Por lo general, cuando nace un bebé, sus padres están fuera de sí de tanta felicidad. Sin embargo, también es sabido que la alteración hormonal que se produce a veces con un parto puede llegar a generar una depresión.
También se sabe que esa problemática suele afectar a las madres, pero poco se habla de que es un tema que también se puede dar en los papás.
En los hombres los síntomas se manifiestan de otro modo: suelen aparecer poco a poco. Se sienten agotados, duermen mal (independientemente de las fases de sueño del bebé), se irritan con facilidad y sienten cierto vacío.
Además, tal como les sucede a las mujeres si atraviesan una depresión posparto, al padre también puede ser que le cueste sentir amor o cariño hacia su nuevo hijo y por supuesto, que el deseo sexual se baje a cero.
El primer paso, primordial, es hablarlo abiertamente con la pareja, que seguramente podrá apoyarlo o compartir preocupaciones similares que lo harán sentir acompañado.
Si eso no es suficiente, no hay que dejar pasar demasiado tiempo y consultar a un psiquiatra, no sólo por sí mismo, sino también porque la depresión puede llegar a afectar a su pareja o incluso al niño.
En el caso de los hombres, la depresión "posparto" no suele darse tras el nacimiento, sino más bien tres o seis meses después.