La conducción de la CGT ratificó hoy que el acuerdo alcanzado con el Gobierno nacional respecto de la reforma laboral no desvirtuó la filosofía del derecho del trabajo y preservó la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) en sus aspectos doctrinarios esenciales, y aseguró que esa iniciativa consensuada con el oficialismo "en nada se parece a la legislación sancionada en Brasil".
Por su parte, el jefe de gabinete, Marcos Peña, destacó hoy en una rueda de prensa en la Casa de Gobierno que el acuerdo logrado ayer con la cúpula sindical permitirá avanzar en "un nuevo marco de consenso muy amplio sobre la transformación de algunas normativas" laborales, de forma de "mejorar la capacidad de creación de empleo y de disminución de la informalidad y la litigiosidad".
Luego de analizar durante algunas semanas el proyecto original del gobierno, la CGT acordó ayer en la Sociedad Rural Argentina (SRA) con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, los "principios básicos" de la reforma laboral que el Ejecutivo enviará la semana próxima al Senado, excluyendo finalmente los disputados artículos sobre tercerizaciones, la reducción de las indemnizaciones y el llamado banco de horas.
Esos "puntos en discordia" fueron dejados finalmente de lado por el gobierno, lo que permitió alcanzar el acuerdo, ya que consensuar la reforma original hubiese significado modificar "la estructura y la filosofía jurídica del derecho del trabajo", según puntualizaron esta tarde varios dirigentes del consejo directivo obrero.
Ambas CTA (de los Trabajadores Argentinos y de la Argentina Autónoma) repudiaron el consenso alcanzado por el triunvirato cegetista y los cambios acordados y, de forma inmediata, convocaron a una protesta para el 6 de diciembre próximo, como habían adelantado ayer luego del "desayuno de trabajo" que compartieron -junto con la CGT- con el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder.
Para ambas corrientes, la reforma laboral impulsada por el oficialismo precarizará el empleo, destruirá los convenios colectivos y los derechos adquiridos, reducirá los salarios y la movilidad jubilatoria y vulnerará en un todo a jubilados y pensionados.
"La CGT solo acordó principios básicos de la reforma laboral que pretende sancionar el gobierno, pero aún no firmó nada", aclaró esta tarde un integrante del consejo directivo de la central obrera.
En especial, la CGT valoró que el gobierno haya dejado atrás el intento de modificar el cálculo de las indemnizaciones para el caso de despidos -continuarán tomándose en cuenta las horas extras y las comisiones- y subrayó sin embargo que el proyecto final debe ser analizado en su totalidad por el consejo directivo en su próxima reunión.
Para el triunviro Héctor Daer (sanidad), los consensos alcanzados despejaron los fantasmas de sanción de una reforma laboral a "la brasileña", y destacó el hecho de haber salvado "la integridad del derecho laboral" y "los derechos colectivos".
"Hay ignorancia sobre los límites de la negociación por parte de aquellos que sustentan una posición más terminante. Lo acordado no es la reforma de Brasil. Hasta se eliminó del proyecto original el banco de horas. Habrá un mecanismo para que unos 900 mil trabajadores en relación de dependencia y no blanqueados puedan ser formalizados y reconocidos sus derechos individuales y los aportes previsionales", explicó el dirigente.
Una nutrida delegación de la CGT y de ambas CTA partirá mañana hacia la ciudad italiana de Roma para participar la semana próxima, en el Vaticano, en un encuentro internacional junto con otras centrales sindicales mundiales, por lo que seguramente el proyecto final de reforma laboral será analizado por el triunvirato y el resto del consejo directivo de la Confederación hacia fines de este mes, dijeron las fuentes.
Sin embargo, los dirigentes de la CGT se preocuparon de forma previa a ese viaje de aceitar los mecanismos de diálogo con los legisladores del peronismo y sus aliados para determinar acuerdos básicos para el momento en que el proyecto comience a analizarse