Por Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Todos coinciden en que la situación está "muy mal" tanto en el sector de la producción como en el de la elaboración, pero muy pocos -o directamente nadie- sabe muy bien cómo llegar a una solución en el corto plazo. Coinciden en que la macroeconomía, la principal culpable de lo que está sucediendo, en algún momento va a cambiar, mientras hay otros factores que tienen que ver con lo que está pasando inclusive dentro de la propia industria.
"En la medida en que mejoren las condiciones para exportar vamos a encontrar algún alivio en cuanto a stocks y retomar el ritmo habitual", dijo un bodeguero consultado, quien admitió también que resulta muy difícil que esa situación se presente durante la actual gestión del Gobierno nacional. "No va a cambiar tanto en sólo cuatro meses", se animó a asegurar la fuente consultada.
En lo que hace a los factores "internos" dentro de la propia industria, cabría señalar algunos aspectos abordados durante la reunión realizada en San Juan, organizada por la Coviar. Se indicó sobre el particular que una de las conclusiones pasa por establecer que aquellos que se hayan adaptado más al mercado van a estar más cerca de alcanzar una salida favorable.
En este esquema se plantea la discusión entre aquellos que consideran que hay que continuar apoyando a los vinos rosados y los que creen que las uvas de menor calidad enológica deben estar destinadas a la elaboración de mosto.
En la primera de las teorías se encuentra evidentemente San Juan y parte de los sectores de la zona Este, quienes sostienen que es la única forma de ayudar a aquellos productores que no pudieron hacer la reconversión hacia uvas de mejor calidad enológica y que se encuentran en una encrucijada, en razón de que cuentan con uvas criollas y cerezas y con baja producción, fruto también de que los valores del vino no les permitieron ni siquiera mejorar sus viñedos o realizar las tareas de mantenimiento necesarios.
Lo que sucede también es que San Juan cuenta con el 42 por ciento de variedades rosadas y Mendoza sólo el 26 por ciento, en razón de que el resto, un 74 por ciento corresponde a viñas finas. De allí que se sostiene que insistir en el cumplimiento irrestricto del 35 por ciento de derivación a mosto estaría constituyendo un castigo para Mendoza y paralelamente un mensaje contradictorio, porque "se estaría incentivando la plantación de criollas y cerezas, hasta alcanzar el 35 por ciento, para abastecer el mercado de mosto", según comentó el bodeguero.
Al abordar en la reunión de la Coviar el tema de la elaboración, se planteó la situación del mercado de traslado donde aparecen dos grandes temas: uno técnico y otro económico. En el plano técnico, un trabajo realizado por la Facultad de Ciencias Agrarias hizo hincapié en los denominados "costos de la no calidad".
"Ello ha generado que muchos de los inversores deriven su dinero, además de la bodega, en viñedos de su propia producción, lo que ha generado un achicamiento en el mercado de traslado", destacó un informante, quien agregó que "el tema de la calidad es central en la elaboración, porque si no hay calidad no hay mercado", señalando en ese plano el problema por el que atraviesan los denominados vinos finitos.
En lo que hace al mercado de traslado, se indicó que habitualmente brindó un servicio que consistía en hacerse cargo de la elaboración a los productores, incluyendo el sistema por cuenta de terceros, lo que les permitía conformar una especie de colchón financiero, reteniendo el vino hasta que apareciera la mayor demanda. Pero los procesos de concentración están generando que algunas firmas, con mayor poder financiero y económico, puedan comprar cuando el vino tiene bajo precio y venderlo cuando sube, que era la labor que años atrás realizaban los denominados trasladistas.
"Ello les permite contar con un stock técnico para evitar los vaivenes de los precios", se indicó. En lo que hace al mercado cooperativo la situación se centra en que cuenta con sus propios vinos y no tienen necesidad de recurrir a la compra externa. "Si uno saca a esos grandes jugadores, el mercado de traslado tiende a reducirse y, en ese esquema, los precios no se mueven, porque tampoco hay movimiento de vinos", se indicó.
Frente a ese panorama, hay dos posibles salidas. Por un lado que se vuelva a abrir la exportación, para que nuevamente haya un movimiento importante y, por el otro un apoyo financiero que les permita a los productores y a los bodegueros -por terceros- poder esperar para vender su vino o bien para poder realizar inversiones en tecnología para mejorar la calidad de los vinos.
"El análisis del mercado de traslado, con toda su complejidad, es parte del nuevo fenómeno que debe afrontar la industria: el cambio de productividad, de elaboración, de mercado y también de lo económico-financiero", dijo la fuente, quien indicó que las variables económicas constituyeron de hecho un incentivo para que algunos grandes compradores se convirtieran en sus propios trasladistas.
Según señaló la fuente consultada, el planteo fue reconocido por la gente de San Juan, que -a su criterio- ha quedado encerrado en un mercado "conmoditizado", de vinos comunes y mosto.
Destacó que desde la Cámara Vitivinícola de San Juan, reconocen que el primer paso que tienen que dar es el tecnológico para mejorar sus esquemas de elaboración, para lo cual necesitan políticas públicas que les permitan alcanzar ese cambio, mientras paralelamente impulsar una reconversión de viñedos a los efectos de bajar el porcentaje de uvas rosadas, "deber que sí ha realizado una gran parte de Mendoza", se indicó.
Críticas por posible proyecto
Distintos sectores hicieron llegar una inquietud. Según se indicó, los diputados nacionales Guillermo Carmona y Anabel Fernández Sagasti, junto al titular del INV, Guillermo García, se habrían reunido con la Federación Agraria (nacional y provincial), impulsando un proyecto de ley nacional, que fijaría un tributo, de monto desconocido, que se aplicaría a la distribución o a la venta de vinos, para financiar un fondo compensador de stocks.
"Es el modelo que estaría impulsando un sector ultra kirchnerista de los ministerios de Economía y de Agricultura de la Nación. Esto ha pasado inadvertido para muchos, pero un tributo a la distribución nos va a castigar duramente", dijo el dirigente. "Lo más grave es que nadie de la industria fue consultado", aseguró. Se trata de un "trascendido", pero que ha inquietado a los diferentes sectores que hemos consultado.
Multas
Sobre el filo de la semana el INV dio a conocer un informe sobre la aplicación de multas, destacando que intervino más de un millón cuatrocientos mil litros de vino, en los que se detectaron irregularidades, entre los que hay blancos escurridos, rosados y tintos. "En su gran mayoría son multas por error u omisión que tienen que ver con la correcta identificación del producto, con omitir el código de trazabilidad en las etiquetas, por la falta de correspondencia con el análisis de origen o porque alguno de sus elementos como por ejemplo el índice de color o la acidez están fuera de las tolerancias admitidas.
"Esta fiscalización del INV se realiza con el claro objetivo de cumplir su misión de control, más aun teniendo en cuenta los recurrentes excedentes vínicos de productos que no tienen mercado y no deben llegar al consumidor. Con relación al acuerdo Mendoza-San Juan -dice- se están finalizando las tareas administrativas y se espera para los primeros días de setiembre, que el INV proceda al bloqueo de cerca de 100 millones de litros de vino para aquellos que no hayan pagado la multa o solicitado el auto bloqueo para destilación. Es importante destacar el estricto cumplimiento del acuerdo Mendoza-San Juan", concluye.