El grupo Estado Islámico (EI) arrasó con una de las joyas de la Humanidad que representaba el templo de Bel en la ciudad antigua de Palmira, en Siria, un “crimen intolerable contra la civilización” reaccionó ayer la Unesco.
“La destrucción de Palmira es un crimen intolerable contra la civilización, pero nunca borrará los 4.500 años de historia de Siria”, declaró la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en un comunicado divulgado en París, sede de este organismo de la ONU para la educación, ciencia y cultura.
“Han matado Palmira” se lamentó por su parte el director de las Antigüedades de Siria, Maamun Abdelkarim, tras la difusión horas antes de fotos satelitales de la ONU, que confirman la destrucción del mayor templo del lugar.
“Era el más hermoso símbolo de Siria. Y lo hemos perdido para siempre” añadió. “Es el último acto antes de la destrucción completa de Palmira”.
A su vez, Estados Unidos condenó la destrucción del templo. “Las tentativas de EI por eliminar las riquezas de la cultura y la historia de Siria, matando y destruyendo, están condenadas al fracaso”, dijo el portavoz del departamento de Estado, Mark Toner.
El portavoz advirtió que “todos aquellos que destruyen patrimonio cultural importante deben responder por sus actos”. El lunes por la noche, el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (Unitar) declaró poder “confirmar la destrucción del principal edificio del templo de Bel, además de una fila de columnas colindante”, tras comparar imágenes satelitales obtenidas antes y después de una potente explosión registrada ese mismo día.
En una imagen de satélite del 27 de agosto se ve con claridad el templo, una estructura rectangular rodeada de columnas, cuya construcción concluyó el siglo II. En otra foto, del lunes, sólo son visibles unas columnas situadas en un extremo del emplazamiento.
El EI se había apoderado el 21 de mayo de Palmira, a 205 km al este de Damasco, tras haber expulsado a los fuerzas gubernamentales, y suscitando de inmediato los peores temores sobre el futuro del patrimonio sirio.
El templo más hermoso
El templo de Bel, conocido como la "perla del desierto", era sin duda el templo más impresionante de Palmira.
“Combina de forma única el arte oriental y el arte greco-romano. Aún conserva todos los atributos de los templos antiguos, el altar, las columnas. Junto al templo de Baalbek en Líbano, es el templo más hermoso de Medio Oriente”, según Abdelkarim.
Su construcción comenzó en el año 32 d.C y llevó más de un siglo. Antes del conflicto en Siria, iniciado en marzo de 2011, 150.000 turistas al año visitaban este templo.
EL EI ha destruido ya varias joyas arqueológicas en Irak, país del que ocupa -como en Siria- parte del territorio. Los yihadistas consideran objetos de idolatría a las obras religiosas preislámicas, principalmente a las estatuas.
Para Charlie Winter, analista en la Quilliam fondation basada en Londres, estas destrucciones de antigüedades “tienen un verdadero significado en la visión del mundo de los yihadistas, ya que representan el símbolo del politeísmo. Al tratarse de obras preislámicas, para ellos no merecen existir”.
Pero, según este analista, estas destrucciones tienen como objetivo ocupar la primera plana de la actualidad, en momentos en que sus salvajes ejecuciones ya no generan la misma atención en los medios de prensa.
El 23 de agosto, el EI destruyó totalmente con explosivos el templo de Baal Shamin derribando la “cella” (parte cerrada del templo) y las columnas contiguas se desplomaron. Unos días después, EI difundía imágenes del templo reducido a un montón de escombros.
Además de destruir el templo de Baal Shamin, acto denunciado por la Unesco como un “crimen de guerra”, los yihadistas de EI decapitaron, mutilaron y colgaron de un poste el 18 de agosto al arqueólogo sirio Jaled al Asad, de 82 años, director durante 40 años del parque arqueológico de Palmira.
También el EI puede sentirse amenazado por el ejército sirio, que se acerca a la ciudad. “Cuanto más tema el EI perder Palmira, mayor será la posibilidad de que destruya lo que queda” en ella, advierte Winter.