Científicos chinos experimentaron con ratones llegando a la conclusión de los niveles de serotonina en el organismo alteran la orientación sexual, llevando a una atracción indistinta hacia ambos sexos. Los animales expuestos a supresores de la hormona continúan manteniendo relaciones pero con indiferencia del sexo de sus parejas.
A lo largo de la historia y de diversas investigaciones sobre animales se ha probado la existencia de conductas homosexuales en casi todas las especies, en algunas con mayor frecuencia que en otras como en los monos.
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