La tercera huelga general en los dos años y medio de gestión del presidente Mauricio Macri a la que finalmente convocó la CGT, con apoyo de las dos CTA y los movimientos sociales, fue ayer la mayor en su alcance y en su objetivo: produjo la casi total paralización del país, y detrás del reclamo, hasta hace poco impensado, de un cambio del modelo económico que impulsa el Gobierno nacional.
La conducción de la principal central sindical del país hizo un balance por demás positivo de la adhesión que tuvo el paro sin movilización, a la vez que dejó abierta la puerta para acceder a una eventual convocatoria al diálogo al eludir definiciones acerca de una profundización del enfrentamiento por medio de un plan de lucha.
Por su parte el Gobierno nacional, que seguramente dejará pasar unos días hasta renovar el convite a la mesa, no hizo más que lo habitual en estos casos, que es de meritar los reclamos del paro a partir de los números de la pérdida económica consecuencia del mismo, como también atribuirle una supuesta intencionalidad política, asociándolo a una presunto estrategia del Partido Justicialista (PJ).
Durante una visita al hospital de niños que lleva el nombre de uno de sus antepasados por parte materna, Macri dijo en Tandil, su ciudad natal, que los paros "no suman" y dejó abierta la posibilidad de convocar a la CGT a otra ronda de diálogo. Horas antes, desde el jefe de Gabinete, Marcos Peña, hasta los ministros del Interior, Rogelio Frigerio y de Trabajo, Jorge Triaca, había dicho lo mismo, aunque con énfasis en el carácter supuestamente político de la protesta, dada la condición peronista de la central.
Poco después, desde el Salón Felipe Vallese, en el primer piso de la sede histórico de la CGT, el triunvirato y la mayor parte del consejo directivo cegetista hicieron su propio balance y lectura política de la protesta. "Tuvo un altísimo nivel de acatamiento en todo el país", sintetizó, aunque sin dar porcentaje de adhesión, como es habitual, el triunviro Juan Carlos Schmid, flanqueado por sus pares Héctor Daer y Carlos Acuña.
Portador de la voz cantante Schmid dejó en claro que la huelga no tuvo otro propósito que reclamar “cambiar la orientación del modelo económico que está llevando al desastre al pueblo”, más aún con lo que a futuro supondrá el acuerdo con el FMI.
Los tres secretarios generales hicieron referencia a las situaciones previas que terminaron por desembocar en el paro general, como el diálogo reabierto por el Gobierno a principios de este mes y su fracaso antes de la segunda reunión, después de que la CGT planteara cinco demandas: además del cumplimiento del pago de las deudas a las obra sociales, prometido por el Gobierno en 2016, paritarias libres; eximición del pago de Ganancias del medio aguinaldo, suspensión de despidos por un semestre, y eliminación de cambios en el cálculo de la indemnización previsto en el paquete de reforma laboral que entró al Senado.
Los tres dejaron asentado que están dispuestos al diálogo con el Gobierno, a diferencias de otros sectores sindicales, como el "combativo" que lideran los Moyano junto a la Corriente Federal del bancario Sergio Palazzo.
En medio del paro el líder histórico de los camioneros, Hugo Moyano, le metió presión al trío cegetista después del paro "contundente". Dijo: "No se puede esperar mucho de este gobierno, que no es un cogobierno con el Fondo, sino que es un gobierno del Fondo. A ver qué hace la CGT. Espero que no caiga nuevamente en esa situación; si no, todos los esfuerzos y sacrificios que se hacen para una medida importante no van a servir para nada".