La conquista del Impenetrable

Viaje al corazón del monte chaqueño, donde viven especies amenazadas como el yaguareté y el oso hormiguero. Una vieja estancia privada convertida en Parque Nacional.

La conquista del Impenetrable
La conquista del Impenetrable

El 22 de octubre de 2014, el Congreso Nacional votó por unanimidad la creación del Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia del Chaco. Así, suma 130 mil nuevas hectáreas al rico y extenso patrimonio de áreas protegidas. El Impenetrable ocupa gran parte de lo que fue la Estancia La Fidelidad, que en Formosa abarca otras 100 mil hectáreas, aunque éstas no están dentro del perímetro resguardado. Con este nuevo territorio, la Administración Nacional de Parques Nacionales suma 43 áreas, entre parques, reservas y  monumentos naturales.

Mediante la resolución de la ley 26.996 este sitio es el espacio protegido más grande del norte argentino, una tierra de una biodiversidad increíble, que abarca desde el Chaco semiárido al Chaco húmedo, y que alberga especies amenazadas como el yaguareté en primer lugar, pero también el oso hormiguero, el tatú carreta, el tapir, el pecarí, la boa arco iris; el águila coronada, el yabirú, por mencionar algunas. Además, es el hábitat natural del quebracho colorado y quebracho blanco, cuyos bosques están amenazados por la tala indiscriminada, tanto como  el algarrobo o el palo santo, endémico del Chaco.

Una historia cruenta con final feliz 
No resultó nada fácil conquistar estas tierras. La Fidelidad arrastra una historia reciente trágica. Su dueño, el empresario textil Manuel Roseo, fue asesinado en la localidad de Castelli, el "Portal del Impenetrable", junto a su cuñada en 2011. La Fidelidad era un lugar improductivo, campo fértil para los cazadores furtivos y el uso indiscriminado de las especies de madera protegidas.

Luego de muchas idas y vueltas judiciales, y tras largas gestiones en las que intervinieron el Estado y varias Ong's con diferentes iniciativas para juntar el dinero y comprar las tierras, finalmente organismos gubernamentales lograron expropiar y comprarlas, a pesar de la puja judicial entre los herederos de su propietario, que aparecieron cuando fue brutalmente asesinado.

Los primeros colonos llegaban aquí por un paleocauce, el único lugar por el que se podía atravesar el denso monte, cerrado y espinoso. Por algo le dirán el Impenetrable, pero no sólo por esa razón, sino también por la escasez de agua que impedía su exploración.

El pionero fue Natalio Roldán, un hombre de Buenos Aires. "El primer dueño llegó navegando por el río Bermejo y se asentó acá, a la vera del río -cuenta Leo Jubert, guardaparque del Parque Nacional Chaco-.

Estaba haciendo una obra de caridad con los pueblos originarios. Luego el Estado le cedió las tierras". Hacia 1872 la provincia del Chaco no existía como tal, y fue el gobierno salteño quien lo premió concediéndole los terrenos.

Se hace camino al andar
Jubert conoce bien la zona y todo el proceso de la creación de este nuevo parque. Por primera vez, guardaparques de todo el país, con Carlos Corvalán, el presidente de la Administración Nacional de Parques Nacionales a la cabeza, entraron en La Fidelidad en 2014, tomando así posesión simbólica del lugar. Nosotros también lo hicimos.

Avanzamos por un paleocauce, el lecho del río seco. A ambos lados, el monte crece a sus anchas y grandes cactus, algunos en flor, se elevan sin techo aparente. Los arbustos tienen unas espinas tremendas que hay que evitar. Al andar lastiman y pueden pinchar las ruedas de las camionetas también. Vamos atentos a la aparición del algún bicho, pero lo cierto es que es mediodía y ningún animal en su sano juicio asomaría el hocico ante semejante calor y cantidad de automóviles y seres humanos que ahora invaden su hogar.

