El Gobierno anunciará mañana la profundización del ajuste fiscal: irá por los gastos y por los ingresos, con un sacudón más a los sectores productivos.
Y en la semana se reunirán los gobernadores del PJ, que están llegando al límite de la paciencia, por lo que consideran una mala conducción de un plan económico equivocado.
"Señores, aquí lo que se ve es una crisis de liderazgo. ¡Y tenemos que atacarlo con urgencia!". La advertencia fue de Jaime Durán Barba al círculo rojo del Pro. El asesor estrella de Macri puso sobre la mesa lo que estaba ocurriendo con el Gobierno y la relación con el mercado.
Los presentes tomaron agua para bajar el bocado. Sentados en ese almuerzo del soleado lunes 27 de agosto en la Casa Rosada estaban Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Rogelio Frigerio.
Eran casi las 15 cuando entró Macri; pidió un té y un balance de lo conversado. Peña le informó que iban a trabajar en el discurso para despejar dudas sobre la fortaleza de la gestión y, principalmente, del Presidente.
Durán Barba aconsejó que los ministros salgan a reconocer errores. Frigerio asintió. Peña se negó. Pero acordaron decir que todos los "marineros" del barco llamado Cambiemos eran "prescindibles", aunque el capitán estaba fuerte y el rumbo era el acertado.
El martes el dólar se fue a $ 32. Y fue entonces cuando Peña ordenó hacer un video con Macri hablando al mercado, cual instagramer a sus fans.
Lo escribió Durán Barba, que de redes sociales sabe mucho, pero de finanzas y mercados, nada.
La desconfianza se profundizó. El mercado llevó el dólar arriba de los 40 pesos y el Gobierno se vio acorralado por la orden del FMI de no vender más reservas para frenar la corrida, mientras Christine Lagarde citaba recién para el martes que viene a Dujovne en Washington.
Cambios en el Gabinete
En el círculo rojo del Pro admiten que desde el 28 de diciembre, Peña, Quintana y Lopetegui (los "ojos" de Macri) generan ruido. Son apuntados como los responsables de los errores del programa económico-financiero. Por ahora, nadie se mueve del cargo.
Pero en el Pro pensaban que esa crisis de credibilidad se detenía en ellos tres. Durán Barba los alarmó: el mercado y –con encuestas en la mano– una parte creciente de la sociedad no confían en las promesas oficiales tras la pulverización de las metas autoimpuestas.
En el mercado lo empezaron a ver "débil" a Macri el 31 de mayo. La crisis del dólar llevaba un mes y el Gobierno no pudo frenar, con negociaciones políticas, que el Senado convirtiera en ley el retroceso del precio de las tarifas.
La alarma de Durán Barba había sido anticipada el 10 de julio por la cúpula radical, con Alfredo Cornejo y Ernesto Sanz a la cabeza. "Acá hay una crisis de la que se sale con más política", dijeron en una cena en Olivos, casi sin cosechar consenso.
Fastidioso con el rechazo del Pro a la política más tradicional y molesto por los errores no forzados del Gobierno, Cornejo lo explicó en público esta semana: "Los mercados no funcionan por apelaciones morales sino cuando hay liderazgo político e instituciones fuertes".
Lo escucharon 250 empresarios en el Consejo de las Américas en un hotel porteño por donde dos horas antes había pasado Peña.
Fieles a su estilo protocolar, los hombres de negocios aplaudieron al funcionario nacional y ni bien pisó la vereda pidieron su cabeza.
La oposición
"Ley que necesitaron, ley que tuvieron. Hicieron todo mal", se quejó Miguel Ángel Pichetto, quien apareció en la última semana con su potencial compañero de fórmula para 2019, Sergio Massa, en la reunión de los gobernadores peronistas en el CFI.
"No sólo el Congreso", agregó el pampeano Carlos Verna. "Administran las tres cajas más grandes del país, nos tienen a nosotros a punto de aprobarles un ajuste feroz, manejan el Consejo de la Magistratura y los medios los tratan bien", arengó.
Los gobernadores están enojados. Pero aún se mantienen muy lejos de la dirigente con mayor intención de voto de la oposición, Cristina Kirchner. La ex Presidenta está acorralada por el Poder Judicial por las causas de corrupción y sabe que si el PJ le suelta la mano va presa.
Incluso, Cristina comenzó a asumir que podría ser condenada. Sus allegados cuentan que siempre anduvo con dos anteojos encima. Pero desde julio, empezó a acostumbrarse con unos bifocales que odiaba. Esto es porque a la cárcel sólo se puede ingresar con un par de lentes.
Los jefes provinciales por ahora tienen otras preocupaciones, pero ya piensan en 2019. El consenso sobre el debilitamiento del liderazgo de Macri también empezó a crecer entre ellos. Ya no ocultan su fastidio y hartazgo con los "errores" del Gobierno.
La disparada del dólar abrió muchos frentes. Encareció hasta un 100% el esfuerzo que deberán hacer las provincias para pagar sus deudas externas. Mientras, el Gobierno no le encuentra la vuelta a una crisis cambiaria que se le ha salido de las manos. Crisis que amenaza con ponerle un techo a Cambiemos.