La economía chilena recibirá al próximo presidente en alza. La subida de los precios del cobre, la mejora externa y un mercado que da por descontado el retorno de la derecha al poder de la mano de Sebastián Piñera, explican la mejora, según los analistas.
El desplome de los precios del cobre, del que Chile es el principal productor global, y los resquemores de un mercado que condenó la reforma tributaria, impulsadas por el gobierno de centro izquierda de la socialista Michelle Bachelet llevó al país a crecer apenas 1,6% en 2016, su peor registro en siete años.Pero las nubes comienzan a despejarse.
“Se insinúa una recuperación que tiene que ver con factores externos, con la mejoría en los precios del cobre, con economías desarrolladas creciendo y recuperación en las emergentes en América Latina y un factor de expectativas de cambios, anticipando un próximo gobierno más preocupado por el mercado”, dijo Alejandro Fernández, gerente de estudios de Gemines Consultores.
El Producto Bruto Interno (PBI) del país se expandió un magro 0,7% en el segundo trimestre de este año, pero se espera que los números del segundo semestre estén en torno a 3,0% permitiendo cerrar 2017 con un crecimiento de 1,5%.
Para el analista, en el mercado “está bastante internalizado que Piñera sería el próximo presidente”, aunque si el oficialista Alejandro Guillier se impusiera en las urnas, “la visión es más favorable al gobierno actual, y eso está incidiendo en las expectativas”.
El ex presidente Piñera (2010-2014) domina las encuestas para las elecciones del domingo con 34,5% de la intención de voto, mientras que el periodista y senador independiente Alejandro Guillier, que representa al centro izquierda, suma 15,4% de las preferencias.
Pero la clara ventaja de Piñera (derecha), dueño de una de las mayores fortunas de Chile, no sería suficiente para conseguir un 50% de los votos en la primera vuelta y llevaría la contienda a un balotaje previsto para el 17 de diciembre.
La ventaja de Piñera en las encuestas ya se empezó a sentir con fuerza en los mercados bursátiles que catapultó a la Bolsa de Santiago a su máximo histórico, traspasando los 5.000 puntos en julio.
“Vamos a entregar a la futura administración una economía en recuperación, libre de desequilibrios y con capacidad para retomar mayores niveles de crecimiento”, aseguró Bachelet en una columna difundida el lunes por Diario Financiero.
Más allá del optimismo actual, Chile tendrá que regular a mediano plazo una deuda pública manejable (21% del PBI en 2016), pero que se espera llegue en breve a 25% del Producto Bruto Interno.
Las alarmas sonaron en julio con la decisión de la agencia calificadora Standard & Poors de rebajar por primera vez en 25 años la nota crediticia de Chile. Le siguió Fitch. En cambio, Moddy's mantuvo la nota en “Aa3” (calidad elevada), pero bajó la perspectiva a “negativa”.
Bachelet piensa que pasará a la historia por su legado
En la recta final de su segundo mandato, la presidenta Michelle Bachelet, se muestra orgullosa de su legado de reformas para modernizar a Chile, conservador y desigual, pero su baja popularidad no hace justicia a su optimismo.
Con un respaldo de 23% en las encuestas, esta hija de un general muerto por torturas del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990), llegó al poder hace cuatro años con la promesa de llevar a cabo una transformación histórica del país más próspero de la región, que todavía no acaba de sacudirse el legado de la dictadura militar.
Su segundo mandato se vio pronto lastrado por un escándalo de corrupción que envolvió a su hijo y a su nuera, que hizo del 2015 su 'annus horribilis', perdiendo su gran caudal de popularidad, que no ha logrado recuperar.
Aunque este episodio la dejó muy tocada anímicamente, la líder socialista, que heredó de su padre la disciplina y el sentido del deber, ha logrado llevar a cabo buena parte del programa con el que fue elegida con el 62% de los votos.
Para unos, no ha ido suficientemente lejos. Otros creen que la aplicación de la “retroexcavadora”, como algunos tildaron sus reformas más emblemáticas, ha sido la causa del pobre desempeño de la economía chilena, que habrá crecido en torno a 1,8% durante su periodo.
Reformas emblemáticas
Reforma laboral, tributaria y educación, que pretende, esta última, llevar la gratuidad a los estudios universitarios al menos para el 70% de los alumnos con bajos recursos para el próximo año, son sus reformas estrella.
Obligada por la calle, ha enviado al Parlamento un proyecto de reforma del sistema de pensiones, heredado de la dictadura, que ha dejado descontentos a casi todos.
Bachelet ha convertido a Chile en un modelo del uso de energías limpias, en particular las no convencionales como solar y eólica, que está abaratando considerablemente la factura del consumidor.
Ha cambiado el sistema electoral, la financiación de partidos, la regulación financiera y la administración de empresas, entre otras modificaciones.
Pero la última representante de una época dorada para la mujer en el poder en América Latina también quiso hacer un cambio social y logró aprobar, no sin dificultades, el aborto terapéutico, permitió la unión de hecho de parejas del mismo sexo, y en trámite se encuentra una ley del matrimonio igualitario.
En cambio, para el próximo Parlamento quedará la reforma de la Constitución, que data de la época de la dictadura, ni logró mejorar el paupérrimo servicio público de salud que utiliza la mayoría de los chilenos.
Piñera ha prometido que revisará muchas de estas reformas si llega al poder de nuevo.
Candidatos terminan la campaña con duros ataques
Los candidatos a la presidencia de Chile endurecieron sus discursos e incluyeron ataques personales en el tramo final de la campaña para la primera vuelta electoral que se celebrará el domingo.
Sebastián Piñera lidera los sondeos y se convirtió, por lo tanto, en el blanco favorito de las críticas.
El senador de centro-izquierda Alejandro Guillier, candidato oficialista y segundo según las encuestas, calificó de “copión” y “pillín” al ex presidente, al que acusó de haber plagiado sus proyectos y los del actual gobierno.
El copión no sólo plagia a la presidenta Michelle Bachelet, sino a sus propios contendores”, dijo Guillier.
Piñera dijo que la campaña agresiva de Guillier no va a funcionar, y acusó al gobierno de Bachelet de “dejar un país estancado”. También prometió que si llega a gobernar otra vez liderará una “segunda transición: la primera fue a la democracia, la segunda llevará a Chile a ser un país desarrollado”.
Rivales de Piñera también se refirieron a su pasado empresario y le endilgaron que la compra que realizó en 1992 de una empresa quebrada llamada Industrias y Desarrollo tuvo como objetivo usar sus pérdidas para pagar menos impuestos.
Los candidatos Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista), Beatriz Sánchez (Frente Amplio) y Carolina Goic (Democracia Cristiana) acusaron al ex presidente de “falta de ética” y cuestionar su capacidad moral para volver a gobernar, mientras desde el partido de Piñera defendieron la legalidad de sus actos.
Goic acusó a Piñera y Guillier de soberbios y triunfalistas, y estableció similitudes entre las campañas de ambos, en las que destacó que “cunden las descalificaciones, cunde la campaña del terror”.