La conspiración de Cristina

Persuadida de que si no logra que el gobierno de Macri fracase -la mayoría de los suyos, quizá ella incluida, caerán presos-, Cristina Fernández apuesta al caos.

La conspiración de Cristina

Por Alfredo Leuco - Periodista - Gentileza Radio Mitre

Cristina se convirtió en la jefa de la conspiración. La última carta que publicó confirma todas las sospechas. Con información confusa y cargada de supuestos y miradas ridículamente detectivescas, la ex presidenta de la Nación intenta colocarse en víctima de una persecución por parte del actual gobierno al que asocia a una dictadura porque dice que la democracia de hoy es “de nula intensidad”. Inquietante y peligroso.

Ella, que fue la jefa del gobierno que más persiguió y atacó a quienes pensaban distinto, ahora que perdió las elecciones en las urnas quiere instalar la idea contraria. Pretende aparecer como perseguida cuando comandó muchos años de persecución. Cristina no es víctima de ningún ataque desde el Estado.

En todo caso fue la victimaria de opositores o periodistas independientes mientras tuvo casi la suma del poder público.

¿Hay acaso jueces adictos a Macri que tengan puesta la camiseta amarilla como muchos antes se pusieron la camiseta de Justicia Legítima? ¿Es el Congreso una escribanía reducida a la servidumbre sometida a la mayoría del Frente para la Victoria como ocurrió durante gran parte del kirchnerato? ¿Hay un amigopolio de medios de comunicación sostenido con la pauta oficial para hostigar y agredir a todos y todas? ¿Funcionan la AFIP y los servicios de inteligencia como instrumentos de castigo y extorsión hacia argentinos que no comulguen con el actual oficialismo?

Todo esto pasó durante el gobierno de Cristina. Nada de esto pasa ahora. Por ahora. Y si llegara a pasar, lo vamos a denunciar como corresponde.

Cristina tiene miedo de ir presa. Por eso no le queda otra que fomentar el caos y las protestas salvajes. No puede defenderse en los tribunales y cree que su única salvación es el fracaso de este gobierno.

Sueñan con ver a Macri en un helicóptero y repetir la imagen de Fernando de la Rúa. El humor de Rolo Villar otra vez fue la mejor editorial: “Cristina el año pasado no quiso entregar la banda y ahora la banda la va a entregar a ella”.

Es que todos los días se destapan ollas que certifican que ella y su marido instalaron la mayor corrupción de la historia argentina. Ya no hay cepo sobre la justicia, que actúa con libertad y avanza tratando de conseguir juicio, castigo y condena a los ladrones de Estado. Se persigue a los chorros y no a los kirchneristas.

¿Quién tiene la culpa de que la mayoría de los que robaron los dineros del pueblo hayan sido de la mayor confianza de Cristina y hayan robado para la corona? En la Argentina se está terminando la impunidad. Muchos de los que recaudaron para los Kirchner están presos y otros están en camino.

Cada día tiene más militantes la agrupación “La patria es Ezeiza”. Y eso desespera a Cristina y sus cómplices. Es una cuestión de vida o muerte. Solo van a sobrevivir en libertad si logran destituir a Macri. Lo quieren asociar con la Revolución Libertadora porque ellos quieren aparecer como Perón y Evita.

Semejante mentira, digna de un alucinado, la repitieron tanto Horacio Verbitsky como Guillermo Moreno, Hebe de Bonafini, Luis D’Elía y Agustín Rossi, entre otros. Vienen cantando hace tiempo: “Macri basura/ vos sos la dictadura” y conspiran para mucha gente que se trague esa píldora. Pero la única verdad es la realidad. Ellos deberían saberlo más que cualquiera.

Y la realidad dice que este es un gobierno que dialoga con todo el mundo, que no agrede, que negocia leyes porque no tiene mayorías parlamentarias, que no intimida a periodistas ni jueces.

