Jóvenes se pusieron al hombro el festejo del Día del Niño en un barrio de Godoy Cruz.
Con acendrado espíritu organizaron actividades para 350 niños, un chocolate caliente, entregaron ropa, leche y juguetes. Se logró el ingreso al mismo con la colaboración de dos muchachos que viven ahí. La realidad de unas 200 familias que habitan en el basurero, se ven casas de adobe, otras construcciones con ladrillos y chapones. Cuando se camina por la huella que hace de calle está llena de barro, los autos esquivan como pueden los pozos, la mugre. No cuentan con asistencia sanitaria me dijo uno de los punteros del barrio, por lo que si tienen alguna emergencia médica deben ingeniárselas para salir del barrio e ir a una “salita” de primeros auxilios.
Uno puede imaginarse lo que es un basurero, pero la situación en la que residen supera cualquier visión que surja en nuestra imaginación. Es indignante que mendocinos respiren todos los días ese ambiente de residuos, que los niños jueguen con los escombros o con lo que les llame la atención de lo que los camiones depositan todos los días.
A lo largo del día, se me pegotearon cariñosamente unos gemelos de 11 años (Oscar y Carlos) como consecuencia de haber jugado una “mariandina de fútbol”; lo particular fue que otro de los nenes con lo que jugábamos le robó su campera. Indagamos sin éxito por recuperarla. Con desánimo pensé que, entre vecinos nos comportamos como enemigos.
La Don Pancho recibió mucha generosidad de gente que donó y esa misma calidez humana fue la que brindó a los niños del barrio Papa. Su único deseo fue dibujar sonrisas en los rostros, para ello, se organizaron juegos muy divertidos para distintas edades y gustos. Y se fueron con la panza llena de un rico chocolate caliente con tortitas. Le pedí a los gemelos que me prometieran que iban a terminar la primaria y secundaria, por difícil que fuera, ¡lo hicieron con entusiasmo!
Cuando regresamos compartíamos sentimientos encontrados. Por un lado, gran alegría por la tarea o el servicio, por cada sonrisa, abrazo que a uno lo conmueven; pero también con impotencia, porque sabemos que esa noche los chiquitos y sus familias, pasarán alguna necesidad. Sin embargo, gestos como los que hizo la Don Pancho deben multiplicarse, de ese modo, podremos ir constituyendo un pueblo que afronta la pobreza, el olvido, la droga, la prostitución. Revirtiéndolo con políticas públicas que promuevan la educación y el empleo.
Mercedes Petri Carbonari
DNI 40.972.865