El arresto del presidente de la Conmebol y la formulación de cargos a muchos otros altos dirigentes regionales por parte de los fiscales estadounidenses ha dejado al organismo rector del fútbol en Sudamérica a la deriva, sin liderazgo e inmerso en problemas financieros.
El continente que alberga a las potencias Argentina y Brasil, así como algunos de los mejores jugadores del planeta, incluidos Lionel Messi y Neymar, enfrenta una batalla cuesta arriba para recuperar su credibilidad y estabilidad, luego de hundirse en el peor escándalo en la historia del fútbol mundial.
El presidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Ángel Napout, fue detenido en una redada de madrugada en un hotel de lujo en Suiza, como parte de un caso del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre sobornos que involucra a la FIFA.
Napout, quien también es vicepresidente de la FIFA, se opone a su extradición a Estados Unidos. Es una de 16 personas acusadas de cargos de corrupción durante una pesquisa de los fiscales estadounidenses. Ayer el comité de ética de la FIFA suspendió por 90 días a Napout y al ex presidente de la Concacaf, Alfredo Hawit.
Según la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos, cuando surgieron los primeros nombres de los involucrados en el escándalo mundial en mayo y Napout todavía no estaba en la llamada “lista negra”, el dirigente paraguayo intentó mostrarse como “un agente de la reforma, a pesar de su propia participación de larga data en la solicitud y recibo de pagos de sobornos y coimas a cambio de su influencia como un funcionario de la Conmebol y la FIFA”.
Entre los otros funcionarios sudamericanos acusados están Ricardo Teixeira, ex titular de la federación brasileña y ex yerno de Joao Havelange (presidente de FIFA entre 1974 y 1998); Marco Polo del Nero, presidente de la federación brasileña de fútbol; el recientemente dimitido secretario general de Conmebol, José Luis Meiszner; Manuel Burga, ex presidente de la federación peruana; y Luis Chiriboga, presidente de la federación ecuatoriana y miembro del comité ejecutivo de Conmebol.
También fue acusado Carlos Chávez, ex tesorero de Conmebol y presidente de la federación boliviana de fútbol. Chávez fue encarcelado en julio por desviación de fondos de un partido de fútbol para obras benéficas.
Por ahora, la mayoría de los principales funcionarios del pasado y presente de la Conmebol están involucrados en el escándalo. Mientras algunos han sido arrestados, otros han renunciado abruptamente a las federaciones nacionales que conforman el organismo regional y están colaborando con las autoridades estadounidenses a cambio de una sentencia reducida.
Para rematar uno de los días más oscuros para el fútbol mundial, Issa Hayatou pareció quedarse dormido al comparecer el jueves a su primera rueda de prensa como titular interino de la FIFA durante una presentación de las propuestas de reformas para el desacreditado organismo. Y en Argentina, una irregularidad (con un inaudito voto de más) en la elección por la presidencia del fútbol local dejó en suspenso los comicios, justo el día que recrudeció el escándalo.
La ausencia de liderazgo en el fútbol sudamericano ha dejado al tercer vicepresidente de la Conmebol, Wilmar Valdez, como el próximo en línea para convertirse en su presidente en funciones.
“Es una situación bastante urgente y complicada”, anuncian. Claro, nadie se atreve a decir que lo peor ya haya pasado.