El gobierno de Macri hizo muchas cosas bien y muchas cosas mal. En el plano social los que más sufren están sufriendo más. Veremos qué pasa más adelante pero esa es la actualidad. Ahora eso no significa que este sea un gobierno dictatorial o que Videla sea mejor que Macri, como dijo el impresentable patotero de Guillermo Moreno.

Cristina y su tropa hablan de este gobierno como si todas las calamidades hubieran sido responsabilidad de Macri, que recién lleva seis meses como presidente contra más de 12 años de una cleptocracia autoritaria que quiso ser chavista y eterna y no pudo.

Nunca hubo tantas pruebas del saqueo que los Kirchner hicieron del Estado. El periodismo que no se arrodilló ni se vendió, algunos fiscales y jueces corajudos y varios dirigentes políticos pero no muchos más, lo denunciaron contra viento y marea cuando incluso gran parte de la sociedad no quería escuchar y miraba para otro lado excitada con el consumo fácil.

Hoy los Lázaro Báez, José López, Ricardo Jaime, Amado Boudou, y siguen las firmas, demuestran que se enriquecieron en forma ilícita y enriquecieron al matrimonio que gobernó durante la última docena de años.

Eso es indiscutible. Han tenido que declarar Patrimonio Histórico al faraónico mausoleo de Néstor Kirchner porque Lázaro, el terrateniente de 500 mil hectáreas, ya no quiere poner un peso para mantenerlo y Cristina quiere que la plata la pongan todos los santacruceños. De paso, intentan que esa tumba digna de un jeque no sea allanada.

Es que más que un homenaje a un ex presidente, en la conciencia colectiva, ese edificio monumental funciona como un monumento a la corrupción.

Encima, hace un rato, la justicia no descartó la detención de todos los hijos de Lázaro. Encontraron varias cuentas en Suiza y probaron con rigurosidad toda la ruta del dinero K que denunciaron Jorge Lanata y Nicolás Wiñaszky con más de 208 millones de dólares. Insisto con lo que vengo diciendo hace años. Nadie robó nunca tanto como los Kirchner en toda la historia.

Hoy, el fiscal Gerardo Pollicita pidió que se levante el secreto fiscal de Cristina y sus dos hijos en la causa Hotesur. Es que no pueden explicar lo inexplicable: voracidad, codicia, bulimia por el dinero.

Todos los días aparece un nuevo negociado. Y todos los días Cristina siente cómo su poder inmenso se le va escapando como agua entre los dedos. Tanto dinero, tanta intervención en las listas de legisladores y tanto verticalismo no sirvieron de mucho a la hora del sálvese quien pueda.

Los diputados y senadores, los intendentes y gobernadores que ya no acatan las órdenes de Cristina se multiplican como hongos después de la lluvia. Algunos vaticinan que en un año el kirchnerismo va a ser un mal recuerdo como lo fue el menemismo.

Quedará reducido a una secta de fanáticos negadores de la realidad. Más temprano que tarde se formará un bloque justicialista fuerte y quedará otro pequeño y débil del Frente para la Victoria. El peronismo prepara un gran volantazo para sacarse de encima esa mochila de piedra cada vez más pesada que es la ex presidenta. Hay que estar muy atentos y cuidar la democracia y la República.

El que se hunde no repara en lo que arrastra. Eso se llama manotazo de ahogado. Cristina está atrapada sin salida y eso la empuja a convertirse en la jefa de la conspiración. Habla de violencia de época sin registrar que fueron ellos los que resucitaron el odio y fomentaron todas las fracturas sociales.

En su altanería y soberbia no puede tolerar haber sido la mariscal de la derrota política y la jefa de los delincuentes de Estado. La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Su imagen negativa sigue creciendo a medida que la justicia avanza en las causas contra la corrupción.

Ella quiere dinamitar la convivencia pacífica y profundizar la grieta porque sabe que tiene un solo destino. Todos los caminos conducen a Cristina. Todos los caminos conducen a Ezeiza.

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