Después de estar dividida durante el segundo cuatrienio de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y a ocho meses del inicio del de Mauricio Macri, la Confederación General del Trabajo (CGT) se reunificará mañana con la participación de sus sectores mayoritarios.
La vuelta a la unidad será posible gracias al paso al costado de los jefes de las CGT: Alsina: el metalúrgico Antonio Caló, que estuvo alineado al gobierno anterior; Azopardo: el camionero Hugo Moyano, doce años al frente de la misma; y Azul y Blanca, el gastronómico Luis Barrionuevo.
Pero de la reunificación no participarán corrientes internas que son minoría y cuyos máximos dirigentes están abiertamente identificados con el gobierno de Mauricio Macri, como el ruralista Gerónimo Venegas, del Movimiento de Unidad Sindical; o no tan abiertamente, caso del taxista Omar Viviani, del Masa (Movimiento de Acción Sindical).
Por el contrario, otro sector minoritario pero considerado como el ala “combativa” del sindicalismo cegetista, la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), que lidera el bancario mendocino Sergio Palazzo, participará del encuentro, aun cuando pugne por contar con mayor representación en la futura conducción.
Los 2.130 congresales representantes de 216 sindicatos se darán cita desde las 8.30 del lunes en el estadio de Obras Sanitarias del barrio porteño de Núñez.
Protagonizarán primero un congreso extraordinario que dará paso a otro ordinario consagratorio del triunvirato de conducción acordado por los tres sectores ya desde el plenario de secretarios generales de la CGT del 5 último: Juan Carlos Schmid (dragado y balizamiento) por el moyanismo; el “gordo” Héctor Daer (sanidad), también diputado nacional por el Frente Renovador de Sergio Massa, por la CGT Alsina, y Carlos Acuña (estaciones de servicio), diputado bonaerense massista, por la facción de Barrionuevo.
Una vez más, la conducción pluripersonal transitoria parece confirmar que es la única fórmula posible para lograr la unidad de la CGT ante un gobierno que representa un cambio de modelo económico y social de fondo respecto del anterior, más aún cuando no es de tinte peronista: un quinteto condujo la CGT postdictadura apenas asumió Raúl Alfonsín y un triunvirato (Moyano; Susana Rueda, de Sanidad, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias), en 2003, ni bien asumió Néstor Kirchner.
La fórmula del triunvirato será la resolución principal del congreso extraordinario de apertura, de modo de incorporar al estatuto de la CGT una cláusula de conducción colegiada de carácter transitoria, no definitiva, porque en este caso requeriría de una convocatoria con 90 días de antelación. También así se hizo cuando en 2003 se aprobó el triunvirato que, por un tiempo, condujo la central.
El mecanismo no es inocente. En tanto transitoria, quedaría sin fundamento alguno el argumento central de la impugnación por nulidad del congreso reunificador que presentará ante el Ministerio de Trabajo el ruralista Venegas. Eso desde el punto de vista legal, porque desde el político el jefe de “los peones rurales” de la Uatre aparece deslegitimado para abrir la boca.
“¿El “Momo” (por Venegas) se olvidó de que en 2004 fue secretario de Interior de la CGT conducida por un triunvirato gracias a una cláusula transitoria como la de ahora?”, se preguntó ante este diario uno de los principales operadores del sindicalismo peronista desde hace más de tres décadas.
Los dos ausentes en la reunificación (Venegas, por estar en contra de la unidad, y el taxista Viviani, por pretender una mayor cuota de poder), cuestionaron primero la conducción colegiada y luego confirmaron su faltazo. Su ausencia, sin embargo, no alcanzará para modificar el rumbo trazado. “A lo sumo tienen entre los dos un 30 por ciento del total de congresales”, dijo a este diario el futuro triunviro Schmid.
La cuestión pasa por dar a la CGT reunificada la máxima representatividad posible. De allí, por caso, que aún quedan por completar “cinco o seis secretarías”. Esas vacantes apuntan a conseguir el apoyo de sindicatos del Masa que tienen significación política, más que numérica de congresales: los mecánicos del Smata y Luz y Fuerza.
También es el caso, aunque distinto, de la combativa CFT del bancario Palazzo.