Calle Vergara 142 del departamento de Maipú. Estadio Omar Higinio Sperdutti. Platea Guchone. En la tribuna miles de hinchas “botelleros” alentando con el corazón abierto y soñando con el retorno a la Primera B Nacional.
El calendario indica que es febrero de 2013 y el “Súper Dépor” es serio candidato al ascenso. Pelea cara a cara con un gigante del Interior como Talleres de Córdoba.
El entusiasmo de los hinchas es inmenso. Entre asado y reuniones de hinchas, desde el seno de un grupo de amigos, obviamente todos con sangre roja, negra y blanca, nació la idea de estar presentes en el Mundial de Brasil. Faltaban 14 meses pero siete personas confirmaron su presencia casi inmediata, sin consultas laborales ni familiares.
Lucir la camiseta del Cruzado en el Maracaná por ejemplo, se había convertido en una obligación más que un sueño. Corrían los días y el gran tema de conversación antes, durante y después del partido era viajar al Mundial. Se sumaban varios integrantes y se bajaban otros.
El número de pasajeros era siempre siete. Hotel, avión, micro, hostel, camping, departamentos, refugios, todo tipo de transportes y alojamientos fueron consultados.
Los precios, obviamente variaban de acuerdo a las comodidades y la cantidad de días. Hasta que un integrante, un día tiró: “¿Y si nos vamos en motorhome? Habría que alquilar uno y partir hacia Brasil todo el Mundial”.
Casi por decisión unánime la respuesta fue afirmativa. La búsqueda fue incesante y los sitios web especializados fueron consultados casi a diario. En Rosario encontraron una unidad que parecía un hotel 5 estrellas.
Walter Tirapu, socio fundador de la “Caravana Mágica” y coordinador casi absoluto de la travesía se encargó de las negociaciones. Chat, mensajes de texto, correos y hasta una visita personal a orillas del Río Paraná, aprovechando un viaje de su querido “Súper Dépor” a Sportivo Belgrano de San Francisco, provincia de Córdoba por el Argentino A, fueron algunas de las acciones que se llevaron a cargo para lograr la conquista de la “nave”.
Un motorhome equipado para 6 personas con asientos individuales, mesa, sillas, microondas, cocina, lavarropas, heladera, baño con ducha incluida, cuchetas, LCD con cable, wi fi y dvd. Un lujo.
Tras tres meses de intensas negociaciones, el chofer del vehículo, Fabián Piazza, un rosarino de 44 años, amante de las actividades aeronáuticas y simpatizante del fútbol rosarino en general (insólito no es de Central ni de Newell’s, “me gustan los dos” dice con una sonrisa enorme y sin vergüenza), selló el acuerdo con este grupo de mendocinos que querían pisar suelo brasileño en la Copa del Mundo.
La caravana estaba lista para partir. Arrancaba la cuenta regresiva. Sus integrantes eran: Walter, Diego Martín, Raúl Gatti (jefe de prensa del club), Pichu Pizzolato, Gitano y Lucas Cruseño.
Se sumó también Juan Suraci que, más allá de su amor por el Tomba, lo une una gran amistad con el grupo y fue testigo directo de la organización del viaje en la tribuna Guchone.
Con el correr de los meses varios integrantes por cuestiones laborales, principalmente, dieron un paso al costado. Ellos fueron Pichu Alemancito y los hermanos Cruseño.
Quedaban sólo cuatro integrantes del grupo original. Había que buscar dos pasajeros, más allá de los colores de sus camisetas. Ahora, ser de Maipú no era una condición indispensable.
Sin embargo, nadie se imaginaba un hincha de Gutiérrez dentro de la nave. Y así fue nomás, porque primero se sumó Pucho Villarroel (fanático de Andes Talleres) y luego Diego Astorga, periodistas de diarios locales.
El grupo estaba conformado. Empezaba la cuenta regresiva para llegar al Mundial.
Entradas: un dolor de cabeza
Definido el tema del transporte y el alojamiento en Brasil el objetivo principal era conseguir las entradas para los partidos de Argentina. Llegó la venta a través del sitio oficial de la FIFA y ningún integrante de la Caravana salió sorteado en las primeras dos fases de venta.
Desilusión absoluta. Comenzaron las llamadas a distintos contactos en AFA y los teléfonos siempre dieron ocupado o fuera del área de cobertura.
Sin embargo, en la tercera fase de venta y en la cual se ingresaba por orden de solicitud y no sorteo, llegaron las primeros pasaportes.
Todos accedieron al partido de Argentina vs. Irán en Belo Horizonte y solamente dos pudieron adquirir para el tercer partido de la Selección en Porto Alegre contra Nigeria.
Un ticket llegó por FIFA y otro en el mercado paralelo, compra que superó el 200 por ciento del valor real de la entrada. Reglas del juego en este tipo de competencias.
