Cada tanto, la contundencia de una imagen suele sacudir la realidad. La atención y la alarma que por estas horas despierta la foto del salvadoreño Óscar Martínez y su pequeña hija Valeria, ahogados en el Río Bravo al intentar cruzar de México a Estados Unidos, no difiere de la que concitó la imagen de Alan Kurdi, el niño refugiado sirio que murió en la orilla del Mediterráneo cuatro años atrás.
La inmigración sigue siendo un problema sin resolver para la humanidad. La ONU, a través de su Agencia para los Refugiados (ACNUR) expresó su consternación por la foto que retrata el drama de la migratoria centroamericana y, dijo, pone en evidencia la falta de respuesta de los gobiernos a la migración.
“Aunque los detalles permanecen inciertos, lo que está claro es que las circunstancias que llevaron a esta tragedia son inaceptable”, señaló el organismo en un comunicado.
"Nuevamente nos confrontamos a la evidencia visual de que la gente está muriendo en sus travesías para cruzar las fronteras", señaló el organismo que tiene como misión ofrecer asistencia a las víctimas de desplazamiento forzado en el mundo.
El alto comisionado para los refugiados, Filippo Grandi, dijo que "la muerte de Oscar y Valeria simboliza el fracaso para dar solución a la violencia y desesperación que empuja a la gente a emprender viajes peligrosos en búsqueda de seguridad y dignidad".
El organismo de Grandi pide desde hace tiempo a los gobiernos que lleguen a acuerdos para establecer vías seguras que permitan a la gente buscar protección, un llamamiento que ha permanecido totalmente desoído.
En Washington
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que antenoche aprobó un paquete de emergencia para familias de inmigrantes, Nancy Pelosi, señaló que sus expectativas eran que la foto de Óscar y Valeria sacudiera la conciencia del gobierno de Donald Trump.
Para Pelosi Estados Unidos está ignorando "sus obligaciones con la humanidad" y que ella espera que la imagen muestre que "se puede hacer algo mejor".
La legisladora demócrata dijo que “hemos tenido muchos retos a la conciencia” que no han alterado el debate de inmigración, pero dijo que espera que esta foto cambie eso.
La Cámara de Representantes aprobó una propuesta que contiene más de 1.000 millones de dólares para albergar y alimentar a los migrantes detenidos por la patrulla fronteriza y casi 3.000 millones para el cuidado de los niños migrantes no acompañados que son entregados a la custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
“Estamos asegurándonos de que los niños tienen comida, ropa, artículos sanitarios, albergue y atención médica. Estamos proveyendo acceso a asistencia legal. Y estamos protegiendo a familias porque las familias deben estar juntas”, dijo Pelosi.
En Europa
La crisis migratoria también endureció la postura del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, quien volvió a negarse a recibir a los 42 inmigrantes del barco de rescate de la ONG alemana Sea-Watch 3.
“No desembarca nadie, a menos que alguien se haga cargo inmediatamente de quienes desembarcan” para hacerlos llegar a Holanda, Alemania o Bruselas, advirtió el funcionario por Facebook.
Salvini, quien suele afirmar "me pagan para proteger las fronteras de Italia", insistió en la responsabilidad que tienen en este caso Holanda, cuya bandera porta el Sea-Watch 3, y Alemania, casa matriz de esa ONG, y se molestó por la actitud de esos países miembros del bloque de la Unión Europea.
Ante esta situación, el presidente de la ONG Sea Watch, Johannes Bayer, admitió que "la situación es más desesperada que nunca".
“Ninguna institución europea está dispuesta a asumir la responsabilidad y defender la dignidad humana en la frontera europea en el Mediterráneo”, lamentó.
“Entramos en aguas italianas ya que no hay otras opciones para garantizar la seguridad de nuestros huéspedes, cuyos derechos básicos están siendo violados durante suficiente tiempo”, sostuvo y defendió que “la garantía de Derechos Humanos no debe ser condicional a un pasaporte o a cualquier negociación de la UE, tiene que ser indivisible”.