La culpa la tiene la pareja de cigüeñas (macho-hembra)

La culpa la tiene la pareja de cigüeñas (macho-hembra)

En la nota me refiero única y exclusivamente a los padres y alumnos que puedan sentirse afectados.

A modo de prólogo voy a dar mi opinión:

A los estudiantes primarios y secundarios que tienen todo el día para estudiar, que arrastran 3 o más materias en forma reiterada, y terminan repitiendo, no se les debería permitir que ocupen un banco que podría ser útil a un chico/a al que realmente le interesa estudiar.

Hasta hace 10 o 15 años las cigüeñas, aparte de traer los bebés de París, se encargaban de educarlos, hablarles de distintos temas a medida que iban creciendo, ya fuera durante el almuerzo, la cena o en algún momento libre.

En estas charlas, se inculcaba a los pichones la autoestima, el respeto por el prójimo, poniendo el acento en que debían ver en el maestro o profesor a la persona que se encargaría de profundizar las enseñanzas que recibían en el nido, por lo tanto había que respetarlos. De esta forma estarían preparados para ser buenos profesionales o trabajadores para desempeñarse en distintas tareas.

La enseñanza incluía las distintas formas de gastar la desbordante energía lógica en la juventud, sin autoagredirse ni agredir a otras personas. En definitiva, que fueran útiles a la sociedad y no parásitos de ella.

Todo ha cambiado, las cigüeñas trabajan todo el día, si es posible en dos lugares, para proveer a los pichones de celular, computadora, playstation y otros chiches.

Esto es un círculo que no cierra nunca, por cuanto lo que se compró en enero, en octubre ya es viejo.

Así las cosas, es imposible que la familia se reúna a la hora de almuerzo o cena. Los padres disponen de poco tiempo, los pichones están ocupados con la tecnología (que ha pasado el lampazo a muchas buenas costumbres), salir con amigos y, si sobra tiempo, dedicarlo al colegio.

La adolescencia empieza y termina antes, no hubo tiempo para compartir con los padres, lo que provocó que los pichones ya se sientan independientes y se manejen con información que recogieron en distintas fuentes fuera del nido. Los padres reaccionan (demasiado tarde) y buscan la forma de quedar bien con el hijo/a, apoyándolos cuando tienen problemas en el colegio.

La punta del hilo de este largo ovillo la tiene un señor con “fueros” que hace pocos años se presentó con un arma de fuego en un colegio porque habían aplazado a la nena. De esta actitud derivan hechos como el ocurrido en San Rafael, en la fiesta de los buzos, cuando, imitando a los barrabravas del fútbol, hicieron una previa y terminaron todos los chicos/as borrachos. ¿Quién se hace cargo de estos desmanes y de los posibles abortos?

Muy loable la actitud de los maestros en proveer chocolate y masitas a los chicos/as después de que habían arrojado objetos contundentes a las aulas. No me cabe duda de que en caso de reincidencia debería intervenir un juzgado de menores y antes del chocolate, darles una ducha de agua fría y luego aplicar las medidas previstas en el Código Penal para menores violentos e incontrolables. No hay que sorprenderse de que algunos educacionistas no se animen a aplazar a nadie por temor a perder el puesto.

¿Hay solución? Seguro que sí. ¿Cuál? Que las altas autoridades educacionales actúen sin temor y con seguridad, y hagan que los maestros y profesores se sientan respetados y tengan real garantía de que pueden aplazar a uno o más alumnos/as sin arriesgar su puesto. Si no existe, promulgar una ley que autorice a la DGE a expulsar a un alumno/a que concurra al colegio borracho o que con su conducta altere concretamente el normal desenvolvimiento de las clases

Termino con una frase de un ex intendente de la capital. “Primero se aplica la sanción y luego se averigua el apellido”.

Santos Isgro - DNI 6.898.411

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