Después de coquetear con Cuba, Irán y Venezuela en tanto faros revolucionarios, el populismo progresista, particularmente en su versión latinoamerica, ha encontrado una nueva Meca, y parece que esta vino para quedarse, a pesar de ser el modelo más capitalista en lo económico del orbe, aunque no así en lo político. Se trata, obvio, de China, que está jugando internacionalmente muy fuerte en estos momentos pandémicos, tanto para bien como para mal.
El que mejor lo dice es el expresidente boliviano Evo Morales, que inventándose una teoría conspirativa por la cual el culpable del coronavirus es Estados Unidos pese a haberse iniciado en China, afirma una cosa que hoy esta corriente de pensamiento repite mucho y lo dice así: “Ahora hemos visto que los Estados Unidos no es una potencia mundial como creíamos. Estados Unidos tiene que pedir ayuda a Rusia, a China. Siento que China ganó la Tercera Guerra Mundial sin disparar ni un arma. Todos ahora rumbo a China a comprar accesorios, insumos, equipos de bioseguridad”.
La teoría es por demás delirante, sin embargo su conclusión no es falsa, ya que China está intentando ahora exportar como nunca su modelo. ¿Y cual es su modelo? La explica el filósofo surcoreano Byung-Chul Han al afirmar: “Estados asiáticos como Japón, China, Corea, Hong Kong, tienen una mentalidad autoritaria que les viene de su tradición cultural (confucianismo)”.
Y para entender que es el confucianismo nada mejor que remitirse al sociólogo alemán Max Weber (1864-1910), quien en su Estudio de las religiones, analizó el confucianismo al cual culpó de que por él, China, a diferencia de Occidente, fue incapaz de tener capitalismo.
Dice Weber que en China las ciudades nunca adquirían autonomía política porque su modelo no fue el “feudalismo” donde cada región tenía su señor feudal que era bien autónomo del emperador. En China, en cambio, las regiones eran manejadas bajo el “patrimonialismo”(que significa gobierno organizado como una ampliación más o menos directa de la casa real). O sea que los gobernadores eran todos empleados designados por el emperador. Por eso, a diferencia absoluta de Occidente, la lucha por el poder no se dio por la distribución de tierras sino por la distribución de cargos en el palacio real.
Otra diferencia crucial es que el emperador era el jefe supremo político y a la vez el sumo sacerdote del reino. No había Papa y Rey sino fusión del culto y del Estado en una sola unidad. O sea, todo estaba centralizado, no existía la menor división del poder ni por arriba ni por abajo, y eso continúa hasta en el presente. Incluso cuando Confucio hablaba de temas económicaos no reflejaba el pensar de los hombres de empresa sino el de los funcionarios. La riqueza era vinculada con la regulación administrativa del orden social. El estrato dirigente principal de China durante más de dos mil años no fue el empresario capitalista sino el funcionario burocrático.
El comunismo maoista fue una expresión acabada, quizá la más, de ese confucianismo, intentando avanzar en el progreso económico sin pasar por el capitalismo. Hasta que luego de su muerte -luego de haber fracasado_Mao en su intento- sus sucesores inventaron el modelo chino que hoy está vigente:_la de fusionar el confucianismo en lo político con el capitalismo extremo en lo económico. Y ahora, con la pandemia, surge un nuevo salto adelante:_el modelo chino que sólo anhelaban copiar los dirigentes de los países que pretendían salir de comunismo sin abandonar sus puestos (como Cuba, y en alguna manera Rusia), ahora se ofrece como un modelo más apto que el capitalismo neoliberal para salir de la crisis sanitaria, a pesar de que la crisis sanitaria haya comenzado en China. Ellos hoy se venden diciendo que ese modelo capitalista centralizado y autoritario en lo político pero libérrimo en lo económico es más efectivo que el capitalismo liberal para luchar contra la pandemia... y aún para el día después. Evo Morales es uno de sus grandes voceros latinoamericanos.
Siguiendo con Byung-Chul Han, éste afirma que en China, pero también en Corea, Hong Kong, Singapur, etc., las personas son más obedientes que en Europa porque confian más en el Estado. Y_en la situación actual ese Estado se ha transformado en el gran propulsor de la vigilancia digital, aliándose con las grandes empresas privadas procesadoras de macrodatos para tener controlada a toda la población, con fines sanitarios... y algo más. Una especie de superciberpatrullaje (como quiere para la Argentina la ministra Frederic de Seguridad, una populista a prueba de balas. Quizá una admiradora nacional y popular del modelo chino).
Continúa diciendo Byung-Chul Han que “en Asia las epidemias no la combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macrodatos. Un cambio de paradigma del que Europa todavía no se ha enterado”.
En nuestros países el capitalismo de Estado es la unión promiscua entre funcionarios corruptos y empresarios que quieren enriquecerse por su cercanía al Estado en vez de asumir competencia y riesgo. Pero en China el capitalismo de Estado (o comunismo capitalista) es un Estado con una verdadera clase dirigente de funcionarios eficaces que impulsan y estimulan la actividad privada capitalista en vez de subsidiar a los empresarios. En China, continúa Byung-Chul Han lo que no aparece en su diccionario es el término “esfera privada”. Lo cierto es que su vigilancia obsesiva viene siendo positiva para combatir al coronavirus. Pero eso no se logra sólo por acción del Estado, sino también porque la sociedad no tiene el menor temor en ser controlada digitalmente, está más fascinada por la manipulación informática que por la libertad occidental. Es que a pesar de ser una sociedad capitalista en lo económico, la mentalidad dominante en China es colectivista. Por eso el partido dirigente se sigue llamando comunista y existen por todo el páis estatuas de Mao. No hubo, no hay, ni parece que lo habrá, división de poderes o distinción entre público y privado.
La gran apuesta post pandemia de China, finaliza Byung-Chul Han será “vender su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia...Es posible que incluso nos llegue además a Occidente el Estado policial digital al estilo chino. Si llegara a suceder eso el estado de excepción pasaría a ser la situación normal”.
Paradójicamente, entonces, hoy la democracia liberal capitalista no se enfrenta con un modelo en sus antípodas ideológicas como era en la guerra fría, sino con un modelo que se propone aún más capitalista, globalista, imperial y expansivo que EE.UU, pero que no tiene nada de democrático ni de liberal. Y_que quizá por ello encandile a ciertos intelectuales occidentales que se quejan del más mínimo autoritarismo en los lugares donde viven, pero que lo defienden a ultranza en los países con que ideológicamente comulgan. Y_ahora tienen en China un modelo ideal que adora por igual al capitalismo digitalizado y al estatismo más autoritario. Un modelo tentador para ciertas mentes ideologizadas que andan en busca del Arca perdida. A no dudarlo entonces, para bien o para mal, a partir de ahora y cada vez más, La Cina è vicina.