El barrio Unimev, donde se encuentran los tradicionales monoblocks de vivienda unifamiliar, es una zona, que como otras del Gran Mendoza, sufre el embate de ladrones y asaltantes.
Lo grave para este punto neurálgico del departamento de Guaymallén, es que teniendo comisaría, ésta no posee actualmente un auto patrullero.
La falencia perjudica básicamente a la comunidad y a los propios uniformados que trabajan en la seccional 44a Cabo Humberto Hernández, que prácticamente no dan abasto para cubrir las necesidades de seguridad de varios kilómetros a la redonda, un triángulo de 50.000 habitantes y más de 3.500 negocios.
Un hombre del cuerpo de seguridad confió que la dependencia tiene un Renault Symbol, que "está más tiempo parado que en movimiento; ya está para jubilarse", ironizó.
Las autoridades de la comisaría confirmaron esa situación y el jefe de la Departamental Guaymallén Zona Este, comisario inspector Mario César Lonigro, añadió que "en un tiempo más la unidad automotriz estará en el servicio otra vez", aunque sin negar que está "un poco baqueteada".
La zona de afectación más próxima a la seccional, las calles Adolfo Calle y más al sur, Pedro Vargas, han registrado muchos episodios delictivos, que no pueden ser neutralizados a pesar de la cercana presencia de la base policial, que es operativa y judicial.
Una panadería de Ponce y A. Calle fue asaltada 2 veces, en la semana del 10 al 17 de este mes por individuos jóvenes. Una vez con arma de fuego y la restante con arma blanca. A la vuelta, un negocio de celulares e insumos informáticos recibió las indeseables visitas en 3 oportunidades, 2 veces dentro del negocio y una cuando su titular estaba en la vereda cerrando las instalaciones. El afectado, Cristian, manifestó que "uno se cansa, y por eso hay muchas personas que ni siquiera hacen la denuncia".
Por la reiteración de ilícitos, la cuadra afectada tuvo rondines policiales durante algunas jornadas, pero ayer no se vio ningún efectivo de consigna, salvo uno que estaba apostado en Pedro Vargas, frente a una gran unidad comercial.
Matías, un muchacho de 25 años, se las vio muy mal con sus asaltantes a las 4, cuando retornaba al hogar: le pegaron y lo despojaron de su celular.
"Indispensable y elemental"
Un oficial de la 44a, que necesariamente pidió reserva de su identidad, corroboró la inexistencia de movilidad propia en la dependencia. Igual que el jefe policial consultado, dijo que "estrictamente no es que no se disponga de un auto, sino que el que está asignado "se rompe muy seguido" por el intenso uso que se le da. Se trata de un Renault Symbol, actualmente en un taller mecánico. Si en 2 ó 3 meses se cumple la promesa de la administración provincial de poner en la calle una partida de nuevos coches policiales, la gente del Unimev espera que se les asigne uno nuevo para remediar la carencia actual.
El resto del parque de movilidades de la dependencia se completa con 2 motitos de 110 cc y 4 bicicletas. En ocasiones se cuenta con el apoyo de un rodado de la Unidad Especial de Patrullaje (UEP), pero no siempre se dispone de ese auxilio.
También por la vía extraoficial se confirmó un dato escuchado en el vecindario: no faltan ocasiones en que los superiores ponen sus vehículos particulares "por cuenta y riesgo" para cubrir alguna misión del servicio.
En otras oportunidades tienen que correr por las calles para apresar a algún malviviente y llevarlo a pie hasta el calabozo, como ocurrió ayer en que 2 merodeadores armados fueron detenidos cerca de una de las torres del complejo habitacional.
Otra realidad del área es que la acción disuasoria policial no se puede realizar plenamente por la falta de personal de la seccional Hernández. A tal punto esto marca las deficiencias, que el parque Unimev es "tomado" en horario nocturno por desconocidos que lo convierten en sitio inseguro, pese a estar a pasos de la comisaría.
Además, el edificio de seguridad es pequeño y poco funcional. Alberga a los policías y al personal de una unidad fiscal, que se desempeñan en ambientes incómodos. El inmueble fue cedido por la unión vecinal. En este aspecto edilicio, la actual jefatura departamental espera que se cumpla una promesa gubernativa: la de su ampliación. "¿Cuándo", preguntan, algo desesperanzados, los moradores del lugar, que ven pasar los meses sin que haya cambios ni atisbos de una obra constructiva.