Más allá de la enorme campaña que realizó el equipo dirigido por Mauricio Magistretti, las sensaciones no terminan de ser como uno esperaba cuando la temporada llega a su fin. El 3-3 final ante Racing de Córdoba, que necesitaba ganar por goleada y se terminó despidiendo del torneo, provocó un tsunami de sentimientos encontrados.
Hubo conformidad por el rendimiento que mostró el equipo a lo largo del torneo, por ser protagonista, por haber pasado de fase y hasta por dar pelea hasta último momento.
Sin embargo, cuando ya el hincha se va yendo de la cancha con las manos en los bolsillos y el eco de los goles de fondo, queda la angustia de saber que pudo conseguirse algo más.
La inteligencia de Marchetti para jugar, la garra de Rodríguez, la categoría de Aguilera y el aguante del resto no fueron suficientes para darle otra forma a la campaña, otro final.
Ayer repitió viejos errores del pasado y por eso no pudo quedarse con los tres puntos en el cierre de su temporada. Lo perdía 1-0 por la gran definición de Rami, lo empató con Aguilera y lo dio vuelta con Persia.
Rami volvió a empardar y parecía cosa juzgada, pero Marchetti volvió a vestirse de goleador para pensar en un cierre acorde a lo exhibido. Sin embargo, desacoples de la última línea le dejaron una chance más a Oloco y fue empate, cosa juzgada y una cucharada de sal en la miel.
Hubo aplausos, es cierto. El hincha reconoció como nadie el esfuerzo realizado. Ahora, la vara subió varios escalones y, como dijo Magistretti tras el encuentro, “se potenciaron varios jugadores”. Ahora, el que venga, deberá saber que el objetivo ya no será permanecer. Esa es una muy buena noticia.