En el Gran Mendoza se vive, en términos generales, muy bien, mientras que en las áreas rurales la calidad de vida es la peor de todo el territorio provincial. Los datos surgen a partir de un estudio realizado por científicos del Conicet que revela con precisión cómo viven los argentinos.
Un equipo de investigadores desarrolló un mapa interactivo que permite conocer el nivel de calidad de vida sobre la base de dos grandes grupos de indicadores, en los más de 52.000 radios censales en que se divide la Argentina. Así, cuanto mayor es el índice en determinado lugar, más verde se lo verá el mapa, mientras que el rojo indica lo contrario.
El trabajo, que se desarrolló a lo largo de 20 años, fue realizado interdisciplinariamente en colaboración con el grupo que dirige Alejandro Zunino, investigador principal del Conicet en el Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil (Isistan, Conicet-UNCPBA).
Tal como afirmaron los investigadores, el estudio es útil por razones diversas, y puede dar desde información para viajeros que quieren obsevar cómo se vive en cierto lugar hasta ofrecer un muestrario que ayude a encarar políticas de Estado.
Buenos y malos
Según determinaron los especialistas, entre las regiones del país, Cuyo se encuentra en "la mitad de la tabla", con un puntaje de 6,91 sobre 10, mientras que en la Patagonia es donde se vive mejor, con un promedio de 7,03. Les siguen la región pampeana, con 6,93 puntos. Entre los peores ubicados aparece la región metropolitana de Buenos Aires (6,77), el Noroeste argentino, con 6,33 y el Noreste argentino, con 6.01.
Si se observa el detalle entre provincias, observando la proporción territorial, vemos que el área cordillerana de San Juan tiene mejor calidad de vida, en general, que nuestra provincia. Aquí se marca en verde al Gran Mendoza y algunos núcleos poblacionales específicos, como San Rafael o Malargüe.
De todas maneras, haciendo foco con mayor detalle, se evidencia que pueden convivir áreas con muy buena calidad de vida junto a otras que tienen la peor. Para dar un ejemplo se puede citar que quienes viven en los alrededores del Parque San Martín (hacia el este calle Boulogne Sur Mer), tienen condiciones muy superiores (9,3) que los que viven al oeste del pulmón verde, como los vecinos del barrio La Favorita (6.2).
"En los lugares donde se vive mejor, habitualmente se observan factores positivos como la presencia activa del Estado: hay mejor vivienda o educación. Son zonas que tienen beneficios generales desde hace tiempo", explicó el investigador superior Guilermo Velázquez, del Instituto de Geografía Historia y Ciencias Sociales del Conicet, desarrollador del estudio.
"De todas formas podemos ver que en el Gran Mendoza se ve un verde intenso y a poca distancia anaranjado o rojo. Esto puede revelar que hay un barrio privado y al lado un asentamiento", agregó.
Por otra parte, señaló que los lugares con peor calidad de vida son zonas productoras de matera prima, sin industrialización y expulsoras de su población.
"En el caso del Este mendocino se puede ver que se trata de zonas de travesía", añadió el especialista.
Socioeconómicos y ambientales
Según explicó Velázquez, para definir qué tan bien vive la gente que reside en un área determinada tomaron dos grandes grupos de indicadores: los "socioeconómicos" y los "ambientales". En relación con los primeros, se tuvieron en cuenta datos vinculados con la educación, la salud o la vivienda.
En tanto, en los denominados ambientales se atendieron problemas que pueden tener impacto negativo sobre el bienestar de los residentes –como inundabilidad, sismicidad, asentamientos precarios o contaminación– y lo que se llama "recursos recreativos" –que pueden ser "de base natural", como las playas, relieves, balnearios o espacios verdes, o "socialmente construidos", es decir, teatros, centros deportivos u otras actividades de esparcimiento– que favorecen una mejor calidad de vida.
La ecuación
Actualmente, la ecuación que utilizan los investigadores para calcular el índice de calidad de vida (ICV) en diferentes puntos del país atribuye un 60% del peso a los diversos componentes socioeconómicos y un 40% a los ambientales.
