La economía mundial creció 5% anual en los últimos 6 meses, medida en capacidad de compra doméstica (PPP), porque más de 80% del auge global es obra de los países emergentes en 2018.
De ahí que esté exhausta la capacidad no utilizada del mundo avanzado (+ de 20% en EEUU entre 2010 y 2016), que fue el legado de los 6 años de estancamiento depresivo posteriores a 2008/2009.
Esto está acompañado por un aumento del precio de los commodities de más de 20% en los últimos 2 años, que es el impulso fundamental que arrastra la recuperación de los países emergentes y que hace que todos, sin excepción, crezcan al mismo tiempo. Lo previsible ahora es un aumento de la tasa de inflación por encima de los niveles de menos de 2% anual que alcanzó el año pasado.
El resultado ha sido que la economía crece por encima del potencial en los países avanzados en los últimos 2 años y que hayan aumentado las importaciones de EEUU más de 10% en 2017.
El cálculo de Goldman Sachs es que EEUU crece en este momento 2,5 puntos porcentuales por encima del promedio 2009/2016, y que lo hace a través de un aumento de 6,3% en la inversión fija a partir del cuarto trimestre de 2017, con un gasto en bienes de capital que se elevó 8,9% en ese periodo, lo que implica un crecimiento de 34% en los 12 meses de 2018. Lo notable es que la recuperación de los países avanzados se sustenta en un auge de la productividad de 1,1% anual, comparada con el nivel abismal de 0,1% en el año que experimentó en 2016.
La causa fundamental de esta alza de excepción de la economía global es la virtual desaparición del superávit de cuenta corriente de la República Popular, que tras ascender a 9,9% del PBI en 2007, ha caído ahora a 1,1% del producto, para tornarse negativo en el segundo semestre de 2018.
La razón de este cambio esencial es el boom de consumo que experimenta la población china —el mayor del mundo, por encima de EEUU—, que lo ha convertido en el responsable de 77,8% de su expansión en 2018, lo que ha ocurrido a pesar de que el renminbi se ha apreciado más de 20% respecto al dólar en los últimos 2 años.
Esto hace que las importaciones chinas hayan aumentado 5,9% anual en el primer trimestre de 2018, y que el déficit en la cuenta de servicios (US$ 265.000 millones en 2017) pueda duplicarse este año (el factor decisivo de esta situación es el turismo en el exterior de 135 millones de chinos, cada uno de los cuales gasta por viaje US$ 8.700).
Esta es la razón por la que China responde por más de 40% del auge de la economía mundial en el último semestre, comparado con 30% por año que alcanzó entre 2010 y 2017.
Lo que sucede en el momento actual es que la clase media china, de 440 millones de personas con ingresos comparables a los norteamericanos (US$ 35.000/US$ 45.000 anuales) compite con los 313 millones de estadounidenses en la puja por el incremento de la productividad mundial, cuando es la nueva revolución industrial la que la canaliza.
La economía digital china alcanzó a 34% del PBI en el 1er trimestre de 2018 y crece 18% anual, más del doble del PBI nominal, en tanto que EEUU, debido al recorte de impuestos de Donald Trump, ha desatado un boom de inversiones excepcional.
Esto ocurre cuando se intensifica la competencia por el poder mundial entre China y EEUU; y “…la competencia —dice Marx— es la naturaleza interna del capital, su carácter esencial, manifestado en la acción recíproca de muchos capitales entre sí, porque el capital solo existe y puede existir como una multiplicidad de capitales”.
Esto es lo que está exacerbando la innovación global en 2018 a través del despliegue excepcional de los “…espíritus animales” (“…esa urgencia espontánea a la acción antes que a la inacción”) como lo bautizó Keynes, y que hace vibrar a la economía mundial con la fuerza de la pasión en este momento.
De ahí el boom de inversiones en el sistema global de los últimos 6 meses. Alibaba y Tencent realizaron 32 y 40 fusiones y adquisiciones en 2017 (M&A), Las M&A han crecido 47% en los últimos 2 años, y tras alcanzar a 30.000 en 2008, se duplicarían en 2020. Las empresas transnacionales del mundo emergente (60% de ellas chinas) respondieron por 10% del M&A en 2008, pero alcanzaron a 35% el año pasado y se aprestan a superar 50% en 2020. La característica de la nueva situación mundial es que aumentan cada vez más los ingresos globales (serían US$ 125 billones en 2025), pero las ganancias netas se restringen en forma inversa por la agudización de la competencia, con una tasa de retorno de 1% anual o menos, y este fenómeno desata un boom de inversiones en nuevas actividades de mayor productividad, las de la nueva revolución industrial.
Los próximos 10 años de la economía mundial serán memorables.