Un compás de espera hasta la segunda quincena de enero. Ése es el plazo que resolvió una amplia mayoría del sindicalismo peronista: o sea, casi la totalidad de las tres CGT, con un total de alrededor de 140 sindicatos representados por sus secretarios generales, a una semana de haber asumido el gobierno del presidente Mauricio Macri.
El plazo tiene relación con los eventuales avances hacia una CGT única, pero fundamentalmente con los reclamos sindicales centrales. Algunos vienen del gobierno de Cristina Fernández, de Kirchner como la inflación y el “estancamiento” económico. Pero el primero de ellos se potenció tras el aumento de los precios de los productos básicos cuando empezó a hablarse de la salida del cepo como una realidad ante el triunfo de Macri.
“Hay que esperar a marzo para terminar de ver cómo impactó en los precios la devaluación”, afirmó ayer a este diario el secretario general del sindicato de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmidt, a la vez que titular de la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Catt), y el candidato más firme a liderar una CGT unificada como la que ayer pareció empezar a perfilarse.
Schmidt habló con Los Andes después de la reunión, en la sede histórica de la calle Azopardo, del secretariado de las tres distintas líneas de la CGT en procura de avanzar hacia la reunificación, atizada, por supuesto, por las primeras medidas que adoptó Macri.
El encuentro, que terminó con un documento luego de fuertes discusiones, reunió a las tres CGT: Azopardo de Hugo Moyano; Azul y Blanca, de Hugo Barrionuevo (estuvo hasta el jefe de los trabajadores rurales Uatre, Momo Venegas), y “Balcarce”, otrora afín al gobierno de Cristina Kirchner; de este sector no participaron los dirigentes de la corriente Masa, como el metalúrgico Antonio Caló (avocado al conflicto con Techint) y el mecánico Ricardo Pignanelli.
Además de coincidir en un próximo encuentro en Mar del Plata, la segunda quincena de enero, “camino a la unidad”, la reunión sirvió para reclamar un bono de fin de año compensatorio al menos de la inflación desatada en noviembre. Pidieron que sea mediante un decreto del presidente Macri. No le pusieron monto alguno al bono porque hay sindicatos que ese “ajuste findeañero” lo tienen contemplado en sus convenios colectivos, pero en voz baja hablaron de, por lo menos, 27%.
La demanda, a juzgar por afirmaciones de funcionarios nacionales, parecería ir a vía muerta. A principios de esta semana el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, como ayer el de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, coincidieron en que los incrementos salariales se resuelven única y exclusivamente en las paritarias.