No obstante, la importancia otorgada a los datos ambientales ha crecido –antes, pesaban sólo un 20%– en virtud de la mayor y mejor disponibilidad de información y el mayor reconocimiento social de su valor respecto del bienestar de la población.
"La calidad de vida es un concepto relacionado con el bienestar de las personas. En ese sentido, depende de ciertas bases materiales, pero está lejos de reducirse a ellas. Si la calidad de vida se redujera meramente al consumo o a algunos indicadores socioeconómicos básicos, sería mucho más sencillo estimarla", explicó el investigador. Y completó: "Sabemos que se trata de un fenómeno más complejo en el que también entran en juego variables de otro tipo, que tienen que ver con la escala de valores de la sociedad y las expectativas de progreso histórico".
Para cambiar
Velázquez aseguró que, en términos generales, lo coyuntural influye poco en las condiciones de calidad de vida y que lo que debe observarse es lo estructural. "A partir del estudio los resultados no nos sorprendieron demasiado, porque es algo que ya venimos observando hace años. Pero por esta misma razón lo que nos sorprende es la estabilidad que hay. Por ejemplo, las zonas que en 2001 estaban mal, en 2010 seguían igual casi en un 95% de los casos", indicó el investigador.
Además, Velazquez señaló determinados cambios que podrían modificar el índice a largo plazo. "Los cambios los producen las mejoras en vivienda, en la baja de la tasa de mortalidad infantil, la escolarización o la reducción de contaminación", detalló.
También dijo que si la naturaleza no "ayuda" –por ejemplo en lugares donde no hay mar o lagos– la gestión gubernamental sí puede contribuir con aspectos que mejoren la calidad de vida de los habitantes. "Incluso lugares en rojo intenso del mapa pueden pasar a ser verdes, aunque no es lo común", admitió.
Por otra parte aseguró que no todo debe caer en la acción estatal, ya que los ciudadanos pueden contribuir cuidando el medioambiente, visibilizando buenas prácticas o las empresas pueden generar riqueza con su aporte.
El software utilizado para el mapa interactivo
Alejandro Zunino -investigador principal del Conicet en el Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil (Isistan, Conicet-UNCPBA)-, desarrolló este mapa interactivo que permite conocer el nivel de calidad de vida en los más de 52.000 radios censales en lo que se divide la Argentina.
Cuanto mayor es el índice en determinado lugar, más verde se lo verá el mapa, mientras que el rojo indica lo contrario. "El desarrollo de este software significó para nosotros un enorme desafío desde el punto de vista informático, dado que implica que en tiempo real se transfieran, a través de la red, una cantidad de datos y se permita, a su vez, un número y un tipo de operaciones -con alto grado de precisión y detalle- poco frecuentes en aplicaciones de mapeo por internet", explica Zunino.
La interacción con la aplicación permite a los usuarios notar que existen provincias o regiones de la Argentina en las que, bajo una primera mirada, parecería que la calidad de vida es homogéneamente buena o mala. Sin embargo, al hacer "zoom" se observa claramente que hay zonas dentro de esas áreas cuya realidad – en términos de calidad de vida– contrasta con la situación general que las rodea: así ocurre, por ejemplo en sectores céntricos de ciudades localizadas en regiones pauperizadas, que contrastan con el resto, o, aún más en detalle, con los barrios de emergencia o los "countries" en algunos centros urbanos
Puntajes de puntos diversos de nuestra geografía
Kilómetro 0 (Ciudad): 8 puntos
Villa Nueva (Guaymallén): 7,6 puntos
Chacras de Coria (Luján de Cuyo): 9,3 puntos
Independencia y San Martín (Las Heras): 7,1 puntos
Barrio Sol y Sierra (Godoy Cruz): 5,3 puntos
Uspallata (Centro): 7,8 puntos
El Sosneado (San Rafael) 6,6 puntos
Lavalle Ruta 142 (límite con San Juan por Encón): 2,7 puntos
Este Ruta 143 (General Alvear) 4,9 puntos
Ruta 89 Las Carreras (Luján de Cuyo/Tupungato): 5,5