La Cumbre hace recordar a Fujimori

La Cumbre hace recordar a Fujimori

Ayer hacía 16 años. El entonces presidente del Perú, Alberto Fujimori, que había viajado a Brunei para participar en la Cumbre del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC), quiso renunciar desde Tokio por fax. Pero no lo logró y fue destituido.

La celebración esta semana en Lima de la XXIV Cumbre de la APEC ha hecho que los peruanos recuerden especialmente el episodio, que puso fin a un controvertido gobierno de 10 años, en el que campearon las violaciones de los derechos humanos y la corrupción, aunque también hubo éxitos económicos y de pacificación.

Fujimori, hoy encarcelado, estaba abrumado por el crecimiento indetenible de la oposición, que se expresaba en movilizaciones callejeras masivas y casi diarias. En ese marco partió a Brunei con permiso del Congreso, pero el que se fuera con decenas de maletas generó sospechas.

Terminada la cumbre, Fujimori no retornó a Lima, como estaba previsto, sino que se fue a Japón, el país de sus padres (entonces no se sabía que también tenía nacionalidad nipona), y desde allí le avisó a su presidente de Consejo de Ministros, Federico Salas, que no regresaría y que enviaría una renuncia por fax.

Y lo hizo. Pero la oposición rechazó el documento y lo destituyó por incapacidad moral. En el Congreso, el fujimorismo admitió que su momento había terminado y dejó la presidencia al opositor Valentín Paniagua quien, por línea de sucesión, se convirtió en jefe de Estado interino por 10 meses.

Fujimori permaneció en Tokio hasta 2007 y hasta fue candidato a senador por la ultraderecha japonesa. Pero, con ganas de retornar a la política peruana, hizo un mal cálculo y viajó a Chile en 2007. Contra lo que esperaba, ese país atendió el pedido de extradición y lo entregó.

Desde entonces, está preso en un cuartel de la Policía en Lima, donde purga una condena de 25 años de cárcel como autor mediato de 25 asesinatos y dos secuestros agravados. Además, recibió seis sentencias por diversos casos de corrupción. El ex presidente, de 78 años, está latente en la política a través de sus hijos Keiko y Kenji, ex candidata presidencial y congresista, respectivamente.

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