La demanda asiática, eje del nuevo mapa alimentario

FAO/OCDE prevé que la demanda global agroalimentaria se expandirá con menor intensidad en la próxima década que en los últimos 10 años.

La demanda asiática, eje del nuevo mapa alimentario

La tendencia central de la época en materia agroalimentaria es la de un continuo crecimiento de la demanda, ocurrida predominantemente en los países en desarrollo y emergentes (FAO/OCDE 2015/ 2024).

En los países en desarrollo, sobre todo los asiáticos -China en primer lugar-, esta tendencia central se cruza con una extraordinaria transición dietaria (vuelco de la población al consumo de proteínas cárnicas), lo que acelera el consumo de carnes y multiplica las importaciones de granos para la alimentación animal (soja, harina de soja, maíz).

Las causas de la transición dietaria son de tipo estructural y carácter irreversible: ante todo el aumento de ingreso per cápita de la población (en el caso de China, el ingreso promedio asciende a U$S 7.800 anuales, mientras los salarios reales de la población urbana crecen 20% anual en los últimos 8 años).

También juega la continua urbanización, que abarca a 54% de los habitantes, que serían 60% en 2020, y 75% en 2030. El consumo de carnes es 3 veces superior al rural en la población urbana.

En los países avanzados, que juntos tienen menos de 1.000 millones de habitantes sobre 7.100 millones de la población del planeta, y cuya tasa de crecimiento poblacional es nula o negativa, el consumo per cápita de alimentos está saturado en los niveles actuales.

Hay una situación de estancamiento estructural en la economía global, que prácticamente no crece hace 5 años, en la que se mantiene la misma tasa de expansión de 3% anual, con una disminución del crecimiento potencial de largo plazo que ahora es 2% por año.

Por eso FAO/OCDE prevé que la demanda global agroalimentaria se expandirá con menor intensidad en la próxima década que en los últimos 10 años y con índices crecientemente dispares en las distintas regiones del mundo.

En Estados Unidos, los biocombustibles y otros usos industriales han aumentado significativamente la demanda de granos. Así, el maíz como insumo para la producción de biocombustibles se ha triplicado en la última década, y más de 40% de la producción se ha destinado en 2015 a los combustibles de origen biológico.

El consumo global de granos se expandiría más de 390 millones de toneladas en 2024; y dentro de ellos los granos para la alimentación animal representarían más de la mitad. En los últimos diez años significaron 36% del consumo global y serían 70% en 2025.

El consumo de carnes aumenta globalmente 1,4% anual, (un crecimiento de 51 millones de toneladas adicionales en 2024), y el de aves se expande 2% por año. Los lácteos crecerían 23% en los próximos 10 años (un incremento de 48 millones de toneladas en 2024).

Hay una nítida división entre las regiones superavitarias en la provisión de agroalimentos y las regiones deficitarias. La gran región exportadora es el hemisferio americano, con dos nítidas subregiones: Estados Unidos y Canadá, en el hemisferio Norte, y el Mercosur (Brasil/Argentina) en el continente sudamericano. La gran región consumidora -eje de la demanda mundial- es inequívocamente Asia, con epicentro en China.

Estos son los trazos del mapa mundial agroalimentario del siglo XXI.

CC

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