Uno de los mayores problemas que afectan a las economías regionales, es el costo del transporte, que alcanza no sólo a las exportaciones, que además de la inflación interna con un dólar estable deben sumar el transporte entre los lugares de producción y el puerto, haciendo perder competitividad a los productos en los mercados internacionales. Podremos ser reiterativos pero la realidad es concreta y muy dura: es más caro llevar las mercaderías desde Mendoza a Buenos Aires, que desde el puerto de Buenos Aires al de Hamburgo.
De acuerdo con lo señalado por expertos en la materia, el transporte ferroviario es 50% más barato que el de camiones. Pero nadie utiliza los trenes porque el estado en que se encuentran las vías férreas es realmente calamitoso. Según se afirma, los trenes -sólo de cargas porque de pasajeros sólo funcionan en la Capital Federal- circulan a una velocidad promedio de 14 km/h y sufren un promedio de 1,5 descarrilamientos por día.
El problema se multiplica para aquellas economías que se encuentran alejadas del puerto, para el caso de las exportaciones y del gran mercado de consumo, como es la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Porque con las carencias que presenta la infraestructura ferroviaria les resulta imposible y antieconómico enviar hacia allí frutas y verduras en fresco y tampoco productos sensibles, como el vino embotellado por la cantidad de roturas que se producen en el traslado.
El gobierno nacional ha puesto en marcha un megaproyecto que intenta llevar solución a las provincias del Norte. Se trata del denominado Belgrano Norte, que contempla una inversión de 16.500 millones de dólares para la recuperación vial, ferroviaria y aeroportuaria y que beneficiará a las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, por su conexión con la hidrovía que baja por el Paraná. De acuerdo con lo señalado por el ex decano de la Facultad de Ingeniería de la UCA, se eligió el Norte porque es una zona donde la infraestructura está relegada, con una economía que hay que movilizar, “ya que tiene un potencial inmenso y el cultivo de la soja se ha corrido hacia allí”.
Se indica también que un proyecto similar para el sur del país es inviable porque la actividad económica es escasa. Pero cabría preguntarse qué pasa con otras economías, como es el caso específico de Mendoza. De acuerdo con lo señalado por el diputado nacional Luis Borsani, en el presupuesto 2017 figura una partida de 1.500 millones de pesos para ser destinados al Ferrocarril San Martín, en el tramo comprendido entre Capital Federal y la estación de Palmira. Destacó el legislador que de ese monto, 270 millones de pesos corresponden a “bacheo”, que es el mantenimiento de las vías. Estamos hablando entonces de mantenimiento y no de renovación o construcción de nuevas vías férreas, con lo cual la situación continuará prácticamente igual a lo que sucede en la actualidad. El resto del dinero correspondería a la incorporación de locomotoras (de las 67 que ha adquirido el país) y vagones (de los 2.000 de carga que adquirió la Argentina y de los cuales 200 ya llegaron a la provincia).
Mendoza debe reclamar y exigir la recuperación del ferrocarril de cargas para otorgar competitividad a su producción. Pero debe hacerlo con seriedad y no comprando espejitos de colores como terminaron siendo el Tren del Vino, que inauguró Florencio Randazzo y que nadie utiliza o el Tren de la Producción, inaugurado por Axel Kicillof, para unir a la provincia con el Mercado Central y que sólo fue utilizado una sola vez, con una formación de sólo cuatro vagones.