Con respecto a la etapa de eliminación directa, sólo dos integrantes adquirieron para cuartos de final a través del sitio oficial. Los valores de reventa para ese mismo partido en la sede de Brasilia (siempre y cuando Argentina finalice primero en su grupo) ascienden a 800 dólares como mínimo.
Una locura mundial por donde se lo mire o analice. Más allá de las pocas localidades adquiridas, los integrantes de la “Caravana Mágica” partieron rumbo a Brasil el jueves 12 de junio desde la terminal de ómnibus de Mendoza.
Primera parada: Rosario
La “Chicago Argentina”, ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, fue el primer destino desde que abandonaron Mendoza.
Sin embargo, no hubo tiempo ni para conocer el Monumento a la Bandera. Sólo a 100 metros de la terminal estaba Fabián Piazza con su "Nave", un motorhome Scania modelo 83, con el motor prendido y esperando el trasbordo.
El reloj marcó las 8 en punto y arrancó la etapa II del viaje con destino final: Brasil. Llegó la primera estación de servicio y había que llenar el tanque de gasoil.
"Tanque lleno señorita", entró la manguera y se depositaron 250 litros, equivalente a 750 kilómetros. Consumo promedio, de 25 a 30 litros cada 100 km, todo dependiente del estado de la ruta.
Asado de mediatarde
Cómo máximo el motorhome puede hacer 100 km por hora. Se aprovecha al máximo cada parada. La idea de todos era ver el partido de España, último campeón del Mundo y Holanda.
Cuando el reloj marcó las 15.45 se “clavó el ancla”, así lo definió el chofer y el pueblo “Sauce de la Luna”, límite entre Entre Ríos y Corrientes fue nuestro gran anfitrión.
Polideportivo Municipal, churrasquera y la antena de cable recargable entró en acción. Mientras unos hacían el asado y otros la picada, los goles de Holanda levantaban temperatura como las brasas. Asado a las 17.30. Sin dudas, una experiencia única.
Federal, la gran compra
La siguiente parada fue en el centro del departamento de Federal, provincia de Entre Ríos, con una superficie de 5.060 km², y una población aproximada de 26. 928 habitantes.
Autoservicio chino y llegó la compra general. Desde leche larga vida, hasta papel higiénico y una que otra botella de fernet. Como si fuéramos una gran familia.
Noche en la frontera
Pasos de los Libres, límite entre Corrientes y Uruguaiana, (Brasil), fue el primer descanso de la Caravana Mágica. El reloj marcaba las 2 de la mañana del sábado 14 de junio.
Trámites en ambas aduanas. Tiempo para recargar nafta, cambiar los últimos pesos argentinos y pisar suelo brasileño. Entramos por la puerta grande, ojalá volvamos todos con la Copa del Mundo. Nosotros, también jugamos nuestro Mundial.
Rio celeste y blanco
Río de Janeiro es el corazón del Mundial porque es la sede que mejor refleja la pasión y la alegría con la que gran parte del pueblo brasileño esperó esta competencia, pero hoy los colores que dominaron las pasarelas de las playas de Copacabana fueron el celeste y blanco de los argentinos a la espera del debut en el Maracaná.
Las calles que enfrentan al balneario carioca más popular fueron las elegidas por cientos y cientos de argentinos de distintas parte del país, muchos de los cuales utilizaron recursos que quizá jamás imaginaron y sólo aceptan porque quizá sea la única manera de vivir un Mundial.
Combis adaptadas como mini departamentos para cinco personas, un automóvil en el que duermen cuatro amigos bahienses o un viejo ómnibus. Todo sirve si se trata de vivir un Mundial.
De a pie, en autos, combis y ómnibus, todos ellos desprolijamente estacionados frente al lugar en el que se realizará la Fan Fest, los hinchas, con banderas, camisetas, o algún elemento que los distinga como tales, inundaron las populares playas de esta ciudad.
Un ómnibus jujeño, con el escudo de Gimnasia y Esgrima de Jujuy en el centro, era la vedette, con banderas en el techo y ploteada especialmente para la aventura mundialista.
Con un detalle que pinta a la perfección el espíritu del viaje: en el techo, sobre un porta equipaje de hierro, una buena cantidad de leña y una parrilla.
Como ellos, tantos otros. De Salta, Tucumán, Rosario, Bahía Blanca, Liniers, San Miguel, La Plata y muchos otros puntos del país. Todos con algo celeste y blanco y sonrisas inmensas.
Como pocas veces antes, Río fue argentina. Una multitud de argentinos tomó la playa de Copacabana en una reunión convocada a través de las redes sociales y propagada rápidamente por el boca a boca.
Decenas de policías trataban de contener la celebración para evitar cortes de tránsito, y usaban gas pimienta de corto alcance para que la gente no desbordara la avenida Atlántica, una de las vías más transitadas de Río de Janeiro que bordea la famosa playa.