La economía, mucho mejor que la política

Algunos datos indican que habría una leve pero esperanzadora mejoría en varios sectores, aunque el comportamiento de los políticos muestra un lado lamentable que genera dudas.

La economía, mucho mejor que la política

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

Algunos indicadores macro están comenzando a mostrar leves mejorías en algunas variables que, si bien no disimulan el mal desempeño de casi todo el año, estarían mostrando datos interesantes para recuperar el optimismo hacia 2017. No obstante, los políticos están dando espectáculos lamentables, como a los que ya nos tienen acostumbrados.

Por el lado del desempeño de la economía, los datos de noviembre están mostrando mejoría en la venta de cemento y asfalto, por efecto de la puesta en marcha de obras viales, aunque no tienen demasiado efecto en la creación de puestos de trabajo. La venta de automóviles nuevos tendrá un crecimiento del 9%, aunque con la salvedad que el auto más vendido en una pick up, señal de la recuperación del campo.

La inflación viene mostrando signos de desaceleración, aunque es dudoso el comportamiento del año próximo con aumentos ya anunciados del 10% en combustibles así como aumentos semestrales en electricidad. No obstante, el gobierno convalidaría acuerdos salariales por encima de la pauta inflacionaria establecida y más cercana a ciertos cálculos privados.

Los datos del consumo del año terminarán mal por un doble efecto: la caída del poder adquisitivo del salario y la acumulación de compras en cuotas hechas el año pasado como para escapar de la inflación y del cepo cambiario. Las ventas de autos usados también han caído por la falta de crédito accesible.

El problema de la economía argentina sigue siendo el volumen del gasto público que, en su mayoría, es improductivo. Aunque el gobierno se financie con deuda y no emita moneda, la dimensión del gasto es lo que condiciona el desempeño de la economía.

Por el lado del dólar, no se esperan demasiadas modificaciones, ya que los contratos de futuros están mostrando valores de $ 17,12 a marzo de 2017 y de $ 18 a junio de 2017. En general no se esperan subas más grandes por el fuerte ingreso de divisas provenientes de la venta de una cosecha récord de trigo, maíz y soja y a buenos precios.

Si le sumamos los dólares que ingresarán por el blanqueo, no hay muchas chances de que crezca mucho el valor de la moneda norteamericana en nuestro mercado en el primer semestre de 2017. De todos modos, el dólar se fortalece en el mundo y genera devaluaciones de todas las monedas. En Argentina, los bancos están perdiendo plazos fijos porque, a su vez, las empresas no toman créditos, mientras los inversores están tomando posición en dólares.

El problema más grande, que impide que el clima de inversiones se acelere viene de los ruidos del sector de la política. Las insólitas acciones para bajar la incidencia del impuesto a las ganancias a los asalariados de sueldos más altos, haciéndoles pagará indirectamente a los que menos ganan, en nombre de la justicia social es un verdadero disparate. La política argentina se parece cada día más al tren fantasma, donde están escondidos oficialistas y opositores.

La suba de las tasas de la FED y sus riesgos

El miércoles, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió aumentar las tasas de los bonos de 30 años un 0,25%, llevando la tasa a 0,75%, después de haber llegado a cero por efecto de la crisis de las hipotecas en 2007/2008. Esta tasa tendrá un reflejo en la tasa de corto plazo de 1,25%, lo que no es un valor como para provocar fuga masiva de capitales.

No obstante, se calcula que la proyección de subas llevaría la tasa a 1,50% a  fines de 2017, a 2,20% a fines de 2018 y a 2,90%  a fines de 2019. Todas estas son proyecciones en función de una evolución normal de las variables. No obstante falta que asuma el nuevo presidente, Donald Trump, y esperar las decisiones que tome que, más allá de sus promesas, no le serán fáciles de implementar.

Es normal que cuando suben las tasas, también sube el precio del dólar en los mercados globales y, con ello, bajan los precios de las materias primas medidos en dólares. Desde que se supo el resultado electoral en EEUU ocurrió un proceso atípico, porque le dólar subió muy fuerte ante las promesas electorales de Trump, pero los mercados de materias primas siguieron su derrotero normal, basados en la oferta y demanda.

Por eso ha extrañado a los analistas que, en el último mes, ha crecido el dólar, impactando en las monedas todo el mundo, pero también subieron los precios de las materias primas agrícolas. Incluso el petróleo, que traía una tendencia bajista, por el mismo efecto de oferta y demanda, hoy está subiendo pero porque la OPEP decidió reducir las cuotas de producción y no por el efecto de la suba del dólar.

Pero la suba de tasas en más seria y más estructural porque impacta mucho más de fondo en las decisiones de los inversores y no solo en los especuladores. La suba de tasas hace que los inversores más conservadores decidan inclinarse por invertir en bonos del Tesoro de EE.UU. y con esto aumentan la demanda y aumentan los precios.

Para hacer esto, esos inversores deshacen posiciones tomadas en bonos de otros países (habitualmente emergentes) que tiene precios más bajos y tasas mayores. Al vender los bonos hacen bajar los precios de  los títulos de esos países. De la misma forma, quienes invierten en materias primas salen de esas posiciones y hacen bajar los precios. Y de esta manera vuelve a aparecer el fantasma del “riesgo-país”.

Esta es una medición que inventó hace 20 años el equipo del banco de inversión J.P.Morgan y que consiste en medir la diferencia de precio en dólares del bono del Tesoro de EEUU y con el del título más negociado de cada país. Esa diferencial de precio es lo que se llama “riesgo-país” y es lo que tienen en cuenta los inversores a la hora de prestarle a cada uno.

No es que haya un riesgo específico, sino una forma arbitraria de calcular la sobretasa que les pedirán a esos países en nuevas emisiones de bonos. No obstante, también se tienen en cuenta el nivel de deuda respecto del PBI y la solvencia, es decir, la capacidad de dichos países de cumplir con sus obligaciones.

El problema argentino

La suba del dólar ya había generado su impacto en los bonos y se calcula que Argentina deberá pagar caso 1,5% más si toma nueva deuda. El problema es que como Trump ha prometido muchas obras públicas, los mercados suponen que habrá mucha demanda de dólares en EEUU y habrá menos disponible para el resto del mundo.

Pero los inversores también calculan que esa cantidad de dinero presionará sobre la inflación en EEUU, por lo que no habrá que extrañar que la suba de tasas sea más rápida. No obstante, todo es especulación y habrá que esperar si la mayoría parlamentaria que tiene los Republicanos le responde realmente Trump.

Lo ideal sería no salir a pedir prestado y mantener una situación fiscal equilibrada, algo que Argentina no tiene. Si no se controla el gasto fiscal, el riesgo es que no se encuentre financiamiento adecuado o haya que recurrir nuevamente a la emisión monetaria, realimentando la inflación.

La prudencia y la austeridad serán pilares que deberían observar nuestros políticos pero, para ello, deberán salir del tren fantasma y una vez, al menos una vez, ser serios y responsables.

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