La delicada situación olivícola

La olivicultura se encuentra atravesando un momento complicado, pero que se puede modificar.

La delicada situación olivícola
La delicada situación olivícola

La información aparecida días pasados en el suplemento Fincas hace encender las luces amarillas de precaución. No estamos en el peor momento, pero debemos tener cuidado sobre el futuro de la actividad olivícola en la provincia. Sucede que, por problemas climáticos, la cosecha de este año será un 40 por ciento menor a la del año pasado, pero en una actividad que en los últimos tiempos ha perdido cantidad de hectáreas implantadas con olivos por diversas circunstancias, especialmente por el avance de los emprendimientos inmobiliarios en las cercanías de los centros poblados, donde hace sólo algunos años existía gran cantidad de olivares, especialmente en las zonas de Maipú y de Luján. A lo que debe sumarse que el sector enfrenta grandes dificultades, tanto en el mercado interno como en el externo.

Los productores afirman que el principal inconveniente se presenta en forma "natural", como es el caso de lo que antes se conocía por "añada" y ahora como "vecerismo", que se trata de una alternancia natural del cultivo, de un año con mayor cantidad de producción a otro con menor, a lo que se suma el hecho de que en el mes de octubre el Zonda provocó que se cayeran flores, lo que hizo disminuir la cantidad de materia prima. No deja de preocupar tampoco lo que sucede con las fábricas de aceite de oliva y de preparación de aceitunas conserveras que, de 45 que existían hace 10 años, han pasado a solo 4 de funcionamiento en la actualidad en la provincia, en razón de que las inversiones en el sector se han trasladado a San Juan, Catamarca, La Rioja y Neuquén.

Siempre ateniéndonos a lo que reflejan los números, se indica que de tener cosechas aproximadas de 10 mil toneladas se pasó a las 2 a 3 mil toneladas, lo que ha generado que, de ser la primera productora de aceitunas del país, cediera lugares a otras provincias y no integrando ni siquiera el podio de los primeros tres lugares.  A nivel país, la superficie implantada con olivos ronda las 110 mil hectáreas y las principales provincias productoras son -en orden de superficie plantada- Catamarca, la principal productora de aceite de oliva del país; La Rioja (el 72 por ciento de la cosecha se destina a la producción de aceitunas para conserva); San Juan (que varía su producción entre aceitunas para consumo y el aceite de oliva) y recién después aparece Mendoza, que destina el 59 por ciento a aceitunas en conserva y el 41 por ciento restante a aceite de oliva. De acuerdo con un estudio, San Rafael y Maipú se ubican en los primeros lugares en la elaboración de aceite de oliva y en la de preparación de aceitunas, a los que se suman Lavalle, Guaymallén y Rivadavia, con diferentes producciones.

Dentro de todo ese esquema, cabría agregar que, por condiciones de terruño y climáticas, Mendoza se convierte en la provincia ideal para la elaboración de aceite de oliva de altísima calidad. Esa situación especial llevó a que la Legislatura provincial aprobara años atrás un proyecto de ley por el que se estableció  la Denominación de Origen para el aceite de oliva mendocino y evitar así la posibilidad de aprovechamiento comercial de parte de productos surgidos de otras provincias.

Respecto de la producción, la situación en la provincia va sufriendo modificaciones. Así por ejemplo, de acuerdo con datos oficiales en 2010 Mendoza contaba con 20.642 hectáreas plantadas con olivos, ubicándose como la segunda especie frutal con mayor superficie implantada, después de la vid. Además, fue durante décadas la mayor productora de aceitunas del país, hasta que las desgravaciones impositivas permitieron la multiplicación de hectareajes en Catamarca, La Rioja y San Juan. Sin embargo, una publicación de 2016 advertía que la producción olivícola atravesaba una nueva crisis, agregando que las cifras oficiales indicaban que más de 1.500 hectáreas implantadas con olivos no se encontraban ese año en producción.

Tal como lo señalamos en un principio, la situación de la actividad olivícola en la provincia no es la ideal pero tampoco atraviesa una crisis profunda.

Habrá que encontrar los métodos para modificar la situación, un aspecto que muy bien podría lograrse en razón de que los principales actores del sector se encuentran trabajando en conjunto en la búsqueda de los mejores objetivos.

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