La economía de Mendoza cayó 4 puntos durante el año pasado, bastante más que la economía nacional que se redujo 2,3% (Indec), según datos del Ieral-Fundación Mediterránea publicados en el Informe Anual 2016 Perspectivas 2017 de la economía de Mendoza que se presentará hoy a las 18.30 en el Hyatt. Así es como la economía local se contrajo 3 veces en los últimos 8 años.
Los economistas del Ieral- Fundación Mediterránea, Gustavo Reyes y Jorge Day, consideran que la actividad económica local se resintió por la caída en el poder adquisitivo de los salarios debido a la devaluación y al ajuste de tarifas de servicios.
No tuvieron un buen desempeño los indicadores relacionados con la actividad económica, debido a que casi todos muestran signos negativos: la venta en supermercados locales (12%), ventas en centros comerciales (17%), ventas minoristas (7%) y recaudación de impuestos (7%) que bajó más que en la Nación. La venta de autos logró mostrar indicadores positivos.
Por otra parte, desde el Ieral-Fundación Mediterránea indican que la evolución de los indicadores de producción locales fueron más recesivos que los de la actividad económica: ventas de gas para industria (-10%), ventas de energía eléctrica mayorista (-10%), venta de gasoil (-8%), préstamos al sector privado (-12%), creación de empleo formal (-3%). Todos, salvo la venta de gas para industria y la energía eléctrica mayorista, cayeron más que a nivel país.
Causas
Los técnicos de la Fundación Mediterránea explican los motores que mueven la economía local entre los que hay externos e internos.
Entre los externos señalan que el clima de desaceleración en el crecimiento económico internacional afectó negativamente a los precios de las exportaciones mendocinas que cayeron por segundo año consecutivo (3,6% respecto de 2015). Entre los productos que sufrieron caídas en sus precios se destacan: vino fraccionado (3%), ciruelas secas con y sin carozo (2 y 21%) y aceitunas (2%). Entre las excepciones de productos que registraron subas en sus precios se encuentra el ajo (66%), el mosto (16%) y el vino a granel (19%).
También señalan como otro de los factores que afectó la dinámica del sector exportador, el poder adquisitivo del tipo de cambio. Si bien con la salida del cepo cambiario y la consecuente unificación cambiaria, el dólar oficial tuvo un significativo aumento, la dinámica inflacionaria terminó licuando una parte importante del mismo.
Otro punto es la economía argentina, que los economistas Gustavo Reyes y Jorge Day consideran el segundo motor externo pero de mayor relevancia en la economía local. Es que la dinámica de la economía nacional explica casi un 95% la evolución de la producción provincial.
Los economistas destacan que 2016 fue un año “difícil y de transición” en el que el nuevo gobierno debía empezar a “mejorar” el contexto económico y afrontar reformas estructurales que dinamizaran un nuevo sendero de crecimiento sostenido luego de muchos años de retroceso.
Señalan que “la mejora del contexto incluyó la eliminación del cepo cambiario, de los controles de precios y movimientos de capitales así como también la mayoría de los impuestos a las exportaciones.
También regularizaron la relación con los oleoductos, comenzaron a recomponer los desfasajes en las tarifas de los servicios públicos, implementaron una política monetaria con objetivos anti-inflacionarios, reconstruyeron las estadísticas públicas (Indec) y restablecieron el diálogo con los organismos financieros internacionales (FMI)".
Pero el reacomodamiento de precios relativos aceleró la inflación y redujo el poder adquisitivo, tanto de la masa salarial como de los créditos. Además, el débil contexto externo, recesión en Brasil, desaceleración en el crecimiento de EEUU y leve caída de los precios internacionales, no permitió un gran repunte de las exportaciones.
Además, si bien redujo el gobierno algunos impuestos, la presión impositiva sigue en niveles récords. Tampoco han habido avances concretos en infraestructura, apertura comercial y cambio en las regulaciones del mercado laboral.
En definitiva, “la caída del consumo no pudo ser compensada por la débil dinámica de las inversiones y las exportaciones”. Esto determinó que, durante 2016, “la economía nacional terminará contrayéndose (2,3%) por cuarta vez en los últimos 8 años”.
