Hace exactamente un año Mendoza vivía una jornada histórica: más de 15 mil personas colmaban las calles del centro mendocino para reclamar políticas públicas contra la violencia de género bajo la consigna #NiUnaMenos. Pese al clamor popular, la situación no mejoró para las mujeres argentinas y nuevas víctimas obligaron ayer a volver a levantar las banderas.
La esquina de San Martín y Garibaldi fue el punto de concentración para los manifestantes que, a partir de las 17 y a pesar de la incómoda lluvia, comenzaron a llegar en gran número con carteles y reclamos enmarcados en una causa común: “Basta de violencia contra las mujeres”.
Exactamente una hora y diez minutos más tarde de lo pactado, a las 18.10 comenzó a moverse la columna de gente hacia su destino final: la Legislatura. Para ese momento, más de 4.000 manifestantes, camuflados entre otros miles de paraguas, volvían a demostrar la necesidad urgente de medidas concretas y efectivas contra este flagelo.
Una bandera de vereda a vereda demarcaba la cabeza de la marcha. Las manos que la llevaban no fueron elegidas al azar: eran manos que representaban justamente el por qué del hartazgo manifiesto en la franja de la sociedad que salió a la calle.
Familiares de Marina Menegazzo y María José Coni, las chicas mendocinas asesinadas en Ecuador, y de Alejandra Rodríguez, la mamá de Trini, la nena de 8 años violada, asesinada y calcinada en Maipú, representaron el pedido de miles de víctimas.
“No quiero tu piropo, quiero tu respeto”, “Para decir #NiUnaMenos debemos dejar de criar princesas indefensas y machitos violentos”, rezaban algunos de los cientos de carteles que se observaron en la manifestación.
Bajo una intensa lluvia, la gente marchó por San Martín hasta Las Heras para luego doblar por Patricias Mendocinas hasta el punto de desconcentración, la Legislatura. Cuando todos llegaron, un improvisado escenario los esperaba. Los primeros oradores fueron los familiares de víctimas de femicidios.
“La mataron porque somos pobres; donde yo vivo no hay seguridad. Sólo quiero que se haga justicia”, clamó la madre de Trini.
Paula Menegazzo, hermana de Marina, optó por resumir el significado de la protesta en una sola frase: “No hay grito más fuerte que el silencio”.
“Mi hija está en terapia intensiva por un golpeador que anda suelto. Si alguien ve a ese hijo de puta por favor avisen a la Policía. ¡Vamos hija que vas a salir adelante!”, fue el grito de desahogo de la madre de Florencia Cataldo, la adolescente maipucina que permanece en terapia intensiva luego de la brutal agresión de su ex pareja, Oscar Andrada.
En todo el país
La convocatoria por el #NiUnaMenos se repitió en todas las grandes ciudades del país, donde centenas de miles de personas autoconvocadas y organizaciones sociales y políticas marcharon en repudio a la violencia de género y en reclamo de justicia.
Pese a que la marcha del año pasado multiplicó las denuncias y generó conciencia en la población, los asesinatos de mujeres mermaron y sumaron 66 en los primeros tres meses del año, a razón de tres casos cada cuatro días.
Desde la marcha de 2015 hasta hoy se registraron 275 femicidios, según datos de la ONG Casa del Encuentro, la única en realizar la estadística desde 2008.
Chiara, el femicidio que inició todo
La causa por el femicidio de la adolescente Chiara Páez en la ciudad santafesina de Rufino, que motivó hace casi un año las marchas Ni Una Menos, tiene como único detenido a su novio, ya que los exámenes de ADN practicados a objetos de la madre y el padrastro de este chico resultaron negativos.
Los adultos habían sido imputados como partícipes primarios del crimen por el fiscal Mauricio Clavero, quien ahora espera nuevos estudios genéticos para poder probar su teoría del caso.
Por decisión de la Cámara Penal de Venado Tuerto, la madre del confeso autor del crimen y su padrastro permanecen en libertad desde junio del año pasado. Verónica Páez, madre de Chiara (14), encabezó ayer un acto masivo en la plaza Sarmiento, de Rufino.
“Seguimos trabajando con el fiscal para lograr que se detenga a todas las personas que tuvieron que ver con el crimen de mi hija. Se están tratando de reunir nuevas pruebas”, explicó la mujer.
La adolescente desapareció la madrugada del 10 de mayo del año pasado y tras una intensa búsqueda, que incluyó un rastrillaje del que participaron vecinos de Rufino, fue hallada enterrada en el patio de la casa de su novio, Manuel M. (17), quien luego confesó el crimen ante la Justicia de Menores. El adolescente es el único detenido en el caso a la espera del juicio.
Los otros dos imputados en la causa son Carolina Gallegos (35) y Carlos Cerrato (44), la madre de Manuel y la pareja de ésta, a quienes el fiscal Clavero acusó de "homicidio calificado por femicidio y aborto no consentido" por la víctima. Ambos están libres porque la Cámara consideró que no había pruebas para incriminarlos. Télam