A pesar de tener una vendimia más estable en cuanto a volúmenes y precios, y de algunos atisbos aislados que insinuaban una incipiente recuperación, la industria no logra aún revertir las caídas en el consumo interno y la falta de competitividad que afecta a las exportaciones.
Según datos provisorios del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las ventas totales de vinos (mercado interno y externo) cayeron 3,5% en marzo, en comparación con igual mes del año pasado. De este modo, en el tercer mes de 2018 se vendieron en total 861.801 hl.
Al analizar el primer trimestre del año -enero a marzo 2017 versus 2018- se observa que la industria no logra recuperar sus ventas, tanto en el mercado interno como en el externo.
De los 2,3 millones de hectolitros vendidos globalmente, un 80% se concentraron en el país, aunque con una performance 1% más pobre que en 2017.
Así, la comercialización de vino fraccionado en Argentina redondeó el trimestre con 1.846.385 hectolitros, contra 1.865.857 del año pasado.
Al vino argentino en el exterior no le fue mejor. De hecho, los 412.717 hectolitros acumulados hasta marzo representan una retracción interanual de 1,8% para el vino fraccionado.
No obstante, la caída más contundente se dio en los graneles. Los 95.047 hectolitros exportados en 2017 se retrajeron 21,5% en los primeros tres meses de 2018.
Por otra parte, un producto que continúa con buenas perspectivas es el mosto, que cerró el primer trimestre con una suba de 34,2%. Actualmente se comercializan 15.884 toneladas en total.
Pese a los últimos cambios en el acuerdo Mendoza-San Juan, a raíz de los cuales el 25% de diversificación dejará de circunscribirse al jugo de uva, para el sector la expectativa durante 2018 es ambiciosa.
El norte es acercarse en lo posible a los niveles históricos de casi una década atrás, que treparon a las 170 mil toneladas exportables.
