En la grabación del jueves se ven las estructuras de edificios bombardeados y montones de losas de concreto apiladas en las calles, salpicadas de autos destruidos. Barrios enteros parecen reducidos a escombros, con pocos indicios de vida civil.
Manzanas enteras de la ciudad parecían inhabitables, con muros derribados y ventanas y puertas rotas. En algunos edificios había varios pisos hechos añicos. El estadio que los extremistas utilizaron como depósito de armas y prisión parecía haber sufrido menos daños, en comparación con los edificios circundantes.
Mucho antes de que comenzara la ofensiva por tierra de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés), los aviones de combate bombardearon la ciudad durante meses.
Las SDF, de liderazgo kurdo y respaldadas por Estados Unidos, anunciaron el martes que habían expulsado de la ciudad a los combatientes del grupo EI tras semanas de combates.
Es probable que las SDF entreguen la autoridad de la ciudad al Consejo Civil de Raqqa, formado por líderes locales y tribales y que se encargaría de devolver la vida normal a la ciudad.
El organismo tiene un plan de respuesta rápida que comenzará con la retirada de minas dejadas por el grupo EI, después despejar escombros y abrir carreteras y a continuación reparar las conducciones de agua y centrales eléctricas, explicó Omar Alloush, miembro destacado del Consejo Civil de Raqqa.
Se permitirá regresar a los civiles una vez se hayan retirado las minas y explosivos, indicó el general de brigada Talal Sillo, comandante de las SDF. En otras ciudades que los extremistas han perdido antes, los expertos trabajaron durante semanas para quitar bombas trampa y explosivos que seguían matando y mutilando gente mucho después de la marcha del grupo EI.
El enviado estadounidense de mayor rango a la coalición contra la milicia radical, Brett McGurk, tuiteó esta semana que los combatientes del grupo EI habían dejado 150 artefactos explosivos en el interior y los alrededores de una planta de tratamiento de aguas cerca de Raqqa, aunque indicó que ya había sido limpiada y se estaba reparando.
La caída de Raqqa es una gran derrota para el grupo EI, que ha visto cómo su territorio se encogía de forma constante desde el año pasado. El grupo tomó Raqqa, situada junto al río Éufrates, en enero de 2014 y la convirtió en el epicentro de su brutal régimen.
Las SDF han despejado el 98% de la ciudad y algunos milicianos siguen escondidos en una pequeña zona al este del estadio, según tuiteó el jueves el coronel Ryan Dillon, vocero de la coalición internacional.