Nuestro país no funciona como Nación desde hace muchos años si entendemos como tal a una sociedad con comunidad de raza, idioma, historia, cultura, ideas e ideales comunes. Las diferentes grietas nos han separado de tal modo que hasta nos es difícil considerarnos "hermanos". Lo único en común que tenemos es el enfrentamiento permanente producto de un desamor colectivo que crece cada día con mayor peligro para nuestra integridad. La democracia de estos últimos 35 años no ha contribuido a zanjar nuestras enormes diferencias sino que las ha acrecentado, no por causa de ella sino de los políticos que, cual reflejo de sus mandantes, son autores de una intolerancia recíproca que no pueden resolver.
Creo que esta es una de las causas del aumento de la delincuencia, porque sin amor colectivo, sin solidaridad, sin respeto mutuo, el que roba también mata y a veces es tanto el desprecio que mata sin robar, porque la muerte del prójimo es como la de un perro, o simplemente mata por el gusto de matar. Hay que estudiar esta parte del grave problema, hasta ahora inexplorado.
Es muy lamentable para mí reconocer estos datos de la realidad, más cuando resultan inexplicables. Vivimos en uno de los lugares más privilegiados de la tierra, con riquezas superabundantes que no son compatibles con trece millones de pobres y gente desocupada y con hambre. En mi trabajo "La única verdad es la realidad" (Los Andes 8/3/2018), sostuve que en los 69 años transcurridos entre 1946 y 2015 tuvimos 36 y ½ de peronismo, 17 de militares y 15 y ½ de radicales, que nos dejaron el desastre de país que recibimos en 2015. Los militares no volverán a gobernar. Pero ni los peronistas ni los radicales hicieron jamás sus autocríticas y debemos presumir por tanto que carecen de conciencia grupal de culpa alguna.
El interventor del PJ, Luis Barrionuevo, ha manifestado en estos días que su objetivo es que su partido sea una alternativa de gobierno en 2019. Sin haber confesado sus culpas debemos entender que de triunfar volverá la soberbia, el pensamiento único, el "amigo/enemigo", la emisión descontrolada, la inflación, el populismo, la falta de república, la prensa adicta, la hegemonía, los carpetazos, el aislamiento internacional, la demagogia, la dádiva demagógica, la cultura del descanso y no del trabajo, el vivir solo del Estado, la reducción de la iniciativa y actividad privada, etc. Y como no hablan de exclusión, también sufriremos la inclusión del kirchnerismo, la Cámpora y quizá Cristina. Para el país esto sería aterrador.
¿Los votará una mayoría o primera minoría? Piensan en una coalición con todas las vertientes del peronismo, los partidos de izquierda, obrero, libres del sur, de los Rodríguez Saá, socialismo, etc. Si resultaran victoriosos ¿cómo gobernarán? ¿se dividirán el poder? ¿bajo qué liderazgo? De un rejunte tan dispar como agua y aceite solo puede resultar el caos. Si pretenden asumir el gobierno en 2019 deberán explicar todos estos interrogantes y numerosos más que no puedo detallar por razones de espacio, además de cuál será detalladamente el plan de gobierno, excluyendo específicamente aquéllos que mencioné .
El radicalismo deberá también hacer un examen de conciencia. Se tiene la idea generalizada que este espacio político no sabe gobernar, solo "hablar en verso" o bla, bla, bla, salvo excepciones notables como Alfredo Cornejo en Mendoza. Han sido honestos pero inexistentes como Guido, lentos como Illia, inconsistentes en economía sin completar su mandato como Alfonsín con el austral fracasado, desorbitados y despistados como De la Rúa, que dejó el impuestazo de Machinea y el desastre del 2001. Deberán estudiar más y presentar propuestas serias y fundadas si quieren ser una opción en 2019.
El tema de los jueces también es grave. Comodoro Py es un centro de corrupción, entendiendo por tal alterar, dañar, echar a perder, podrir, pervertir, vaciar, sobornar. Con solo comprobar el trámite largo e inadmisible de los procesos federales, algunos sospechados de coimas y favorables al gobierno de turno, es aplicable el diccionario completo. Hay cientos de jueces que no son corruptos en todo el país, pero adolecen de otro vicio inadmisible: la lentitud de los juicios y los fallos contra toda lógica y sentido común. Zaffaroni y Justicia Legítima han contribuido muy eficazmente a esta pérdida de creencia en los jueces. Y los códigos procesales más el temor de los magistrados a ejercer sus facultades. Se protege al victimario y no a la víctima, al asesino, al violador, al abusador, al pedófilo. Ningún derecho es absoluto y tampoco el de defensa, que debe ser ejercido y protegido con razonabilidad y no irrazonablemente como ahora. Hay juicios que tardan 10, 15 o más años y cuando las sentencias llegan, o son injustas y contra derecho, o tardías que, fuera de tiempo, no resuelven nada o lo resuelven mal. Se impone una revisión total de los requisitos para ser juez, de su designación, y de los códigos procesales para tener un servicio de Justicia eficaz y creíble. Y hay malos abogados, sacapresos y torturadores del proceso con chicanas degradantes que burlan y desacreditan a la Justicia. Las Facultades de Derecho deben también hacer un mea culpa y una revisión total de sus programas, especialmente de la inexistencia de contenidos éticos y morales.
Y llegamos por fin al gobierno de Macri. Debió reconstruir el país luego de la destrucción de 69 años y en especial, de la corrupción y populismo del kirchnerismo. Los que lo votamos en 2015 y en 2017 lo hicimos con enormes esperanzas. Sabíamos que ni en 4 ni en 8 años se podría reconstruir el Estado desecho. Sabemos que muchas medidas tomadas hasta ahora son indispensables para tener éxito en la abrumadora tarea impuesta. Pero en estos 2 años y 4 meses transcurridos han aflorado graves ineptitudes. Violan el principio republicano de información y explicación de los actos de gobierno. Solo una elite intelectual y privilegiada los comprende pero el grueso de la población, que es desinformada y en parte, pobre e indigente, no entiende nada y solo sufre la dureza de las medidas, que las consideran inhumanas e imposibles de cumplir. La dureza gélida de Aranguren más su negativa a traer sus fondos externos "hasta que el país de garantías", lo único que consigue es más protestas callejeras, más piquetazos y que los pícaros de la oposición aumenten la presión política para posicionarse en 2019 o directamente lograr para Macri el helicóptero ahora, como gran parte del kirchnerismo y Cristina en particular, lo anhelan. El gobierno no enseña nada, no explica el por qué de todo, no ayuda a la comprensión y al aumento de la esperanza. Y si por esto pierde el gobierno, ¡solo a sí mismo deberá imputar la derrota!