobre 24) está identificada con el Frente para la Victoria (FPV), más allá de sus matices o diferencias. Pero hay otros 5 del Peronismo Disidente que ya enfrentaban al kirchnerismo antes de la elección, con lo cual el universo peronista alcanza a 17 gobernadores, más de dos tercios del total.
Esto se refleja en el Senado, donde el FPV tiene 40 de 72 legisladores, 3 más de la mayoría, que es la mitad más uno (37). Pero el Peronismo Disidente tiene otros 11, con lo cual el universo de los seguidores de Perón suma 51, más de dos tercios de la Cámara.
En Diputados, el bloque del FPV ha quedado con 81 legisladores, pero el Peronismo Disidente que lidera Massa reúne un ínter-bloque de 39 y los disidentes escindidos del primero -que no integran el segundo- son 17. La suma de los tres da 137 diputados: 8 por encima de la mitad más uno que se necesita para sesionar.
Pero mientras no emerja un nuevo liderazgo, como fue el Menem en los noventa, la breve bisagra representada por Duhalde, y el del matrimonio Kirchner en lo que va de este siglo, esta división del peronismo es funcional a la gobernabilidad que necesita el gobierno de Mauricio Macri.
Para avizorar el futuro del Pro la historia no es útil, porque simplemente esta fuerza no tiene historia. Pero en el caso del peronismo, que el año pasado cumplió setenta años, la visión hacia atrás sí puede resultar útil para conjeturar lo que puede suceder.
La mirada retrospectiva sobre los 32 años transcurridos desde el restablecimiento de la democracia muestra que, cuando el peronismo sufre una crisis en una elección presidencial, recién redefine un nuevo liderazgo con el resultado de la elección legislativa siguiente, que se realiza dos años después, en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral reuniendo tanto el 40% del PBI como de la población del país.
En 1983 el peronismo tuvo la primera derrota en una elección presidencial de su historia, con el triunfo de Raúl Alfonsín. Pero el nuevo liderazgo del peronismo recién surgió dos años después, cuando un dirigente “renovador”, Antonio Cafiero, obtuvo más votos en la elección de diputados nacionales en dicho distrito que la vertiente “tradicional”, representada por Herminio Iglesias. El primero devino así en nuevo presidente del peronismo.
Dieciséis años más tarde, en 1999, esta fuerza política sufrió su segunda derrota en una elección presidencial, con el peor resultado que se registre hasta ahora. Dos años después, el candidato derrotado, Eduardo Duhalde, gana la elección de senadores nacionales en el mismo distrito y se convierte en el nuevo líder del peronismo, sustituyendo en ese rol al ex presidente Carlos Menem.
En 2003, con el peronismo dividido en tres, de la elección presidencial surgió un liderazgo bicéfalo entre el ex presidente Duhalde y el nuevo presidente Néstor Kirchner. Recién cuando dos años más tarde, y nuevamente en la elección de senadores nacionales en la provincia de Buenos Aires, Cristina Kirchner ganó la elección a la esposa de Duhalde, el peronismo tuvo un solo líder que fue el marido de la primera.
Ahora, en 2017, la decisiva provincia de Buenos Aires vuelve a elegir senadores nacionales y posiblemente el peronista más votado en esta elección pueda emerger como el nuevo líder de esta fuerza política.
Por esta razón es que en torno de la ex presidenta Cristina Kirchner no descartan que ella compita en esta elección, como lo hiciera doce años atrás, para de este modo retornar a la actividad política. Daniel Scioli, el candidato del peronismo oficial derrotado el año pasado, recorre la provincia sin desmentir ser el candidato de su partido en esta elección bonaerense. Al mismo tiempo, el líder del Peronismo Disidente, Sergio Massa, analiza competir en octubre del año próximo en esta elección.
Mirando hacia atrás, el peronista que saque más votos en el distrito bonaerense en 2017 podría ser el nuevo líder del peronismo, como sucedió con las elecciones legislativas de 1985, 1999 y 2005.
En conclusión: el peronismo seguirá siendo la fuerza política mayoritaria en los próximos dos años pero sin un liderazgo unificado, hasta que la elección de senadores nacionales en la provincia de Buenos Aires pueda definirlo recién en octubre de 2017.