Hay partes del camino donde se hace difícil transitar por el lodo. A pesar de que es una zona de pocas precipitaciones, en los últimos días llovió mucho, y la camioneta que va en la delantera ya se atascó un par de veces. Por eso, torcemos el rumbo y tomamos otra huella hacia al viejo casco de la estancia. Mientras tanto, Jubert cuenta que alrededor de 1920 la tierra fue vendida a la familia Born, quienes la utilizaron para explotación ganadera. Más adelante, en la década del setenta, los Born se lo venderían, o más bien, como asegura Jubert, se lo cambiarían a Roseo, por entonces dueño de una fábrica de hilos. "Fue casi un cambio. El valor de la tierra era ínfimo por acá; era tierra infértil". Pero luego llegó a tener un valor estimado en unos 200 millones de dólares.

La misión
La expedición organizada por Parques Nacionales para recorrer por primera vez una parte del territorio se gestó en paralelo con los festejos por los 111 años del organismo. La entrada a la propiedad no fue sencilla, ya que los abogados de los herederos aún ponían trabas, mínimas, pero trabas al fin, puesto que el intríngulis judicial no estaba del todo definido aún, faltando detalles a pesar de que la creación del Parque ya era ley. Durante el recorrido junto a los guardaparques provinciales que custodian la entrada a la estancia nos cruzamos con tres hombres que seguramente desconocían la presencia de la comitiva. Mala suerte la suya: portaban un rifle y equipos de pesca. Sin embargo no se les encontró ninguna presa. Aunque no tenían pinta de cazadores furtivos, seguramente estaban haciendo lo mismo que sus padres, abuelos y tatarabuelos hicieron siempre: cazar. El hombre, ofuscado, dijo ser trabajador de la estancia del lado formoseño. Los guardaparques provinciales hicieron el procedimiento debido, confiscaron las armas, y se les puso una multa. "Es un área que ha tenido históricamente mucha presión de cacería y poco uso como estancia. La gente viene a pasar un rato y a cazar -explicaba Carlos Corvalán-. Creo que hay que trabajar con las comunidades para que entiendan que es mucho más importante un turista que una bala", sentenció la máxima autoridad de los guardaparques.Terminado el asunto con los pobladores, seguimos rumbo al casco, muy deteriorado, prácticamente en ruinas. Había algunos objetos aún, como una vieja balanza, una bañera y un aparador.

En la entrada, custodiada por un par de palos borrachos, hay un viejo tractor a vapor, y muy cerca, como guardián silencioso y amenazante, la calavera de un buey. Alrededor, varios cactus en flor, pero ni un tapir, ni un tatú, ni un oso hormiguero. Nada. Sólo el sonido de alguna que otra ave. A pesar del tórrido calor del monte chaqueño, encaramos una caminata de un par de kilómetros hasta un mirador en el río Bermejo, que marca el límite con Formosa. Allí, guardaparques y autoridades de turismo chaqueñas intercambiaron ideas. ¿Cómo será el proceso de ahora en más, y todo el trabajo que hay por delante? "Hay que hacer un plan de manejo, un estudio de gestión que nos oriente", señaló Corvalán. Las autoridades de Miraflores, un apacible poblado que por su ubicación estratégica a poco más de cien kilómetros, seguramente se verá beneficiado con la afluencia de turistas, anunciaron la donación de un terreno para construir la intendencia.

El Impenetrable, cuyo logo es un simpático Oso Hormiguero, será un eslabón más en un corredor de áreas protegidas, conformado por la Reserva Natural Formosa y la Reserva de Biosfera Riacho Teuquito y Bañado la Estrella; el Parque Nacional Copo en Santiago del Estero y los parques provinciales Loro Hablador y Fuerte Esperanza en Chaco; el Parque Nacional Mburucuyá y la reserva de los Esteros del Iberá en Corrientes."Queremos que la gente conozca El Impenetrable. Éste es un lugar del que se habla hace mucho -señaló Corvalán-. Esto es histórico".

Información

www.parquesnacionales.gob.ar
www.turismo.gov.ar
www.chaco.travel

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