Entre los motores internos cuentan al mercado laboral, el cual con datos del segundo y tercer trimestre de 2016, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec indicó que si bien la tasa de desempleo es del 4,4% y la de la Nación es del 8,9%, el empleo formal local llega al 36% y el nacional al 34%. Además la destrucción neta de empleo formal en 2016 resultó por tercer año consecutivo superior al promedio nacional y se registró en la construcción e industria.
Salarios
Otro punto importante es el de los salarios. Reyes y Day afirman que “tanto en Mendoza como en Argentina su dinámica estuvo por debajo de los índices de inflacionarios. La pérdida de poder adquisitivo de las remuneraciones en la provincia se produjo tanto a nivel agregado como en los promedios de los principales sectores económicos de la provincia”.
La reducción de los puestos laborales formales junto con la caída en el poder adquisitivo de las remuneraciones, hicieron que el mercado laboral mendocino resultara otro motor contractivo de la actividad económica durante 2016.
El otro motor es el mercado financiero. La influencia en la actividad privada local es a través de préstamos que afectan positivamente la demanda de bienes y servicios. Estos créditos financian tanto consumo (préstamos personales), como inversión y/o exportaciones. Pero, también resultó contractivo en 2016.
Sector público
Es el último motor analizado. En 2016 la reducción de los desequilibrios fiscales se explicó por el control de las erogaciones del gobierno que cayeron en términos del PBG por primera vez después de muchos años de expansión.
La reducción del gasto se produjo tanto en la obra pública como en las erogaciones de personal. Así fue como el ajuste del gasto público, si bien mejoró las cuentas fiscales, la menor demanda del sector gobierno redujo la demanda total de bienes y servicios afectando negativamente al nivel de actividad económica en nuestra provincia.
Inversiones similares e igual empleo
Si bien más del 50% de los empresarios indicaron que ven mejor 2017, en la tradicional encuesta que realiza el Ieral de la Fundación Mediterránea entre noviembre y diciembre (el porcentaje subió más de 20 puntos con relación al año pasado) hay una respuesta que complica el escenario; concretamente cuando les preguntaron si invertirán, el 35% contestó que mantendrá el mismo nivel de 2016, el 15% lo hará en menor medida y el 10% no sabe.
El otro dato positivo es que la mayoría respondió que mantendrá (42%) o aumentará moderadamente (40%) su personal de planta.
Entre los sectores con mayores posibilidades de crecer destacan en primer lugar a la construcción, seguido por el desarrollo inmobiliario, el de servicios financieros y energía. Luego hotelería y turismo, agroindustria, petróleo y minería, comercio, vitivinicultura, metalmecánica y transporte.
¿Qué pasará en los distintos sectores locales este año?
Se espera una economía que comienza a recuperarse a un ritmo moderado, con dólar que se mantendría barato pero perdería poder de compra; mejoraría el poder adquisitivo de los salarios, y un gobierno provincial moderado en gastos, especialmente en personal, pero teniendo en cuenta que será un año electoral, dicen desde el Ieral.
En ese contexto, en términos generales podría esperarse que aquellas actividades vinculadas al mercado interno (comercio, administración pública, servicios) tengan un año mejor, mientras que no es claro lo que sucederá con aquellos sectores que apuntan al mercado externo, puesto que el mundo ayudaría pero el dólar continuaría barato.
Así es como la construcción, a diferencia del año pasado, tendrá un buen 2017, tanto pública como privada.
El petróleo, a pesar de las expectativas de un mayor precio internacional, hay dos fuerzas que juegan en contra de la extracción: el menor impulso estatal y un menor precio interno porque se reduce el subsidio. Por eso, no resultará un motor para este año. En la parte industrial (refinación) seguiría operando a pleno, en un mercado que todavía no se autoabastece.
Para el sector agrícola, Reyes y Day pronostican más uva (aunque a menores promedios comparados con los históricos), por lo que pueden mantenerse altos sus precios. En cambio, se espera menos fruta, que puede repercutir en una recuperación de sus precios, especialmente en ciruelas.
En el sector vitivinícola, habrá mayor cosecha lo que implicará más materia prima, aunque todavía con precios altos, especialmente en tintos, con stocks de vinos en el mínimo.
En cuanto a los mercados, podría esperarse una leve recuperación del mercado interno, no así tanto del externo, que continúa con el problema de falta de competitividad.