Cintia Ferrari, la dueña del dogo que atacó a la nena de 7 años en San Rafael, aseguró que los perros (tiene además un rottweiler) no están adiestrados para atacar y que nunca tuvo problemas con ellos. También admitió que tras lo sucedido no quiere tener más animales aunque se mostró temerosa por su seguridad ya que le han robado dos veces.
Las declaraciones las hizo tras conocerse que había sido imputada por el fiscal Iván Abalos por lesiones graves culposas. Por su parte, Guadalupe Martínez (7) sigue en terapia intensiva y aunque su estado es delicado y se encuentra en coma inducido, los médicos son optimistas en cuanto a su recuparación.
La porpietario del animal contradijo al padre de la menor, Marcos Martínez, cuando relató que fue ella misma la que subió en su Renault 12 a la pequeña tras sufrir el ataque y que cuando estaba por salir hacia el hospital vio a Marcos en su camioneta Hilux y consideró que sería más rápido el traslado si la traspasaba en ese vehículo y le hizo señas para que se detuviera. Martínez afirmó que su otra hija que está embarazada fue la que sacó al perro cuando mordía a la pequeña.
Cintia, en su único conacto con la prensa, dijo afirmó que no vio sangre en un primer momento y que cuando le dio la orden al perro de soltarla este la obedeció y no fue necesario sacarlo a la fuerza.
“Cuando sentí los gritos, salí y le pegué el grito al Bader (nombre del perro). Gracias a Dios mordió y soltó”, agregó.
“Las chicas llegaron sin gritar”, relató (la víctima es amiguita de la hija de Cintia y regresaban de la pileta). “No lo pisaron, iban entrando tranquilamente al negocio y el perro dio la vuelta alrededor de ellas y la atacó. No entiendo por qué”, se pregunta.
En varias oportunidades asegura que sólo tiene los animales como seguridad y que no ha querido comprar un arma porque ya ha sido víctima de dos robos.
“Puse una traba en la escalera para que no subieran al techo que da a la vereda porque por ahí algún cliente podía asustarse al verlos arriba cuando ladran”.