La distante pobreza cero

El Gobierno volvió publicar datos del Indec, luego de años de silencio y de resultados espurios. Eso está bien y se reconoce. Pero los índices de pobreza crecieron y ahora hay hogares en graves dificultades en todo el país, especialmente en Cuyo. Punto de

La distante pobreza cero

El Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) estableció días pasados que la pobreza en el segundo trimestre se ubicó en 32,2% de las personas que habitan el país y en 23,1% de los hogares, de los cuales el 6,3% de las personas y el 4,8% de los hogares son indigentes.

El último cálculo oficial de carencias e indigencia en la población había sido publicado en el primer semestre de 2013 y, a partir de allí, fue discontinuado por el anterior gobierno, un factor negativo toda vez que se restaba al análisis económico un componente esencial para determinar la realidad, y para colmo se daba un índice poco creíble: 5% de pobreza.

El organismo que conduce Jorge Todesca logró difundir el primer índice confiable sobre los que menos tienen en nuestra sociedad, un paso que debe reconocerse como positivo pero que no alcanza, y aunque es válido contar con números reales, la situación es muy grave y de difícil reversión en el corto y mediano plazo.

Los nuevos datos oficiales registran que en el país hay 8.772.000 personas por debajo de la línea de pobreza y, en ese universo, 1.705.000 de indigentes; 2.022.000 hogares pobres, 425.000 por debajo del mínimo de consumo alimenticio.

Si el panorama es delicado en todo el país, especialmente en el Noreste y Noroeste del territorio, la región de Cuyo registró también un valor muy alto, 35,6%, lo que se traduce en que unos 587.000 habitantes la están pasando muy mal en Mendoza, San Juan y San Luis. Las duras realidades de las pequeñas y medianas empresas, el campo con muchas penurias para el obrero rural, la caída de actividades transformadoras, como la construcción, y la pérdida de muchos empleos, más el fuerte aumento de los servicios, han determinado que Mendoza exhiba un porcentaje negativo que es mayor al promedio nacional.

Las ONG que ayudan a los hogares más desposeídos de la provincia han admitido que los concurrentes a sus  comedores se han duplicado, y un profesional clave en desnutrición infantil, el doctor Abel Albino, reconoció a Los Andes que cada vez hay más demandas de asistencia en parte de la población, aunque celebró que se hayan sincerado las cifras para trabajar sobre realidades fidedignas. Pero el nuevo gobierno, hasta ahora, en vez de hacer retroceder la pobreza la sigue aumentando.

Es admisible que se combata la inflación, pero sin desalentar el consumo interno, y procurar un rápido auxilio a las pymes, que dan alrededor de 80% del empleo. A estas generadoras de trabajo no les vendría mal un freno a las importaciones de los artículos que producen. Dando más impulso a nuestra industria, se podrá crecer en puestos laborales y salarios en blanco. Asimismo, adherimos al reclamo de reforzar la ayuda social y duplicar los porcentajes de comida que se otorgan a los comedores sociales, tanto los estatales como los que mantienen entidades solidarias, pensando ante todo en los niños y ancianos que viven de la caridad.

Hay muchas expectativas de obra pública: hay caminos, hospitales, centros de salud y obras menores en diversos servicios que están parados o a medio andar. Si bien serán importantes las inversiones que aguarda el oficialismo, mientras, y siempre que lleguen para apuntalar el sistema productivo, se debe impulsar prioritariamente el mercado interno.

En una palabra, llegó el momento de conjugar todos los esfuerzos para librar el gran combate, sin el cual no habrá una nueva Argentina.

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