Con más tiempo en casa y con opciones de diversión limitadas, muchas familias se han reencontrado con la cocina, una actividad que pueden compartir y, además, les permite ahorrar. Esto ha empujado la venta de harina, levadura, grasa y premezclas, al tiempo que ha tirado hacia abajo la de budines, madalenas y pan rebanado. También ha caído el consumo de gaseosas y bebidas alcohólicas.
Rubén David, del mayorista Oscar David, detalla que la venta se ha reducido de manera impresionante en todo lo que no puede considerarse de primera necesidad. Y los productos que están ligados a la merienda escolar, como galletitas, alfajores y jugos, han bajado a un 20% de lo habitual.
En cambio, los compradores se han volcado a llevar harina, fideos, aceite y artículos de limpieza. En este último rubro se destacan los productos desinfectantes. Las ventas de lácteos y fiambres, en tanto, se han mantenido.
David señaló que se ha "destruido" la venta de fernet y de bebidas alcohólicas en general. Es que si bien se podría pensar que el quedarse en casa invita a darse ciertos gustos, en realidad muchos consumidores toman alcohol en reuniones, que hoy no hay. Las gaseosas se han mantenido, pero de todos modos suelen caer en esta época por una cuestión estacional.
Sí ha crecido notablemente, detalló, la compra de grasa, levadura, mezcla para ñoquis, bizcochuelos. "La gente tiene tiempo para cocinar, trata de ahorrar, los chicos ayudan, se entretienen. Hacen pan casero con grasa y fideos en casa", acota David. Así, explotó el consumo de dulce de leche y se ha dificultado la reposición. Como contraparte, se redujo la venta de budines, madalenas y pan rebanado.
Matías Abraham, de Blow Max, coincidió en que hay una demanda increíble de harina y levadura para cocinar el pan en casa. También, de productos básicos de la canasta, como fideos, aceite y azúcar. En el caso de este negocio, que nació como un mayorista de golosinas y siguen teniendo una gran incidencia en los locales, han notado el desplome de 70% en la venta.
Aunque señaló que es normal, por la época del año, que el consumo de gaseosas caiga, también lo ha hecho el de bebidas alcohólicas. Abraham atribuyó esto, en parte, a que hubo desinformación y varios deliverys les rebotaban los pedidos que incluían vino o cerveza, porque la policía los detenía.
Abastecimiento
Rubén David indicó que está teniendo problemas con la reposición porque se ha encarecido el transporte. Como sólo pueden circular los camiones que llevan productos esenciales, a veces vuelven a Buenos Aires sin carga. Y como ahora es época de cosecha en la pampa húmeda, algunos conductores prefieren trabajar en esa tarea y llevar lo cosechado al puerto en lugar de ir al interior y regresar vacíos.
Pero también hay dificultades porque el consumo mutó y hay productos cuya demanda se ha multiplicado. "Alcohol no tenemos nada. Al proveedor le han intervenido la empresa para mandar todo a Buenos Aires, a los hospitales. Lavandina está llegando y entregamos una cierta cantidad por cliente, porque si no uno se lleva todo. Pero no hemos tenido discontinuidad", planteó para describir una situación que se da desde el inicio de la cuarentena.
David añadió que algunos productos han empezado a quedarse en Buenos Aires y señaló que por este tipo de cosas él ha insistido siempre en la necesidad de hacer compras a empresas mendocinas para programas como Precios Cuidados, en lugar de traer marcas de allá. Además de que de esta manera se sostiene a las pymes locales.
Matías Abraham detalló que, en algunos productos puntuales, la demanda ha sobrepasado la producción, como arroz, harina, alcohol, levadura, pastas secas (que durante un par de semanas estuvo crítico pero se regularizó).
Y agregó que si bien es muy difícil conseguir alcohol en gel, en su local tienen. Y los artículos de limpieza se entregan “a cuenta gotas”, pero llegan. “No es un panorama crítico de desabastecimiento. Se demora más de lo habitual por un tema logístico”, precisó.
Crecieron las ventas online en los súper
Juan Pablo Quiroga, gerente de Relaciones Institucionales en Walmart, señaló que el primer gran cambio que han notado desde la vigencia del aislamiento preventivo es el crecimiento de la venta online. Si había personas que antes tenían miedo de escribir el número de la tarjeta de crédito o dudas sobre la calidad del producto que iban a recibir, en particular con los lácteos y frutas y verduras, ahora se han animado a hacer la compra por Internet.
También se ha incrementado la modalidad de envío a domicilio, que había caído. La gente prefería retirar el pedido por la sucursal, con la opción de no bajarse del auto, de camino a la casa desde el trabajo u otras actividades. En estos días, en cambio, aunque el reparto se maneja con una ventana de tiempo, han optado por esperar en la casa y de hecho ha alcanzado el 40% de los pedidos.
En los locales físicos, detalló Quiroga, las compras son un poco más reducidas en cantidad de unidades, pero más frecuentes. Aunque los días previos a la cuarentena hubo una gran afluencia de compradores, después el número cayó, a lo que se sumaron las limitaciones de ingreso como medida de prevención de posibles contagios. En comparación, el pedido que se hace por Internet es un poco más grande, aunque también de reposición, para un mediano plazo.
Cayeron fuerte las ventas
Matías Abraham, de Blow Max, comentó que la cantidad de compradores ha caído un 70%. Si antes hacían 2 mil tickets diarios, hoy apenas alcanzan los 700. Pero ha mejorado el ticket promedio, ya que la gente compra un poco más y va menos seguido. Consideró que los clientes están optando por ir más a los negocios de barrio, que se conocen como de cercanía, que a los grandes locales.
En cambio, Rubén David indicó que el ticket promedio ha caído porque la gente opta por lo esencial. Y añadió que los proveedores les están aumentando los precios y ellos no pueden hacer lo mismo. Pero si no aceptan la nueva lista, no les envían productos, como le ocurrió con la levadura, que hoy no tiene.
Los proveedores, explicó, les dicen que están teniendo mayores costos porque trabajan con reducción de personal –no van los mayores de 60, mamás con hijos en edad escolar, personas con enfermedades crónicas ni embarazadas- y tienen que pagar horas extras a los que siguen trabajando. A eso se suma el aumento del flete.
El martes, señaló, la Cámara de Mayoristas presentó un reclamo al Ministerio de Producción de Nación para plantear que están absorbiendo las subas de precios y que, si no las aceptan, va a haber desabastecimiento. Por otra parte, esto impacta en los minoristas, que si compran al precio máximo, no pueden mantenerlo en el negocio de barrio a menos que trabajen a pérdida.