Los últimos datos de la recaudación impositiva mostraron un crecimiento interanual del 37%, lo que muestra una realidad muy positiva para el gobierno, si pudiera capitalizarla no aumentando el gasto más allá de la pauta inflacionaria, como se comprometió el último Pacto Fiscal con las provincias.
Los datos desagregados muestran un crecimiento muy importante del IVA mercado interno, ligado al consumo, que creció un 57,3%, muy por encima de la inflación interanual, del 25%. Aunque haya habido mejoras en la recaudación, es innegable un claro proceso de crecimiento del consumo y de la actividad económica.
También mostró crecimiento la recaudación de aportes para la Seguridad Social, que tuvo una suba del 28,1% interanual, por encima de las pautas por las que crecieron los salarios. Esto corrobora el crecimiento del nivel de empleo, que también refleja la Encuesta de Indicadores Laborales, que publica el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Hasta aquí parece que todo va bien, que la población debería sentirse satisfecha, pero no es así. Una reciente encuesta sobre Humor social y Político, elaborado por la consultora D’Alessio IROL/Berensztein, publicada por el diario El Cronista, revela que la población está enojada. Según el relevamiento, casi el 90% de los encuestados se manifestó preocupado por la inflación y el 30% le echa la culpa directamente al gobierno de Mauricio Macri.
No obstante, las expectativas de mediano plazo han mejorado ya que más del 49% consideran que la situación puede mejorar. El problema de las percepciones es muy sensible en la economía y el humor social es un dato muy importante, no solo por las perspectivas electorales sino por la actitud de consumo que adoptarán estas personas.
Otros estudios muestran que los mayores niveles de disconformidad y enojo con el gobierno provienen de los niveles de clase media y media-baja, que es donde estuvo centrado el grueso del voto que apoyó a Cambiemos, y son los sectores que más están sintiendo el retiro de los subsidios a las tarifas de servicios públicos. Contra lo que se podría suponer, amentó el apoyo al gobierno en los sectores de la clase baja, lo que se podría explicar por el volumen de planes sociales que este gobierno creó desde su llegada.
En realidad, los sectores más complicados son los que han tenido que absorber los aumentos de tarifas desde diciembre hasta abril sin haber actualizados sus sueldos y esto genera tensión en las familias y el consiguiente mal humor social.
Sin dudas, el gobierno deberá dar señales que hagan bajar ese mal humor y acelerar la baja del gasto y la emisión monetaria para que la rebaja de la inflación sea realmente percibida por la población. Ya no es un reclamo de los economistas. Es una demanda popular.