Un equipo multiétnico con el rojo y el negro por bandera, para un proyecto único en Europa: es La Drola, una formación compuesta por detenidos de la prisión de Turín, que utiliza el rugby como vía hacia la reinserción.
“Hip, hip, hip... ¡Libertad!”: el “haka de los presos” antes de cada partido anuncia su gran objetivo: ser cada vez mejores y responder a los objetivos de la asociación “Balón oval sobre los barrotes”, que organizó este equipo hace cuatro años.
Su filosofía propugna reglas estrictas y exigencia colectiva “con los que han perdido las reglas en el camino, ya que están en prisión”, explica el presidente de la asociación, Walter Rista.
“El rugby canaliza la agresividad que todos tenemos”, añade Walter, de 70 años y bigote blanco, ex centro internacional italiano.
Casi ninguno de los jugadores se habían acercado a un balón oval antes de unirse al equipo pero, a pesar de ello, "todo va bien", estima. “Había oído hablar de ello, pero no comprendía nada”, sonríe el pilar Ghoerghita, un coloso rumano de 35 años. “Es un deporte bonito, que te entra en la sangre. A pesar de los golpes es muy correcto”, estima.
Sentirse vivos
Los presos que integran el equipo forman parte del pabellón Arcoiris, con 12 células que les permiten tener un espacio de vida en común en Lorusso y Cutugno, apenas a un kilómetro del estadio de fútbol de la Juventus.
Juegan en el recinto de la prisión, pero participan en un campeonato real, la cuarta división italiana, con un permiso especial aunque con la obligación de jugar todos sus partidos "en casa".
“El rugby me ha dado mucho, nos ha hecho sentir vivos”, cuenta Robert, un albanés de 38 años. “Cuando va a jugar te desquitás de todos estos años de encierro”, explica. “Si hubiera descubierto este deporte antes, me hubiera ido mejor”, apunta el capitán, Wissen, un tunecino de 27 años que llegó a Italia con 14.
El partido es “el mejor día de la semana, junto a los entrenamientos”, subraya Vincenzo, uno de los cinco italianos de La Drola.
Fue él quien marcó el primer try del último partido de la temporada, ganado 24-19 contra el Biella.
Jugadores en libertad
El rugby es un deporte de tradiciones y los jugadores invitan a sus adversarios al "tercer tiempo", con pizza y agua mineral.
Andrea Fizzotti, excelente número 10 del Biella, ya se había enfrentado en el pasado a La Drola.
“La primera vez es extraño; luego todo es normal rápidamente; son muchachos como nosotros, que quieren jugar”, dice.
Esta temporada, La Drola terminó tercera de la liga, gracias a la potencia física conseguida por horas de musculación, pero también a su espíritu de equipo y al talento de algunos de sus integrantes.
Desde el inicio del proyecto, 65 jugadores han vestido la camiseta de La Drola. La mayor parte de ellos han salido ya de prisión y una quincena de ellos han continuado jugando después de quedar en libertad. Stefano Cantoni, responsable del proyecto de prisiones en la Federación Italiana de Rugby (FIR), luchó por el éxito de la idea.
Antes del partido ante el Biella, La Drola rindió homenaje a su hijo, fallecido a los 17 años por un accidente de tránsito.
“Vosotros todavía tenéis una oportunidad, mientras que mi hijo ya no la tiene”, dijo Cantoni, emocionado, a los jugadores.