Lo sucedido con los tripulantes del ARA San Juan es trágico, mucho más aun si fuera producto de la corrupción o de la ineptitud: ambas matan. No sorprendieron a los argentinos los comentarios oportunistas respecto del papel a cumplir por las Fuerzas Armadas. Debemos reflexionar sobre la magnitud y complejidad. No sólo se trata de indiferencia pasiva en torno a la defensa de los espacios nacionales, sino que alcanza a la educación.
Que un argentino de cada tres sea pobre, castiga severamente a los niños y jóvenes. No habrá soberanía si hay mala nutrición y educación y si se descuidan los recursos. Lo demás luce como simple retórica, especialmente en boca de quienes, sin “política de defensa”, votan un presupuesto paupérrimo. Si no miramos al horizonte, nuestro destino como Nación es inviable. El desdichado acontecimiento no tolera opiniones fáciles o estéril politiquería. Es inaceptable la depredación en el Atlántico Sur, como lo es la indigencia, la droga y el terrorismo. Sabemos que los recursos son escasos, las prioridades implican hacer política con mayúsculas, y definir qué país queremos. Mariano Moreno lo describió con rigor: "Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía". Nuestra tiranía es la apatía aprovechada por pícaros que pretenden rédito político. ¡Despertemos!
Alfredo Gustavo Quaglia
DNI 8.107.096