Tres investigadoras estadounidenses, de la Universidad de Michigas y el Hospital St. Luke de Nueva York, dieron a conocer una investigación en la que demuestran que las comidas altamente procesadas, con grandes cantidades de grasas, azúcar, sal y/o carbohidratos, poseen características similares a las drogas de abuso (altas dosis de componentes, lapsos rápidos de absorción en el organismo, acción sobre el sistema de recompensa del cerebro, etc.).
Este descubrimiento confirma las sospechas de muchos científicos acerca del carácter adictivo de muchos alimentos a través de los procesos químicos y fisiológicos que éstos desatan en el organismo. Nicole Avena, una de las responsables del estudio, asevera que "no todas las comidas están igualmente implicadas en el comportamiento adictivo alimenticio, y los alimentos altamente procesados, que comparten características con las drogas de abuso, parecen estar particularmente asociados con la adicción a la comida".
Las investigadoras declararon que muchas la adicción a las comidas está más allá de la voluntad de las personas a las que afecta y, en casos, sería recomendable tratarla como a otras adicciones (como al tabaco, el alcohol o las drogas) dando contención y seguimiento a la persona que lo sufre.