Inglaterra ya demostró que tiene una generación que promete darle grandes beneficios. Es la que alumbró a los campeones del Mundo Sub 20 y Sub 17 el año pasado, títulos a los que le agregó el europeo sub 19.
Una camada que le falta el respeto a la escuela inglesa y no sólo juega a los pelotazos y con el centro como única arma de ataque.
Ahora Inglaterra tiene dominio, rotación, triangulación. Ante a Colombia, fue un equipo más sudamericano que el de Pekerman.
Es verdad que seis de sus nueve goles han llegado por arriba.
Con un Kane inspirado que está demostrando que no es casualidad su título de mayor goleador del mundo en el 2017 y que tiene una particularidad que es ventaja: todos sus jugadores juegan en su liga.
Eso le permite al técnico un plus a la hora de trabajar. Un técnico que fue el que lideró el proceso de los éxitos juveniles y que a la hora de tener que elegir dejó afuera a un arquero histórico como Hart. "Creo que uno debe recurrir a los que tienen un mejor presente", comentó en ese momento.
Un técnico que probó jugadores pero siempre de uno (16 en 16 partidos) dentro de una base que viene trabajando desde hace dos años.
La movilidad de los dos atacantes es clave para el funcionamiento de esta idea, por eso el entrenador usa a un jugador como Sterling o Rashford para que haga diagonales, gane en velocidad y se junte con Kane o Vardy en el área.
El trabajo de los carrileros y los volantes es enviar la pelota al espacio. Sólo tres jugadores -Young, Cahill y Vardy- pasan de los treinta años.
Sin cracks y apoyados en Kane, Alli y Sterling, Inglaterra ha cambiado de plan.
La experiencia no ha sido un grado.