El informe dado a conocer por la FAO, el brazo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, es contundente: la Argentina se encuentra en el noveno lugar en el ranking de países que más destruyen su riqueza forestal.
Lo hace a razón de 300 mil hectáreas por año y en su gran mayoría se trata de bosques arrasados para destinar el terreno a la plantación de soja, lo que llevó a un experto a considerar que mientras los países africanos talan sus bosques para enfrentar la hambruna de sus poblaciones, las naciones sudamericanas reducen su masa boscosa para alimentar a naciones extranjeras.
La deforestación en los últimos cinco años está focalizada en América del Sur y África. La lista es encabezada por Brasil, con la destrucción de 984 mil hectáreas por año, seguido por Indonesia, con 684 mil; Myanmar, con 546 mil; Nigeria, con 410 mil; Tanzania, con 372 mil; Paraguay, con 325 mil; Zimbabue, con 312 mil; República del Congo, con 311 mil; la Argentina, con 297 mil y cierra la lista Venezuela con 289 mil hectáreas anuales.
Como contrapartida, dentro de un ranking que podría denominarse de "buenos alumnos" aparece China, en primer lugar, que incrementa sus bosques a razón de 1,5 millón de hectáreas por año, la misma superficie boscosa que perdió nuestro país entre 2010 y 2015.
El organismo mide la evolución de los bosques desde 1990, año en que comenzó a imponerse en el escenario internacional la preocupación por el cambio climático y la necesidad de proteger los recursos naturales.
Según el registro histórico, la Argentina contaba por aquellos años con 34,7 millones de hectáreas de bosques y ahora, 35 años después, se han reducido a 27,11 millones, lo que determina que el país perdió en el último cuarto de siglo el 22% de sus bosques, es decir unas 7,6 millones de hectáreas. Y si bien Brasil es quien lidera la cantidad de hectáreas erradicadas, en el porcentaje final las cifras son diferentes.
Ocurre que mientras en la Argentina las 297 mil hectáreas anuales erradicadas implican un 1% del área total, en Paraguay significa el 1,9%, mientras en Brasil tiene una influencia del 0,2% en la masa total de bosque, en razón de que cuenta con el recurso enorme del Amazonas. Según señala el informe, a nivel mundial el caso más preocupante es el de Nigeria, con un 4,5% de superficie boscosa destruida cada año.
De todos modos, si miramos la situación por el revés de la trama y observamos el vaso "medio lleno", puede mencionarse que la tasa de deforestación global se redujo a la mitad entre 1990 y 2015, ya que antes se perdía 0,18% de los bosques en el mundo, mientras ahora ese indicador llega al 0,08%, porque se ha tomado conciencia de que los bosques juegan un papel fundamental en la lucha contra la pobreza rural.
Aportan aire puro y agua, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. De todos modos, también cabe señalar que en 1990 los bosques, con 4.128 millones de hectáreas, cubrían el 31,6% del planeta y actualmente, con 3.900 millones de hectáreas, el 30,6%. De ese total, el 93% son bosques naturales y sólo el 7% forestado por el hombre.
Los aspectos señalados deben constituir un severo llamado de atención para la Argentina y deben incentivarse las leyes destinadas a la protección de los bosques.
Mendoza puede llegar a constituir la excepción, en razón de que existen normas legales destinadas a la protección de la flora nativa, aunque también valdría señalar que es necesario reactivar las campañas destinadas a la protección del arbolado, una acción que pareciera haberse debilitado, que no debe quedar sólo en la responsabilidad de los gobiernos sino que debe ser compartida con la población.