La crianza en casa: cómo enseñar a tu hijo a no discriminar

Los casos aberrantes de femicidios y violencia de género marcan la necesidad de abordar la problemática desde diferentes frentes. La educación es uno de ellos. Aquí, qué aspectos tener en cuenta para transitar el cambio.

La crianza en casa: cómo enseñar a tu hijo a no discriminar

Consternada, crispada y con la sensación de impotencia a flor de piel. De esta manera la sociedad vive los últimos casos de femicidios que impulsan ahora, y más que nunca, a un verdadero replanteo; no sólo desde lo social sino también en lo educativo y hogareño.

La crianza en este sentido es uno de los lugares (no el único) en donde se puede gestar de a poco este cambio de padres hacia hijos. Conceptos fuertes como los de respeto, comunicación e igualdad de roles se proponen como algunas pautas desde donde partir.

Educar desde la igualdad

Según explicó el licenciado Germán Gregorio Morassutti, psicólogo y sexólogo, integrante del equipo del consultorio de salud sexual del Hospital Central: "Ejercer la paternidad sin desigualdad es un aprendizaje que tiene que trabajarse. Las generaciones anteriores no vivieron el concepto de compartir (no "ayudar") responsabilidades entre la figura del padre y la madre (se trate de llevar a los chicos a la escuela, realizar tareas domésticas, o determinar límites con la misma potestad) sino que naturalizaron en general estereotipos de 'lo masculino' y 'lo femenino' hasta en la sexualidad. La buena noticia es que con el paso del tiempo y los enormes cambios socioculturales ha habido un cambio social muy importante en cuanto a los roles de género, y esto ha modificado hasta las relaciones de pareja, enriqueciéndolas. De todas maneras hay mucho por hacer aún en términos de equidad".

El rol de la mujer en la vida diaria y el mundo laboral competitivo han sido parte de los elementos de cambio social y cultural, aunque no son aún suficientes en términos de igualdad.

Uno de los lugares fundamentales de cambio que aparece entonces es el hogar, teniendo a la crianza como la punta de lanza.

“La palabra ‘ayuda’ la usa mucha gente aún (sobre todo más grande) para describir cómo un yerno o hijo ‘colabora’ con la esposa en los quehaceres domésticos y responsabilidades de crianza. Sin embargo no se trata de ‘ayudar’ a la esposa o pareja, sino de compartir responsabilidades y tareas desde la equidad de los géneros, para que los chicos vean desde el ejemplo adulto a papá y mamá realizando igualitariamente responsabilidades y tareas. Lo que tiene que haber son quehaceres y derechos compartidos, porque cuando se tienen hijos, se tienen de a dos”, argumentó Morassutti.

- ¿Por dónde pasa la verdadera masculinidad y feminidad?

“De desmitificar roles y tareas. Esa flexibilidad de los primeros apunta a desarrollar una igualdad de géneros, que los chicos ven desde pequeños, en el ejemplo concreto de los padres”, concluyó el sexólogo.

Modelos de madres y padres, para recortar y armar

Desde su palabra, la psicopedagoga Mónica Coronado apunta: "El tema que se observa en el tapete cuando vemos violencia de género parte de la 'cosificación' de la persona entendida dentro de una sociedad de consumo, en donde ese 'otro' (en estos casos las mujeres) puede ser desechable".

- ¿Cómo pueden los padres trabajar el cambio desde el hogar con sus hijos?

- El primer punto radica en romper estereotipos de género desde ellos mismos, ya que los padres suelen alojar (en general) la sensibilidad en la mujer, y desalojarla en el hombre.

Que un varoncito sea sensible es tomado por muchos adultos como un tema de “debilidad”, o hasta de orientación sexual, humillándolos muchas veces desde lo verbal. Hay que internalizar que la sensibilidad es inherente al ser humano porque, sin ella, no hay posibilidad de empatía.

- ¿Qué otros aspectos se suman para potenciar la crianza equitativa entre géneros?

- Hay que trabajar con los hijos el tema de la posesividad y la baja tolerancia a la frustración. ¿Un ejemplo claro? cuando el chico quiere algo “ya” y a “su manera”, y tiraniza la relación con los padres porque ellos lo permiten.

La comunicación de los papás hacia sus hijos tiene que lograr internalizarles (por medio del diálogo y el ejemplo) que no pueden tener todo en la vida, que hay límites que ponen los adultos y no tienen por qué manejar a las personas que los rodean como si fueran “cosas”. Hay niños de 3 años que literalmente son tiranos y manejan a los padres a su gusto. ¿Qué lección se está dando a ese pequeño que infiere en su crecimiento que es dueño de la vida de los demás?

Hay que enseñarles el respeto y el valor de un “otro” (hombre y mujer) que lo rodea.

- ¿Cómo inciden los modelos patriarcales?

- Muchos de ellos apuntan a normas doble estándar, en donde hay reglas para varones, y otras para las niñas.

Se trata de un modelo dañino porque muestra la supremacía del patriarcado, en donde la figura del hombre tiene la atribución de poder juzgar la vida de la mujer con un estándar moral no aplicable a ellos mismos, además de disponer de la libertad de las mujeres a las que denominan como “su” esposa, “su” hija, o “su” hermana. Hablamos de un “su” basado no en el afecto sino en la propiedad.

Hay que combatir todo tipo y clase de violencia e instaurar desde la crianza que nada se resuelve desde ella (ya sea física, psicológica o verbal) ya que estamos dando al chico un patrón de ejemplo de cómo los adultos resuelven los conflictos.

Proyectar los modelos de buenos tratos entre los padres, que pueden resolver los temas a través de la palabra y lograr internalizar en los hijos la importancia del respeto entre hombres y mujeres (desde lo físico y verbal) entendiendo que la violencia es una forma de debilidad, son parte de las pautas de las cuales partir, para criar seres que no vean en la violencia su reflejo.

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