La economía entró en modo electoral - Por Rodolfo Cavagnaro

Cuando aún están cercanos los temores generados por la crisis, aparecen elementos políticos que siembran dudas sobre el futuro.

La economía entró en modo electoral - Por Rodolfo Cavagnaro
La economía entró en modo electoral - Por Rodolfo Cavagnaro

Estamos viviendo tiempos de máxima desconfianza. La gente tiene miedo de que crezca la inflación, tienen miedo de que vuelva dispararse el dólar, que sigan aumentando las tarifas, que se profundice la recesión, que se sigan destruyendo empleos, que sigan aumentando los impuestos y, ahora, el miedo instalado es que una posibilidad de triunfo del kirchnerismo en las próximas elecciones nos lleve a una hiperinflación y a un default de la deuda.

En principio, hay que pensar que la economía requiere para su funcionamiento de la confianza de los operadores. La confianza es un sentimiento positivo por la cual las personas creen que en el mediano plazo las variables vigentes permitirán un crecimiento de la economía y, con ello, el crecimiento de las personas y las familias y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Después de la brutal tormenta transformada en crisis del segundo y tercer trimestre se produjeron cambios muy fuertes en los precios relativos y los operadores económicos están tratando de reconocer los mismos y adaptarse a la nueva realidad. La pérdida de la cosecha de granos, la suba de las tasas en EE.UU. y las consecuencias en  el aumento del dólar y la fuerte devaluación de la moneda, sumado el aumento brusco del precio del petróleo fueron elementos que desataron una brusca suba de la inflación.

Frente a esto,  la decisión del gobierno de ponerle frenos, acordar con el FMI y establecer una durísima política monetaria, sumado a un tibio ajuste fiscal acompañado de un aumento de una  fuerte presión impositiva, han generado un razonable sentimiento de temor, de desconfianza y, sobre todo, de desconcierto en cuanto al futuro.

¿Se terminó el ajuste?

Esta es la pregunta que todos se hacen y no tiene una respuesta clara ya que el problema del desequilibrio fiscal en la Argentina es significativo y eso origina un fuerte ajuste que recae, principalmente, en los sectores productivos, pero se siente de manera muy seria en los sectores más humildes.

Los índices de pobreza difundidos por parte de la Universidad Católica Argentina muestran una dura realidad que es un agravamiento de una situación estructural que lleva más de 30 años y mantiene fuera del sistema a más de 30% de la población pero muestran la realidad de un sistema que hace 70 años viene destruyendo no solo al sistema productivo sino que ya afecta la cohesión social.

En la situación actual la Argentina necesita crecer y ya no soporta más ajustes. No obstante, los ciudadanos tampoco creen más en el discurso populista que prometen subsidios o protección, que terminan siendo contrarias al objetivo buscado y solo sirven a ciertos sectores cercanos al poder.

La economía está viviendo una tensa calma, en la cual se visualiza una cierta estabilidad cambiaria, una reducción del precio internacional del petróleo y expectativas que muestran una caída de la inflación para el año 2019. Esta estabilidad, al ser la continuidad de la crisis, todavía genera temores porque los dolores del estallido vivido entre abril y agosto dejaron secuelas complejas, pero marcaron  duramente al poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones.

Probablemente vivamos unos meses de cierta tranquilidad. A la baja esperada de los índices inflacionarios hasta fin de año hay que sumarle aumentos salariales complementarios conseguidos por varias ramas gremiales que se cobrarán hasta marzo próximo, además de bonos especiales para beneficiarios de planes sociales, con el objetivo de llegar a las fiestas con cierta tranquilidad bajando el nivel de las protestas.

El gobierno tiene a favor la licencia del FMI para expandir hasta un 0,2% del gasto destinado a programas sociales pero, además, el Tesoro ha venido teniendo un sobre cumplimiento de las pautas presupuestarias, ya que venía con déficit del 1,2% del PBI, cuando la meta comprometida es del 2,7%. Esto le permite ampliar estas nuevas partidas sin salirse de lo pautado, aunque el mayor gasto tendría consecuencias posteriores en el plano monetario.

Lo que no tiene arreglo, por el momento, es la situación de recesión y caída de la economía por dos razones. La primera es que estos meses, hasta el primer trimestre, estarán siendo comparados con sus similares del año anterior, que fueron buenos. Por lo tanto, desde el punto de vista estadístico, solo se podrán ver datos positivos a partir de mayo de 2019.

Los elementos positivos que podría ayudar están relacionados con las exportaciones y con el turismo. Por el lado las ventas externas, además de los granos, podrían verse mejoras en ciertos productos primarios de economías regionales. Será más complejo en los productos industriales y agroindustriales por el peso que tiene las retenciones a las exportaciones, sumado al costo del crédito productivo.

En cuanto al turismo, se espera una mayor afluencia hacia el los viajes dentro del país.

De hecho, hay una caída del 60% en la venta de viajes al exterior, lo que spa mostrando las consecuencias de la devaluación. Este sector es el que puede ser más dinámico en el tiempo de verano y seguir ayudando durante todo el año.

El componente político

En el medio de estos números difíciles se comenzó a colar el tema político que se siente más en las cotizaciones de los bonos y en las decisiones de inversión. El tema es que la situación económica ha pegado en la imagen del presidente Macri y lo hizo descender hasta los niveles de Cristina Kirchner. Pero ambos están en un 30% y queda una diáspora de un 40% entre otros candidatos e indecisos y la segura posibilidad de tener que resolver la contienda en segunda vuelta.

Lo real es que aún Macri no lanzó formalmente su intención de postularse para un segundo mandato, ni Cristina Kirchner ha  dicho que quiere postularse nuevamente.

Pero en medio de este escenario, muchos partidarios de ambos políticos están jugando con declaraciones que no ayudan a nadie.

Lo preocupante es que los seguidores de Cristina Kirchner están planteando diagnósticos y proponiendo soluciones muy antiguas que hacen pensar que en un hipotético caso de un gobierno kirchnerista el camino sería el de mayor recesión, hiperinflación y, seguramente, el default de la deuda. Otro candidato, como Sergio Masa, está diciendo que quiere renegociar el acuerdo el FMI aunque sin ninguna precisión, pero el título preocupa por el futuro de los tenedores de bonos. Esto hace que caiga el precio de los bonos argentinos y suba la tasa de riesgo país.

Cualquier candidato que quiera gobernar en el próximo período debería actuar con más seriedad porque de lo contrario se estaría dando un tiro en los pies y minando su propia gestión. Se puede pensar que quienes hacen estas propuestas solo quieren molestar y no quieren hacerse responsables de la próxima gestión o que no son serios.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA